"Un escritor solo está realmente vivo cuando escribe"

El autor mallorquín publica Reyes de Alejandría (Alfaguara), un relato de formación intelectual y sentimental

Si bien se dice "poeta ante todo", José Carlos Llop (Palma de Mallorca, 1956) entrega cada cierto tiempo un libro en prosa (un diario, una novela, un ensayo) que confirma su versatilidad literaria. Llop anda desde hace años inmerso en un ambicioso proyecto ("no hecho a conciencia", dice) de narraciones memorísticas, que va de Solsticio, su libro sobre los veranos de la infancia, a El informe Stein o En la ciudad sumergida. En un capítulo de este último se anticipaba el relato de juventud que llega a las librerías ahora, Reyes de Alejandría (Alfaguara), en donde el escritor revive, entre Palma, Barcelona y París, y la música de Bob Dylan, David Bowie o Neil Young, su formación sentimental en la década de los setenta.



Pregunta.- ¿De dónde viene la idea de este libro?

Respuesta.- Nunca escribo planificando. Escribo los libros que tengo necesidad de escribir, el libro va incubándose lentamente en la mente y cuando se cristaliza la primera idea empieza la escritura propiamente dicha; ese periodo no es muy largo, es mucho más largo el proceso de elaboración mental o intelectual de la novela. En todo caso la escritura nunca es un trámite. La escritura es vida. Cuando un escritor solo está realmente vivo es cuando escribe.



P.- ¿Se reconocerá en Reyes de Alejandría su generación por encima de otras o cree que es un relato más transversal?

R.- La literatura, cuando es literatura, es transversal siempre. Pero aquí hay un relato generacional. Lo que pasa es que es el relato de un grupo dentro de una generación al que tampoco pertenecimos tantos y del cual muchos han muerto. Pero creo que a las generaciones que no conocieron eso sí que puede interesarles, así como a las que lo vivieron, pero ya lo han olvidado.



P.- Diarios, poesía, narrativa... ¿un género distinto para expresar cosas distintas o mismas ideas en vehículos distintos?

R.- Mi literatura forma toda ella un bloque. Y la manera de manifestarse son distintos géneros. Pero lo esencial para mí ha sido siempre la poesía, es el árbol del que nace todo lo demás. Yo empecé escribiendo poemas y continúo escribiendo poemas y me gustaría que escribir poemas fuera lo último que hiciera, lo último que desapareciera de mi escritura.



P.- De hecho, fue usted un prosista tardío...

R.- Un narrador tardío, sí. Escribí mi primera novela con 38 años, aunque antes había publicado un par de libros de relatos. Yo nunca imaginé que sería narrador, al contrario de lo que pensaban quienes me conocían.



P.- En su última entrevista con El Cultural, Sánchez Ferlosio dijo que sentía una vergüenza terrible al recordar su juventud. ¿Cree usted que es inevitable sentir algo parecido al mirar atrás?

R.- Según como se haya vivido. Yo vergüenza no siento, si no no habría podido escribir este libro. Ni tampoco la siento al escribir sobre la infancia. O sobre años más tardíos. Si tuviera vergüenza de escribir algo, no lo escribiría. Al abordar mi juventud trato de revivirla. Revivir es existir. Toda mi literatura se basa en el tiempo y en la memoria. El tiempo es algo que literariamente me interesa mucho, el estiramiento del tiempo, la proyección de un tiempo pasado sobre un tiempo presente. Y al revés también, la mirada como un retratista de cámara o de grandes paisajes y como elemento de ficción. Es decir, me interesa cómo la memoria reelabora un hecho real para contarlo de una manera distinta, no opuesta, pero sí distinta.



P.- Parece que en el libro predominan las influencias musicales, pero lo cierto es que es profundamente literario. Habla de la necesidad de inventarse vidas para escapar.

R.- Sí, porque en aquella época la música era nuestra religión, pero la literatura eran nuestros evangelios. Y yo recuerdo vivir la vida como una novela, que es algo que de alguna forma me ha quedado después. Vivir la vida como una novela es una experiencia apasionante y es una de las maneras de no aburrirse nunca. Yo nunca me he aburrido.



P.- Está muy presente en el libro París. ¿Es preferible París como mito, o como deseo, que como realidad?

R.- En el libro París aparece como realidad, en este caso no como mito ni como cuidad literaria, sino como realidad o como homenaje. El origen del libro se me ocurrió estando en una habitación de un hotel en París.



P.- ¿Qué importancia tiene París en su formación literaria?

R.- Yo creo que no hay escritor para el que París o la literatura francesa no sean especiales. Aunque sea un escritor anglófilo. A mí me influyó más en mi juventud la novela inglesa que la novela francesa, pero eso da igual: yo a la literatura francesa le debo mucho y desde luego a Francia también.



P.- Su obra es, de hecho, muy valorada en ese país. ¿A qué cree que se debe esto?

R.- Debe ser una sentimentalidad familiar, pero no lo sé. Yo lo que siento sobre todo es agradecimiento.



P.- ¿Y siente, efectivamente, que su obra es más valorada fuera que en España?

R.- No, para nada. No calibro así nunca mi literatura. De mis libros lo que me interesa es escribirlos y es importante, claro, tener lectores luego, pero me da igual de dónde sean.



P.- Leyendo la larga enumeración de las cosas que le gustaban de joven, se me ha ocurrido preguntarle: ¿a medida que uno va cumpliendo años le van gustando menos cosas?

R.- A medida que uno cumple años puede vivir con muchas menos cosas, esto es verdad. Todo se convierte en más esencial y se necesita vestir menos las cosas.



P.- Hay un cierto periodo de resta, ¿no es esto? En la juventud uno quiere leerlo todo, verlo todo, escucharlo todo...

R.- Y después llega el tiempo de la relectura, de escuchar las mismas músicas. Uno se mantiene fiel a ciertas cosas porque en ellas siempre encuentra algo diferente.



P.- El narrador del libro, antes de escribir por las mañanas, se pone siempre Like a Rolling Stone...

R.- Este un regalo que le hice yo al narrador... Las mañanas de escritura lo primero que hago, antes de empezar, es ponerme Like a Rolling Stone, es una canción que da una maravillosa energía para escribir.



P.- ¿Es disciplinado para trabajar?

R.- Intento escribir prácticamente todos los días, no necesariamente a la misma hora, sino a las horas que tengo. Me gusta mucho escribir por la mañana los fines de semana y en vacaciones y en las excedencias que pido para escribir.



P.- Bowie aparece también en su libro como otro mito juvenil junto a Bob Dylan. ¿Qué supuso la música del británico para su generación?

R.- Bowie representa un giro en el tiempo, una de esas fuerzas que abren una dimensión distinta que antes no existía.