Image: Iban Zaldua

Image: Iban Zaldua

El Cultural

Iban Zaldua

"El disco, sobre todo en su forma de LP, era algo más que música"

21 octubre, 2015 02:00

Iban Zaldua. Foto: Álvaro Anta

El escritor publica el libro de relatos Biodiscografías (Páginas de Espuma)

The Beatles, The Kinks, Deep Purple, Krafwerk, The Jam, New Order, The Smiths, The Cure, The Stone Roses, Los Planetas... Ésta es tan solo una parte de la selección musical que Iban Zaldua (San Sebastián, 1966) ha compilado en su libro Biodiscografías (Páginas de Espuma), que aparece ahora en español tras publicarse en Euskera. El escritor parte de un disco determinado de cada uno de estos grupos para elaborar un cuento, en los que podemos encontrar desde escenas costumbristas a relatos de ciencia ficción o de terror, también con una gran variedad de estilos: entrevistas, cartas, memorias... El resultado es un libro que funciona como una carta de amor a la música popular y a unos hábitos de consumo ya pasados de moda pero que no pierde la ocasión de generar una amplio abanico de emociones en el lector, casi siempre gracias a un final inesperado. Biodiscografías, ilustrado por Alaitz Alberdi, se suma así a otros libros de relatos de Zaldua como Mentiras, mentiras, mentiras (2006), La isla de los antropólogos y otros relatos (2002) o Porvenir (2009) y novelas como Si Sabino viviría (2005) o La patria de todos los vascos.

Pregunta.- ¿Cuál fue el origen de este libro?
Respuesta.- La música siempre ha estado muy presente en mi vida y ya se filtraba en muchos de mis cuentos anteriores, incluso tenía ya algún relato elaborado a partir de lo que me sugería un disco en concreto por lo que pensaba que era un experimento que podía funcionar. Empecé a utilizar los discos que suelo escuchar para construir ficciones a partir de lo que me sugerían. Mi idea era hacer esto de manera sistemática hasta que se agotara esa vía. Fui publicando los resultados del experimento en una revista y después recopilé los mejores relatos para el libro mientras iban surgiendo otros. Finalmente se publicó en Euskera en 2011 con el mismo título y ahora sale esta versión en castellano a la que se le ha añadido algún cuento, le he quitado algún otro... En resumen es una versión ampliada del libro en Euskera.

P.- ¿A qué responde la selección de los discos?
R.- No hice ninguna selección previa, más allá de limitarme a lo que tengo en mi discoteca. Si hubiera elegido unos álbumes concretos para escribir los cuentos la lista de discos seguro que hubiera sido diferente, algunos coincidirían pero otros no. Pero simplemente tiré de lo que suelo escuchar. Ha salido una lista un poco ecléctica porque aparecen algunos de mis discos preferidos y otros que son un poco más raros o extraños pero que me hacían un click en la cabeza. Después los escuchaba enteros para ver que podía surgir de ahí.

P.- La selección musical está descompensada por décadas. Por ejemplo, los años ochenta están mucho más presentes que los noventa o la primera década del 2000...
R.- Sí, sin duda. Los años ochenta coincidieron con mi paso de la adolescencia a la juventud y la música de esa época se te queda fijada en algún lugar del cerebro, por eso los discos de aquellos años son los que más argumentos e historias me han sugerido. Todo esto está un poco relacionado con el título, con la vida y la biografía... Aunque no es autobiográfico, es un libro de ficción o por lo menos es tan autobiográfico como cualquiera de mis libros de cuentos.

P.- ¿La música actual ha perdido algo de chispa?
P.- No me parece peor, en todo caso el que está peor soy yo. Creo que es diferente aunque es cierto que hay mucha repetición y mucha llamada a la nostalgia, aunque es normal y también pasa en el mundo del cine y en otras materias. Te marca mucho la edad, te hace vivir con más pasión una época y después funcionamos con esos recuerdos. Pero no soy de los que piensan que cualquier época pasada fue mejor. Intento escuchar música nueva y estar al día pero es inevitable volver una y otra vez a tus clásicos. Lo que más noto es que hoy en día los números uno o lo que suena en la radio es más plano mientras que antes podían ser cosas no tan comerciales u obvias. Sin embargo se sigue haciendo muy buena música.

P.- El libro trasmite una cierta nostalgia respecto a la forma de consumo de la música...
R.- Sí, puede ser. Si alguien que esté pasando la adolescencia ahora se propusiera dentro de 30 años escribir un libro de estas características es evidentemente que no hablaría de las mismas cosas. Sigo consumiendo el formato físico y utilizo internet para explorar un poco lo que hay y para guiar mis compras... Antes era otro mundo y otra forma de relacionarnos con la búsqueda y con el hecho de compartir música. Hablo de las tiendas de discos, de la importancia que podían tener las portadas, de las grabaciones de cintas... Se puede ver como nostalgia pero también como el testimonio de una manera de relacionarse con la música.

P.- El leitmotiv es la música pero el libro trasciende este campo hacia otros temas...
R.- Sí, hacia los que suelen influir habitualmente en mi cuentística, en mi manera de hacer literatura: los recuerdos, la soledad, las relaciones de pareja, la historia reciente del País Vasco, el conflicto Vasco, la literatura en si misma, la metaficción... Aunque quizás este libro tiende más hacia el realismo que otros míos, también hay sitio para el género fantástico. El género fantástico a la hora de trasmitir ciertas ideas o reflexiones me parece muy útil.

P.- También hay una gran variedad de estilos y formas, desde una entrevista a una carta, pasando por diálogos... ¿Cualquier tipo de acercamiento es válido para un cuento?
R.- Es la ventaja que tiene el género aunque quizás en este caso es más libro porque tiene un hilo conductor claro. Pero ese eclecticismo lo he practicado siempre y la variedad es de hecho una de las mejores cosas del género. También se puede dar en la novela pero es más difícil.

P.- El libro está ilustrado con reinterpretación de las portadas de los discos realizadas por Alaitz Alberdi...
R.- Para mí el disco, sobre todo en su forma de LP, era algo más que música, era un ente físico en el que también cumplían su papel las fotografías o los dibujos de la portada, el grafismo, la información de la carátula o de las hojas interiores... Quería reflejarlo de alguna manera en el libro y por eso decidimos hacer esas versiones de las portadas, en las que Alaitz, además de hacer referencia a las portadas originales, introduce elementos ligados a los cuentos que las acompañan.