Darío Facal

El dramaturgo y director estrena este jueves en el Teatro Español una atrevida versión, "fiel y sin miedos", de El burlador de Sevilla.

Seducción, risa, erotismo, corrupción, honor, sexo, ética, venganza… El teatro de Darío Facal hace temblar siempre las butacas por orgánico y visceral. Por directo. Lo mismo da que sea desde la convulsa pasión amorosa de Las amistades peligrosas, desde la atalaya shakesperiana (en su reciente Sueño de una noche de verano) o de la comedia más hilarante (Las rusas, De par en par). Facal saca su teatro de las entrañas, le inocula todo tipo de munición emocional hasta hacerlo estallar en las nunca indiferentes retinas del público. Dos muestras de ello están estos días sobre el escenario. Este jueves estrena en El Español El burlador de Sevilla, el texto atribuido a Tirso de Molina con el que echa a andar el mito de Don Juan, y en los Teatros Luchana puede verse la insólita y provocadora Porno Star.



Pregunta.- ¿Qué elementos ha introducido para actualizar este Don Juan?

Respuesta.- En realidad considero que mi trabajo consiste en intentar comunicar las obras de la forma más justa y menos intervencionista posible. En el caso de El burlador de Sevilla estimo que la mayoría de los temas que la atraviesan resultan perfectamente modernos. Lo único que necesitan es llevarlos a escena sin academicismos ni miedos. Es la única forma de hacer justicia al texto.



P.- ¿Qué pautas ha seguido para esta adaptación "sin academicismos"?

R.- Suavizando la oscuridad del verso, esclarecer ciertas complejidades de la trama, rescatar el sentido del humor del texto e intentar que los siglos que nos separan no dificulten su disfrute.



P.- ¿Ha acentuado el elemento erótico?

R.- Lo he tratado con total naturalidad. No creo que se haya acentuado en absoluto, tan sólo hemos intentado representar lo que ya está en el texto. El burlador de Sevilla es una obra que tiene una profunda pulsión erótica y hedonista y hemos pretendido que el espectador disfrute de una experiencia plástica y sensual.



P.- ¿Se ha tratado bien en España a este "burlador"?

R.- Un texto como este, génesis de un mito universal, quizá debiese tener más presencia sobre nuestros escenarios. Posiblemente, la obra no goce de la popularidad de otras versiones posteriores del mito, quizá por la crudeza, violencia y valentía con la que  aborda temas como la corrupción, el sexo o la represión moral. Todos ellos asuntos de una enorme vigencia. Creo que es, de todas las obras que abordan el mito de Don Juan, la más oscura, la más explícita y la más perturbadora y es probable que esto sea lo que la ha relegado a un segundo plano frente a otras versiones menos incómodas, menos controvertidas y que se ajustan mejor al gusto conservador.



P.- ¿Qué le diferencia de los personajes de Zorrilla, Mozart...?

R.- Considero que el de Tirso, o más bien el que le atribuimos a Tirso, es el menos intelectual de todos ellos. Para mí, este Don Juan se diferencia de los demás porque es un personaje más primordial e instintivo.



P.- ¿Tiene espacio el mito de Don Juan en el siglo XXI?

R.- Hay que ensanchar la comprensión que se tiene de Don Juan y observar su dimensión política, ver cómo busca pervertir y violar unas normas que considera hipócritas, falsas y represivas. En cierto modo es un ser demoniaco que pretende destruir los valores morales de su época y que se rebela contra la represión mientras ataca la falsa moral. Nos seduce con su amor a la vida y sus ganas de gozar al tiempo que nos resulta repulsivo por su falta de principios y por su falta de respeto hacia todo lo que le rodea.



P.- ¿Qué hay de subversivo en su comportamiento?

R.- Todo. Y por eso es necesario que cuando termine la representación nos hagamos ciertas preguntas sobre el orden moral y social de nuestra sociedad. Sin duda es la valentía del texto, unido a la fuerza de sus situaciones dramáticas y a la belleza de sus imágenes y versos lo que hace de El burlador de Sevilla una de las obras más importantes de todo el teatro español del Siglo de Oro.



P.- ¿Cómo refuerza la puesta en escena este Don Juan "primordial e instintivo"?

R.- Construyendo una experiencia sensual, plástica, teatral, poética y musical con la que los espectadores pueden sumergirse en su universo. Espero que el espectáculo resulte tan perturbador, poético, bello, polémico y contradictorio como lo es el propio texto.



P.- Difícil reto para los actores...

R.- Sí, lo más impactante de la obra son sus interpretaciones. Alex García encarna el papel de Don Juan con una intuición y una inspiración que resultará muy difícil de olvidar. Del mismo modo, Manuela Vellés construye una Tisbea muy compleja, llena de matices y contradicciones. Lo mismo podría decir del resto del elenco.



P.- ¿Qué hay en común entre este montaje y sus Amistades Peligrosas?

R.- Supongo que hay ciertas similitudes, pero también grandes diferencias. De lo que no cabe duda es de que todo aquel que disfrutara de las Amistades Peligrosas lo hará también de este espectáculo. No por casualidad, una parte muy importante del equipo artístico de la compañía Metatarso que me acompañó en aquel proyecto está conmigo de nuevo en este Burlador. Como en Las amistades peligrosas, el espectador encontrará música en directo pero también videocreaciones y una puesta en escena mucho más abstracta.