Ernesto Mallo

La editorial Siruela recopila en El comisario Lascano la trilogía del detective que indaga en la historia reciente de Argentina

El comisario Lascano es un detective que ha vivido la dictadura militar argentina de los años 70, su posterior caída y transición hacia la democracia y el gobierno de Carlos Menem. Cada etapa está reflejada en una novela con sus respectivos crímenes a resolver. De esta manera, Crimen en el barrio del once, El policía descalzo en la plaza de San Martín y Los hombres te han hecho mal, se reúnen ahora en un solo volumen, El comisario Lascano, que edita Siruela. "Siempre he pensado que los tres se pueden leer como un solo libro", comenta Ernesto Mallo (La Plata, 1948), autor de la, por ahora, trilogía policíaca que indaga en la historia reciente de Argentina.



Pregunta.- El mote del detective, El Perro, es toda una declaración de intenciones. ¿De qué manera ha cambiado el personaje a lo largo de los tres libros?

Respuesta.- Cuando muerde algo no lo suelta. Hay una nueva novela de Lascano que es una precuela a las tres historias y allí es donde se explica el por qué del mote. Lascano tiene una cuestión que es la búsqueda del amor, aunque parezca ridículo para un personaje de novela policial. Jamás se dice pero es así. Lo que le guía es esa búsqueda y va variando de acuerdo a lo que le va sucediendo. Para Lascano el amor es el horizonte que persigue y siempre se mantiene a la misma distancia. Cada libro está ubicado en un momento histórico y social concreto y está muy relacionado e implicado con esa realidad.



P.- En el primer libro, Crimen en el barrio del once, investiga dos crímenes de idénticas características pero al lado aparece otro cadáver de diferente índole. La investigación le lleva a sicarios de la dictadura de los 70 en Argentina. ¿Por qué escogió este panorama?

R.- Para vengarme.



P.-¿De qué?

R.- Yo fui un militante muy activo en contra de esa dictadura y en contra de la posterior. De manera que llegué a conocer muy bien a los personajes y decidí que la novela sería una venganza al mostrarlos sin juzgarlos, sin condenarlos pero enseñando tal cual son. Fue parte de la motivación. Es un momento muy importante y crucial de mi historia personal y de la de Argentina.



P.- En el segundo, El policía descalzo de la plaza de San Martín, ha caído la dictadura, es un periodo de transición y gobierna Raúl Alfonsín. El jefe de El Perro ha sido asesinado y comienza otra trama en la que los criminales son otros.

R.- Sí, pero los criminales cambian solo en apariencia, todo sigue siendo parecido, los crímenes son parecidos y lo que es más importante, sus intereses siguen siendo parecidos sino los mismos. Siempre es por ambición o por poder.



P.- ¿Podemos pensar, entonces, que el propio clima social crea a estos criminales?

R.- Sí, claro. Si uno observa un poco se ve que cada sociedad produce criminales diferentes. Si tomamos el caso de los asesinos en serie, que tanto material dan para el cine, para la literatura, la tele, son muchos más comunes en sociedades industrializadas que en sociedades que no lo son. Porque estas producen refrigeradores en serie, coches en serie, teléfonos en serie y asesinos en serie, es parte de la misma lógica, parte de la misma funcionalidad. Y si observas a los países que tienen un gran arraigo y tradición paternalista y machista, ahí tienes con más frecuencia los crímenes de género, el homicidio de la mujer a manos de su pareja.



P.- La trata de personas y la prostitución, negocios que mueven mucho dinero, es el submundo en el que se adentra El Perro en, Los hombres te han hecho mal.

R.- La trata de personas se ha transformado en el segundo negocio más rentable de los negocios criminales. Primero está la droga, con la que tiene mucha relación, y la trata de las personas. En la historia de la humanidad nunca ha habido tanta gente viviendo una situación de esclavitud como ahora.



P.- ¿Es la forma moderna de la esclavitud?

R.- Claro que sí, está encubierta, disfrazada pero sigue siendo esclavitud. Además es terrible porque en el mundo de la trata de personas, no solo para la prostitución, para la servidumbre, etc., son las redes de los seres más sórdidos, crueles y espantosos que se puede uno imaginar. Y, además, el tema de la prostitución es un negocio que está a la vista de todo el mundo. La complicidad es absoluta para seguir funcionando. Hay que pensar un poco en el problema. Los que mejor están llevando esto son los suecos, que penalizan al consumidor porque si no hay demanda no hay trata. La prostituta es una víctima del sistema, el consumidor no, el consumidor es el cómplice necesario, el que financia las redes, los secuestros, etc. A esa persona se le hace una fotografía y se le pone una multa. Con eso baja la demanda, baja la prostitución y bajan las redes. Quedan escrachados, se les pone en evidencia gráfica.



P.- Además, siempre hay un trasfondo político ligado a la realidad del país argentino. ¿De qué manera y en qué medida está relacionada la mafia con el tipo de gobierno?

R.- Digamos que las estructuras mafiosas son estructuras de crimen organizado. A las mafias no les interesa formar parte del gobierno pero lo que quieren es tener influencia sobre él. Lo dice El Padrino, 'tienes a varios senadores en tu bolsillo'. Y sobre todo la mafia del crimen y del tráfico de drogas, que tienen mucho dinero para comprar a quien sea. Que Pablo Escobar fuera diputado creo que fue una de las causas que precipitaron su caída. Se hizo conocido porque el político tiene que dar la cara y estar presente. El verdadero mafioso es el que opera desde la sombra.



P.- ¿Se trata, a su vez, de una trilogía en la que despedazar la historia de Argentina y mostrar su verdad?

R.- Sí, en el último, Los hombres te han hecho mal, está basado durante la presidencia de Menen, que fue uno de los presidentes más ladrones y corruptos que ha tenido Argentina.



P.- Por otro lado, han sido temas que ha tratado desde su posición de periodista. ¿Cómo ha trabajado la trama?

R.- Estuve trabajando con diferentes ONG's que se dedican al rescate de mujeres que han sido captadas contra su voluntad o han sido engañadas. He entrevistado a muchas y la verdad es que ha sido una experiencia desgarradora y, a la vez, enriquecedora. Una cosa que me llamó mucho la atención es la respuesta que me daban al preguntarles qué sienten frente al cliente. La respuesta más frecuente era una mezcla entre odio y desprecio. Me he puesto a pensar, el cliente paga para tener relaciones íntimas con una mujer que lo odia y lo desprecia. Y pensé, esto parece el matrimonio, ¿no? [ironiza].



P.- Habrá sido también duro hablar con ellas

R.- Ha sido tremendo. Todo lo que cuentan es terrible. Desde joven, siempre que veo a una prostituta no veo una mujer sino un drama terrible. Aprovecharse de eso... ¿para qué? Me pasa algo parecido con los caballos, creo que no tengo derecho a montar uno. Él lo sabe y me tumba. Es un drama espantoso de nuestro tiempo y atraviesa las fronteras, las sociedades, se da en todas partes y no tiene suficiente condena social. Si la sociedad lo condenara se reduciría mucho.



P.- Si miramos el caso de Ámsterdam y el Barrio Rojo, están en escaparates pero están amparadas por la ley

R.- En Holanda y en Ámsterdam en concreto están dentro de un sistema legal que las protege. Pero en el resto del mundo... y en el tercer mundo es mejor no pensarlo. Y con el horrible añadido de la prostitución infantil. Es horroroso. Afortunadamente algunos países han tomado medidas. En Alemania, por ejemplo, si alguien tiene relaciones sexuales con una menor fuera del país y se llega a saber lo juzgan y lo condenan. Es una cuestión de gente que aparentemente parece normal, con su empresa, su trabajo y, de pronto, se entrega a estas cosas.



P.- ¿Ha dado por concluida la saga o trabaja en otro libro que siga destripando la sociedad?

R.- A Lascano han tratado de matarlo en varias ocasiones pero siempre sobrevive. Mientras tenga algo que decir yo creo que va a continuar.



P.- La literatura policíaca está encontrando ahora un buen tirón. ¿A qué cree que se debe?

R.- Cada tanto tiempo la policíaca tienes periodos de mayor y menor auge pero siempre está funcionando. Ahora, en los tiempos que corren, con tanto crimen y con tanta desinformación que hay en los medios, la novela es un buen lugar donde ir a buscar información, es una fuente de conocimiento. Las leyes y la justicia van siempre un paso por detrás del crimen, en cambio la literatura se anticipa y entiende el crimen antes. Es una buena fuente para saber qué está pasando y cómo nos pueden afectar las nuevas formas criminales y los nuevos gritos.