David Cameo

El escritor, que bajo el seudónimo de Pablo Tusset logró el gran éxito de Lo mejor que le puede pasar a un croissant, publica Franz y Greta (Destino).

Franz y Greta, dos niños guapos, educados y ricos, se acaban de perder en el centro comercial. Franz, mayor que su hermana, confía en que una nueva manera de razonar que lleva un tiempo perfeccionando y que identifica como pensamiento adulto le ayude a salir del pequeño embrollo que supone el extravío. De esta manera llegan al DNP (Departamento de Niños Perdidos) y, con la convicción de que al cruzar su puerta la pequeña aventura estará cerca de finalizar, la realidad es que están a punto de embarcarse en una odisea hacia la edad adulta. David Cameo, nombre real y nueva voz del escritor Pablo Tusset, que triunfó con Lo mejor que le puede pasar a un croissant hace unos años, entrega en Franz y Greta (Destino) una novela singular, a caballo entre el cuento clásico, la fábula y la tradición más realista.



Pregunta.- ¿Por qué ha abandonado su seudónimo para esta novela?

Respuesta.- En principio no lo he abandonado. Uso otro nombre que se corresponde con otra voz. Siempre quise dos nombres para dos voces diferentes, pero esto es difícil de encajar en el mercado literario. Ahora ya se fían algo más de mi y me permiten contar cosas distintas. Por ponerte un ejemplo, Tusset hace gala de un sarcasmo que no existe en Cameo.



P.- ¿Dónde se encuentra el germen que dio luz a esta novela?

R.- Es difícil de decir. Franz y Greta surgió de un accidente, la visión de unos niños en un centro comercial que estaban a punto de perderse. Después, a partir de ahí, empiezas a escribir emocionalmente. El texto se va completando con cosas que tienes que expulsar. Lo que quería era revisar el niño que fui, que no solo me representa a mí si no que puede representar a cualquiera y, de esta manera, realizar un viaje a la infancia.



P.- Pero Franz y Greta también es una novela sobre hacerse mayor...

R.- Sí, sin duda.



P.- ¿Y hacerse mayor implica enfrentarse a nuestros progenitores?

R.- Básicamente, es una parte fundamental. Tienes que saber encajarlos en tu propia novela emocional. Hay que tratar de escapar de la madre pero no tanto como para perder su legado. Y también tienes que tratar de escapar del padre pero sin que dejemos de aprovechar sus enseñanzas. Hay que encontrar el equilibrio en esa dependencia.



P.- Al principio la novela parece un cuento clásico, casi infantil, pero hay un capítulo titulado Linda que marca un tono más oscuro que ya seguirá hasta el final... ¿Fue complicado encontrar el tono adecuado a la novela?

R.- Surgió de manera instintiva. Me dejé llevar. Pero la estructura sí que la tenía muy clara. En la historia se alternan un tema A, masculino y épico; y un tema B femenino y lírico. En el tema A encontramos la historia épica de los niños. La parte lírica se corresponde con la historia de la madre, Linda. Ambos historias se desarrollan durante la novela y a veces se mezclan. Tiene mucho que ver con la arquitectura.



P.- En la novela aparecen referencias que van desde el Preludio a la siesta de un fauno de Debussy hasta los videojuegos de Batman. ¿Cómo se armonizan en el texto referencias tan dispares?

R.- Me ha resultado espontáneo. Aparecen ciertos personajes que en principio no tienen mucho que ver pero hay como una conexión telúrica entre todos ellos. Por ejemplo, Batman aparece a partir del mito de Prometeo... todos conectan de manera subterránea, todos representan parte de nuestra personalidad.



P.- ¿Cuál es el motivo para que haya sido siempre bastante reacio a dar entrevistas?

R.- En principio tenía la vana esperanza de poder pasar desapercibido y de que nadie me dorara la píldora. La gente en general le concede mucha importancia al oficio de escribir. Muchos se acercan a ti con una actitud reverencial. El escritor, sin embargo, necesita poder relacionarse con la gente corriente de la manera mas corriente posible. Pero después te das cuenta de que es muy difícil vivir aparte de tu profesión. Siempre te encuentras con alguien que ha leído algo tuyo sobre todo cuando llevas un tiempo viviendo en el mismo lugar. Cuando me di cuenta de que era inevitable que mi profesión me precediera pensé que valía la pena darse a conocer.

Ver otros Buenos Días