Fernando Méndez-Leite

La Escuela de Cine de Madrid, que ha dirigido durante 18 años, le rinde hoy homenaje.

Fernando Méndez-Leite (Madrid, 1944) se despide de la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid) después de 18 años. En julio pasó el relevo a su sucesor, el productor Gonzalo Salazar Simpson, y hoy este acto se materializa en un homenaje al director saliente que ha dedicado gran parte de su vida a formar a quince promociones de nuevos realizadores, guionistas y técnicos de todo tipo. Un buen momento para recordar y hacer balance. Todo empezó en 1994. "La Escuela Oficial de Cine, donde se formaron desde Berlanga y Bardem hasta Fernando Colomo y Manolo Uribe, pasando por Borau o Martín Patino, cerró en 1974 y no hubo nada hasta que nació la ECAM, casi al mismo que la ESCAC de Barcelona". Desde entonces muchos de los profesionales de nuestro cine han salido de este centro.



Pregunta.- ¿Recuerda cómo llegó a la entonces gestante ECAM?

Respuesta.- Recuerdo perfectamente como José Luis Borau me llamó a su despacho, allí estaba con Gerardo Herrero cuando me lo propusieron como directores entrante y saliente de la Academia de Cine. Yo quería seguir haciendo películas. Estaba en pleno montaje de La Regenta, pero la oferta de dirigir una escuela, que había sido una de mis luchas personales cuando fui director general del Cine, pudo sobre todo lo demás. Aunque sabía que eso me apartaría temporalmente de la dirección. La cuestión es que no fueron unos pocos años, es que han sido 18…



P.- ¿Se va con buen sabor de boca?

R.- Creo que hemos hecho un buen trabajo, que hemos puesto en la industria a muchos profesionales con enorme éxito. Todo el sacrificio ha merecido la pena. Ha sido trabajo intenso y apasionante. He tenido un equipo muy bueno y, por supuesto, está la relación con los alumnos. Eso ha sido lo más divertido y gratificante, aunque a veces también lo más problemático: en los rodajes de la escuela se plantean las mismas dificultades que en una película. Al fin y cabo la escuela no deja de ser una productora de cortometrajes. Tener como amigos a mis antiguos alumnos y encontrármelos de profesionales es ver la misión cumplida. Siempre he querido que mis estudiantes se convirtieran en mis compañeros.



P.- ¿Algún punto negro en estos años?

R.- Si hay algo negativo es no haber podido hacer películas en 18 años, lo que al final te provoca una cierta frustración.



P.- ¿Cómo ha visto cambiar el cine español en estos años?

R.- Ha cambiado radicalmente en todos los sentidos. Ha evolucionado más en este periodo que en todas las épocas anteriores. Hasta el 95, salvando el paso del franquismo a la democracia y la libertad, por supuesto, no había habido grandes cambios estructurales ni tecnológicos en años. A mediados de los 90 el cambio es brutal. El cine español de hoy es muy brillante desde el punto de vista de los acabados, sigo echando de menos que los guiones no sean más interesantes. Pero la fotografía, el montaje, el sonido, que era un desastre, son especialidades que ha evolucionado mucho. No hay más que ver los éxitos de las películas españolas en San Sebastián este año. Son filmes que pueden competir con los de cualquier país.



P.- ¿Qué es lo que menos le gusta del cine español actual?

R.- Siento un rechazo hacia una especie de blandengería en general, hacia los finales felices, ese parto final que resuelve todos los problemas, me pone nervioso la ñoñería que hay en la narración cinematográfica, el exceso de música, de efectos especiales, de sonidos gratuitos. Claro que el reverso es un cine fundamentalista de plano fijo de 12 minutos que tampoco me interesa nada.



P.- ¿De qué películas ha disfrutado más últimamente?

R.- Me ha gustado mucho la de Fernando Trueba, El artista y la modelo y No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu. De entre las extranjeras, Elena, una película rusa, y Margaret, una americana, y no porque las dos tengan nombre de mujer...



P.- ¿Cómo valora las medidas que desde el Gobierno vienen maltratando al cine últimamente?

R.- Me preocupa mucho la reducción del Fondo de Protección de la Cinematografía, puede ser la muerte del cine. Los recortes están en todas partes y hay que asumirlos pero creo que en el cine el recorte ha sido superior a otros sectores. Tenemos una directora general muy competente y entusiasta que espero que sepa hacer ver al gobierno que tendrían que moderar sobre todo el recorte al fondo de protección.



P.-

¿Cuál es el futuro de los estudiantes de cine en un país donde el cine se ha estigmatizado y paralizado desde las instituciones?

R.- Hasta ahora el futuro era muy bueno, los alumnos se diplomaban y empezaban a trabajar enseguida y ascendían, lo de guion y montaje trabajaban incluso antes de acabar en la escuela. Ahora todo es más difícil, pero de esto hay que salir de algún modo, hay que tener paciencia porque en un par de años volverá a mejorar y la gente con talento y formación saldrá adelante.



P.- Entre usted y yo, ¿le ve posibilidades a Blancanieves en los Oscar?

R.- Pues la verdad, es que no es mi estilo de mujer… Es brillante aunque, personalmente, no me dice mucho, pero por qué no va a tener posibilidades, claro que sí.



P.- No le veo como un jubilado más, ¿qué proyectos tiene en marcha?

R.- Por supuesto, me encantaría hacer películas. Si en este momento las cosas no estuvieran así, me lanzaría sin duda. No tengo ningún proyecto concreto. De momento voy a escribir. Si el texto va hacia la novela, el guion o el teatro, aún no se lo puedo decir.



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