Desde finales del franquismo, el ensayo literario en España se desborda en nombres como Juan Benet, Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gayte, Fernando Savater... Si el género había gozado de una tradición potente con anterioridad, es en este momento cuando los mismos escritores se convierten en exploradores de una forma de literatura reflexiva, jugosa y capaz de contarnos mejor el mundo en que vivimos. Desde entonces, el ensayo no ha perdido comba, sino que, al contrario, ha ido adquiriendo nuevas formas, hibridaciones y alumbrando nuevos nombres. Y, sin embargo, según el crítico literario y profesor Jordi Gracia, la riqueza literaria de esta tradición no ha tenido suficiente reflejo en la atención que los críticos han prestado a la diversidad de formatos y juegos.



Para paliar este mal, Gracia y Domingo Ródenas han organizado en la Pompeu Fabra con patrocinio de la Fundación Banco Santander las Jornadas Internacionales sobre el Ensayo Literario en la España Contemporánea, las primeras que se celebran en torno a este género y que contarán con la presencia de profesionales y escritores como Andrés Trapiello, Javier Cercas, Darío Villanueva, Gonzalo Bayal, José Carlos Mainer, Nigel Dennis... La propuesta pretende confrontar las posturas de creadores activos de ensayo y estudiosos con la crítica, la historia y la teoría de la literatura. "Queremos escucharlos al mismo tiempo que hablamos de ellos, que se aprecie la unión entre creador y crítico", explica Gracia.



A través de las distintas conferencias y mesas redondas, el ciclo quiere poner de manifiesto cómo el ensayo literario ha ganado en pluralidad y en audiencia y, con ello, también en productividad. "Ya no hay que asociarlo al ensayo sesudo y limitado al mundo académico, ahora hay muchos niveles", señala Gracia, que destaca dentro de la producción ensayística de los últimos años la colección Obra Fundamental de la Fundación Banco Santander, por cuanto a que ha recuperado a autores de la tradición española que habían quedado marginados o fuera del sistema literario. En su opinión, y lejos de hallar un canon para este género, este tipo de encuentros "reactiva la capacidad de mezclar ideas, confrontar puntos de vista y apuntar vías de interpretación" pero, sobre todo, servirá para poner de relieve el maridaje entre el ensayo literario y la propia literatura, quedando sepultada su vieja asociación con el material didáctico: "Hoy no hay escritor de primer nivel que no sea un ensayista con plena conciencia literaria. Ahí están los casos de Javier Cercas, Javier Marías y Andrés Trapiello", enumera el organizador.



Gracia va más allá y sugiere que hoy en día es el mundo académico el que debe aprender de la producción ensayística de los escritores, alejarse quizá del anquilosamiento de la técnica y dejarse abrazar por la literatura. Como ejemplo de buen hacer en este sentido cita a José Carlos Mainer, Francisco Rico y Santos Juliá, autores muy distintos entre ellos pero que coinciden en esta virtud. Además, continúa, al buen ensayista hoy hay que pedirle que imponga un punto de vista distinto al mayoritario, algo que por fortuna ha recuperado el ensayo español, que durante un tiempo dejó de desempeñar el papel que se le exigía.



Darío Villanueva, secretario de la Real Academia Española y catedrático de Teoría de la Literatura, será otro de los participantes de las jornadas, en las que hablará sobre Ortega y Gasset, uno de nuestros mayores ensayistas y "un auténtico clásico del ensayo". Él coincide con Gracia a la hora de admitir que el ensayo va hoy más allá de lo meramente académico. "Muchas listas de libros lo incluyen dentro de la No Ficción", ejemplifica, y añade: "Es un buen momento para este género, aunque a veces se ve afectado por la lacra de lo efímero que afecta a toda la literatura". Se refiere el académico a ese tipo de ensayos escritos para tener un impacto inmediato y luego desaparecer. No obstante, existen clásicos dentro del género, obras que, como las de Ortega, contienen un mensaje que hoy permanece.



"Mi ponencia tiene que ver con esa década prodigiosa que fue la de los años 20 para todo lo que se refiere a la producción ensayística de Ortega, con España invertebrada, cuyo contenido sigue vigente, y luego con La rebelión de las masas, que es uno de los ensayos más importantes del siglo XX. Ambas recogen algunos aspectos proféticos que coinciden con visiones de la sociedad actual no muy favorables", amplía Villanueva, que recuerda también la capacidad de Ortega para ir de un tema local -nacional, en este caso- hasta lo universal. A su juicio, el ensayo español goza de una tradición propia, aunque, como la buena literatura, "debe superar las barreras del tiempo y del espacio". Y esto último, a lo largo de las décadas más recientes, se ha ido consiguiendo: "Fernando Savater, con el que me acabo de encontrar en el aeropuerto, es un ensayista que representa muy bien esa continuidad feliz del gran ensayo arropado por una prosa extraordinaria". También las mujeres han tenido un papel importante en el ensayo literario: "Tenemos titanes que rompen con el tópico de la invisibilidad de la mujer en este campo, como Adela Cortina, Marín Gaite, Victoria Ocampo y la misma Emilia Pardo Bazán".



A pesar de la caída de las ventas del 30 por ciento dentro del género, ensayo se sigue editando (y mucho) en España. Lo confirma el coorganizador de las jornadas, Domingo Ródenas, que considera este nivel de producción "un síntoma de buena salud". Para él, la existencia de un tipo de ensayo dirigido a un público mayoritario, muchas veces a través de los libros de autoayuda, no impide que también se escriban libros divulgativos muy exigentes. Y cita los casos de Vila Matas, Javier Marías, Javier Gomá, Manuel Cruz, José Luis Pardo, José María Ridao...



Preguntado por nuevas voces dentro del ensayo literario, por los, se diría, ideólogos de los nuevos movimientos de nuestras letras, como podría ser el caso de Eloy Fernández Porta en la generación Afterpop, sostiene Ródenas que, efectivamente, hay una serie de jóvenes autores que están expresando sus diagnósticos sobre lo que pasa en el mundo de la cultura, algo que es otro buen síntoma, pero también reconoce que desconoce hasta qué punto sus escritos fraguarán en una obra seria. Se relaciona esta opinión de Ródenas con la inmediatez de la que antes hablaba Villanueva. Es la misma espontaneidad que hizo que el pasado año, cuando la Puerta del Sol estaba aún llena de acampados, las librerías se poblaran de ensayos sobre el 15-M. "En aquel momento se escribieron más crónicas que ensayos o análisis capaces de indagar en las causas, el desarrollo y las consecuencias. Me acuerdo de la metáfora de Montaigne encerrado en la torre para poder ver con ecuanimidad las cosas y reflexionar. Todavía no he visto ningún buen ensayo que se atreva a hacer un análisis descarnado de la situación en la que estamos", reflexiona.



A modo de conclusión, Ródenas sugiere que el ensayo de calidad sobre el que se dialogará estos días en la Pompeu Frabra es "una inyección de adrenalina que recibe el lector para pensar el mundo desde perspectivas que no se han tenido en cuenta. El ensayo no te aleja del mundo sino que te arraiga más a la realidad, es una provocación del pensamiento crítico".