El actor y director de teatro Julio Manrique.

Actor, director y programador del Teatro Romea de Barcelona, Manrique dirige 'Cosas que decíamos ayer', de Neil LaBute. En el Teatro de la Abadía de Madrid hasta el 13 de mayo.

Aunque Julio Manrique (Barcelona, 1973) ya había dirigido en 2007 una obra de Neil LaBute, en esta ocasión el proyecto tomó forma gracias a la colaboración directa del autor estadounidense. LaBute impartió en 2010 un taller de dirección en la sala Beckett de Barcelona, donde conoció a la actriz Cristina Genebat, a la que cedió una breve pieza escrita ex profeso como herramienta del taller, además de otras dos. Juntas, han dado forma a Cosas que decíamos ayer, una tragicomedia contemporánea que muestra a tres parejas, en sendos restaurantes, al borde del colapso. Tras cosechar tres premios Butaca y gran éxito de público en su gira por Cataluña y Mallorca, Julio Manrique desembarca con este espectáculo en La Abadía, donde ya estuvo el año pasado con American Buffalo, de David Mamet.



Pregunta.- No es la primera vez que dirige una obra de Neil LaBute. ¿Por qué le interesa este autor?

Respuesta.- Me interesa su mirada de francotirador, escribe para liarla, para hacerles pasar un mal rato a sus personajes, que son antihéroes. Tiene un sentido del humor peculiar, con mala leche. Refleja con bastante lucidez nuestras imperfecciones. Utiliza la crueldad como método para que veamos nuestras miserias reflejadas en un espejo. Cuando vemos una obra suya acabamos reconociéndonos mal que nos pese.



P.- Hace poco dirigió American Buffalo, de David Mamet, también norteamericano y también muy unido al cine.

R.- Me gusta mucho el cine y eso se acaba trasladando a las elecciones que hago en teatro y a los lenguajes que utilizo en las puestas en escena. Pero no solo me interesan los americanos, aunque los haya elegido para mis primeras experiencias como director. Tanto Mamet como LaBute me gustan porque dejan que los personajes hablen, no los utilizan para elaborar discursos preconcebidos.



P.- La obra sale por primera vez de Cataluña y Mallorca para representarse en castellano. ¿Qué pasará con ella después de su paso por La Abadía?

R.- Vamos a ver cómo funciona en La Abadía y luego veremos si surge la posibilidad de pasear la obra por España. Sería genial, pero eso no depende de mí sino de la sala Beckett, que son los responsables de la producción.



P.- Desde hace año y medio es el director artístico del Teatro Romea. ¿Qué es lo mejor de programar?

R.- Es algo creativo, parecido a dirigir. Tienes que elaborar una temporada con personalidad y coherencia. El único requisito es no programar nada que no te guste, cosa que no es fácil con las limitaciones económicas que padecemos.



P.- ¿Dónde quiere situar al Romea con respecto a los demás teatros?

R.- Quiero hacer un teatro contemporáneo que hable de forma directa al público y rejuvenecer a la parroquia, algo que estamos consiguiendo y que le hacía mucha falta al teatro.



P.- ¿En qué difiere su forma de programar a la de su predecesor, Calixto Bieito?

R.- Bieito también arriesgaba, pero él prestaba más atención a la revisión de clásicos.



P.- ¿Qué otros proyectos tiene entre manos?

R.- Tenemos pendiente un ciclo de conciertos -me apetecía programar música en el teatro- en el que colaborarán músicos con directores de escena. Yo mismo haré un concierto junto a Silvia Pérez Cruz. Y en el Festival Grec haré de actor en un montaje del Romea. Es una versión de La señorita Julia, de Strindberg, dirigida por Josep María Mestres.



P.- ¿Si tuviera que definirse como actor o director, cuál elegiría?

R.- Me niego a hacerlo [risas]. Las dos cosas me gustan y me encanta alternarlas, además es saludable hacerlo.

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