Image: Eliette Abécassis

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El Cultural

Eliette Abécassis

"Mi novela se ha convertido en el libro de culto de la comunidad sefardí"

31 mayo, 2011 02:00

Eliette Abécassis

Detrás de sus ojos almendrados, se esconde una de las mentes privilegiadas de las letras francesas de hoy en día. Eliette Abécassis (Strasbourg, 1969) es antigua alumna de l'École Normale Supérieur, es decir, donde está la élite intelectual francesa. Siguió los pasos de su padre y fue, durante unos años, profesora de filosofía en la Universidad de Caen. Desde hace más de diez años, Éliette Abécassis hija de padres sefardíes de origen marroquí, publica un libro al año que en pocas semanas se encuentran en las listas de los libros más vendidos. Hoy en día dedica todo su tiempo a la escritura y la enorme investigación en la que Abécassis se sumerge para la elaboración de cada una de sus obras. Ha venido a Madrid a firmar en la feria del libro su última novela publicada en España, La novia Sefardí (La Esfera de los Libros), cuya heroína se sumerge en una búsqueda existencial que le conduce al mundo de los judíos sefardíes de Marruecos.

PREGUNTA- ¿Éliette Abécassis se esconde detrás del personaje principal del libro Esther Vidal?
RESPUESTA- Sí. Es la exploración de la personalidad de esta mujer joven, de sus origines profundos. La primera frase del libro resume la intención de la novela: "Desciende a lo más profundo de ti mismo, y descubre la sólida base que te permitiría construir otra personalidad, un hombre nuevo." Es mi novela más colectivamente personal y la más personalmente colectiva ya que es, a la vez, la exploración personal de un pueblo y la exploración profunda de un personaje.

P.- En su novela habla de España. ¿Cuál es su relación con nuestro país?
R.- Me siento muy unida a España. Es la misma sensación que tienen los demás sefardíes. Cuando mis padres vienen a España se sienten como en casa, y a mí me pasa lo mismo. Existe una gran familiaridad. Son mis orígenes lejanos. Un amor que se ha transmitido de generación en generación, una forma de vivir, una cultura a través de la comida, los rituales, las canciones y el idioma. La lengua materna de mi padre es el español y el árabe. Todo eso es muy importante y nos sentimos unidos visceralmente a España. Las canciones Ladino expresan la nostalgia que los sefardíes sienten desde que hace siglos, los expulsaran los Reyes Católicos. Hay familias que guardan la llave de sus casas, generación tras generación. Otras, como la mía, un amuleto que nos hemos transmitido desde entonces. Tenemos el extraño sentimiento que estamos exiliados en todas partes, menos en España.

P.- ¿Puede hablarnos del concepto de feminismo tan presente en sus libros?
R.- En la novela se trata de la identidad femenina sefardí. Expongo la importancia para la mujer de emanciparse, no del hombre sino de todo lo que viene a encarcelarla, desde la culpabilidad, al peso de las tradiciones y de la familia. La madre puede impedir a su hija emanciparse, vivir por sí misma y su propia vida, sobre todo en el caso de las madres mediterráneas. La sociedad también encadena a la mujer obsesionándola con la delgadez, enfermedades tipo la menopausia, o la celulitis, que no son enfermedades de verdad.

P.- En la novela, usted expone la necesidad de construirse a sí mismo.
R.- Es fundamental conocer nuestros orígenes profundos, la historia de nuestra familia remontándonos lo más lejos posible. El saber de dónde venimos y los secretos de familia. Lo que nos impide vivir son los no-dichos, lo que se nos ha escondido y que nos hace volver a vivir lo mismo que generaciones anteriores a nosotros ya vivieron. Es el destino familiar. Para ser dueño de nuestro destino y vivir en paz con las identidades múltiples que nos forman como individuos hay que saber y entender las historias de nuestros antepasados y de sus pueblos.

P.- ¿A quién se dirige el libro?
R.- En primer lugar, a las mujeres sefardíes. En Francia se ha convertido en la novela de culto de la comunidad sefardí. En segundo lugar, a todo el mundo. Todos tenemos identidades múltiples. Todos buscamos nuestros orígenes. En el espacio de dos generaciones, hemos vivido una mutación irreversible y brutal al pasar del mundo tradicional -ser sefardíes, católicos, etc.- a un mundo que vive de espaldas a su cultura. Una generación después somos seres humanos nuevos pero, a la vez, algo nos ata a nuestras raíces y necesitamos saber de dónde venimos.

P.- ¿Existe para usted una lucha entre tradición y modernidad?
R.- Hay una lucha muy fuerte que es la fuente de toda la violencia actual. Hay una vuelta al fanatismo de la Edad Media en todas las guerras de religión. El hecho de que las mujeres vuelvan al burka, por ejemplo, es imperdonable cuando ya lo habíamos superado. Hay una vuelta a la religión pero bajo su peor forma, la del fanatismo y del oscurantismo. Es una manera de querer dar una identidad a todas aquellas personas que la han perdido.

P.- ¿Se siente usted cercana a los demás escritores de su generación?
R.- La verdad es que en Francia no me siento cercana a ningún escritor. Están metidos en una especie de auto ficción y se pasan las páginas mirándose el ombligo. Yo tengo una visión quizá más decimonónica, de gran novela social tipo Balzac o Alexandre Dumas. Me siento cercana a Arturo Pérez-Reverte, Dumas, Umberto Eco en su búsqueda mística, o Philip Roth que a través de toda su obra se pregunta sobre la identidad judía versus la americana. Mis autores preferidos serían Albert Cohen, Bella del señor es una novela de culto para mí o El amante de Marguerite Duras.

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