Image: Gustavo Martín Garzo

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El Cultural

Gustavo Martín Garzo

"No podemos vanagloriarnos de perder la fantasía"

3 noviembre, 2010 01:00

Gustavo Martín Garzo con el galardón del Premio Torrevieja. Foto: El Mundo

El ganador del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2010 presenta 'Tan cerca del aire', una fábula con la que invita a "soñar la realidad"

La historia empieza con un pastor fascinado ante la belleza de un grupo de muchachas chapoteando en un lago. Continúa con ese pastor, aún más fascinado, al ver que las féminas se calzan luego un traje de plumas y echan a volar convertidas en garzas. ¿Y cómo termina la narración? Esa pregunta se hizo Martín Garzo desde la infancia, obnubilado ante aquel mito que alguien le contó. "Siempre quise saber cómo se materializaba la historia de amor del pastor con una de esas jóvenes". Y se lo ha respondido con Tan cerca del aire, novela con la que ha merecido el IX Premio de Novela Ciudad de Torrevieja y que hoy estará presentando en Madrid.

PREGUNTA.- Dedica el libro a Ana María Matute. El último, a Carmen Balcells. ¿Le han influido mucho las mujeres?
RESPUESTA.- La dedicatoria de Balcells era obligada, porque es mi agente literario, me ha acompañado desde siempre, ella es una mujer tan particular, tan llena de fuerza... que era una deuda amorosa. También Matute es un encanto y su literatura me ha interesado mucho y siempre me he sentido muy cerca de ella. Se ocupa de lo mismo que yo, siempre hay esa tensión de ese mundo de la fábula y del relato, ese límite de la realidad y la ficción y esa mezcla entre el candor y la perversidad. En sus novelas está esa contradicción propia de nuestra condición. Luz y oscuridad, bien y mal. En ella siempre hay una reivindicación del mundo del relato.

P.- ¿Dónde encontró esta historia y a sus personajes?
R.- El origen de la novela está en un cuento que aparece como una referencia misteriosa. Yo cuento cómo pudo ser la vida de una pareja compuesta por un hombre y una muchacha con una naturaleza de ave. Habla de algo importante, de ir en contra del mito de la identidad, que es un fraude, porque no somos una sola persona, somos muchas. Aquí invito a abrirse a todos los que están dentro de nosotros. Y el amor es un momento luminoso para darnos cuenta de que somos otros, ese momento en el que perseguimos el misterio del otro con más fuerza transformándonos en otro distinto.

P.- En un tiempo de novela social e histórica, usted insiste en lo que han venido a llamar "ruralismo mágico". ¿Es hora de volver al campo?
R.- Creo que toda la realidad es, en cierta forma, mágica, al menos una parte de ella. Lo real encubre lo maravilloso: cuando nace un niño, cuando nos enamoramos o contemplamos algo que nos atrae poderosamente. De ahí que me parezca que esta literatura que reivindica el prodigio o la maravilla hace más justicia a la realidad. Si alguien quiere conocer al ser humano hará bien en volver a este mundo de los viejos relatos que hablan de nuestros deseos, nuestros miedos y nuestros sueños. En cuanto a la novela española hoy, la verdad es que la fabulación no está muy de moda en estos instantes. Pero es algo que siempre está ahí, los mitos viven por debajo de lo cotidiano: uno puede no tener presente a Adán y Eva pero su búsqueda del paraíso es lo que cada día repite cualquier pareja.

P.- La forma en que está narrada recuerda a las historias que nos contaban nuestras madres antes de dormir. ¿Era su intención?
R.- Sí, me preguntaba cómo podía contar una historia así siendo verosímil y me pareció que tenía que ponerla en los labios de alguien. En el libro cada uno le cuenta al otro algo para conformar en la mente del lector la historia que se quiere contar.

P.- ¿Para urdirla ha investigado algún mito? ¿Alguna fábula de su tierra, por ejemplo?
R.- Procuro no tomar nada de fábulas ya hechas porque eso limitaría mi libertad. Prefiero no saber de dónde me vienen. Tampoco sé muy bien si lo que digo es lo que debe decirse de este libro. Para mí es una historia importante y que habla de mi intimidad pero no sé qué significa.

P.- La editorial la vende como una novela sobre "la importancia de vivir la fantasía y soñar la realidad". ¿A quién le recomendaría ese modus vivendi?
R.- A todos, todos lo necesitamos. C. S. Lewis decía que vanagloriarse de haber perdido el elemento fantástico de la infancia era como presumir de haber perdido la figura esbelta de los 20 años. Es una tragedia. Me gustaría que los lectores pudieran disfrutar con este libro, que confundiesen la realidad con la ficción y ser felices. A eso aspiro, que se sientan felices al menos el tiempo que dure la lectura.

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