Image: Cristina Lucas

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El Cultural

Cristina Lucas

“Utilizo a Jimmie Durham como tabla de planchar”

24 marzo, 2010 01:00

Cristina Lucas

Inaugura la segunda exposición de la II edición del PAC de Murcia, centrado este año en el proyecto Dominó caníbal

No siempre el pez gordo se come al chico. Esta vez Cristina Lucas (Jaén, 1973) se zampa a Jimmie Durham (Arkansas, 1940), el primero en mover ficha en el Dominó caníbal propuesto por el comisario mexicano Cuauthémoc Medina. Fue a finales de enero cuando el artista americano llegó a Murcia dispuesto a hacer suya la máxima del poeta brasileño Oswald de Andrade: "Sólo me interesa lo que no es mío". Con ese espíritu, el que infunde esta segunda edición del PAC de Murcia, Durham recogió todo tipo de objetos y deshechos con los que realizó una gran instalación en la sala Verónicas. Entre sus esculturas había una avioneta aplastada por una enorme roca o la lapidación de un refrigerador a base de piedras. Con toda esa cacharrería, Cristina Lucas lo que propone son objetos con fines utilitarios. De unos barril de petróleo hace una barbacoa y de unos neumáticos, un columpio. Así es como la artista convierte la sala de exposiciones en un lugar relacional. Como hizo Duchamp con Rembrandt -dice irónicamente la artista- usaré a Jimmie Durham como tabla de planchar".

PREGUNTA.- ¿Qué tiene usted de caníbal?
RESPUESTA.- Creo que en el siglo XXI, todo es referencia de todo. Ya no se producen formas originales a partir de la nada. Y no se me ocurre ningún artista que trabaje hoy en día con una producción que no sea referencial... ninguno en absoluto.

P.- Y, ¿cuáles son las suyas?
R.- En este caso, las referencias son las premisas del comisario (trabajar a partir de la propuesta de otro artista), las de Jimmie Durham (una instalación repleta de objetos encontrados) y las que infunde el espacio de la antigua iglesia Verónicas, convertida en sala de exposición.

P.- Su participación de Dominó caníbal se ha comido literalmente la instalación de Jimmie Durham. ¿A qué sabe?
R.- ¡A algo provechoso!

P.- Titula su proyecto Del readymade al Do it yourself. ¿Cómo va de una idea a otra?
R.- Desde el readymade, elegir y consumir son las claves del proceso creativo. En el caso de Jimmie Durham, los objetos con los que trabajó se los fue encontrando paseando por Murcia. Pues bien, el Do it yourself se define por ser una producción silenciosa, y en ocasiones clandestina, que hace uso de un producto traicionando su función con la intención de que sea reutilizable. Algo que es lo infinitamente opuesto a la sublimación del arte.

P.- Su trabajo se caracteriza por cierto sarcasmo contra ídolos intelectuales, institucionales e iconográficos. ¿Quién es la víctima de su ironía en este caso?
R.- Esta vez la ironía se dirige al propio Durham de una manera respetuosa, a lo sublime, a la alta cultura del readymade, a la estructura de templo y a la estructura de poder de la prensa.

P.- Vaya, eso es dar un buen mordisco... Precisamente, la prensa ha sido muy crítica con el proyecto de Durham, sobre todo en Murcia. ¿Cómo ha digerido eso?
R.- Me he enfrentado como una artista caníbal. Tratándose de una instalación específica para la sala Verónicas no he perdido de vista el contexto de la ciudad en ningún momento, aunque creo que el diálogo "local-global" en el arte no se hace pensando en entretener al público de la ciudad que lo acoge, supongo que de eso se tendrá que ocupar el departamento de festejos. Ahora bien, integrar al público es fundamental si queremos que el mecanismo funcione. Para ello, los medios de difusión y las estructuras pedagógicas tienen que emplearse a fondo.

P.- ¿Usted lo hace desde la provocación?
R.- Por supuesto. El artista no tiene como misión entretener o decorar, así es que lo que queda es provocar (reflexión, reacción, debate...). Se parece a ese dicho popular: que hablen bien o que hablen mal, pero que hablen.

P.- Para que hablen, ayer reunió a un pequeño grupo de críticos y periodistas en un happening en el Jardín del Malecón de Murcia, que fue en realidad un banquete a lo pic-nic...
R.- Con la prensa establezco una conversación de forzada democratización empleando quid pro cuo (algo a cambio de algo). Con cada pregunta que yo respondo, tengo el derecho de hacerle una pregunta al entrevistador, que tiene forzosamente que responder para poder seguir preguntando.

P.- Eso suena al Silencio de los corderos...
R.- Sí, es inspiración directa de Hannibal Lecter, también conocido como Hannibal el caníbal.

P.- Y con lo del banquete uno puede remontarse hasta los griegos...
R.- Sí, o por tratarse de contexto religioso, como es el caso de la sala Verónica, podría ser la de la Santa Cena que tiene un amplio lugar en la historia del arte tanto en sus versiones más sacras como en las reinterpretaciones menos sagradas de Berman en el Manantial de la Doncella o Buñuel en Viridiana.

P.- El hecho de que el espacio de la sala Verónicas sea una antigua iglesia no es gratuito. ¿Cómo lo ha devorado esta vez?
R.- Para mí, esta antigua iglesia es la primera ficha del Domino caníbal. Yo he tomado el templo como espina dorsal de la instalación. Más allá del concepto de lo sacro o lo profano, el templo cuenta con un mecanismo de lectura procesual, el "vía crucis", una construcción cultural de la que me sirvo para desarrollar el proyecto.

P.- Como todo "vía crucis", el camino para recorrer su instalación tendrá varias "estaciones", ¿no es así?
R.- Sí, son nueve estaciones más el purgatorio. La primera documenta la exposición de Jimmie Durham y se titula Meditar. La segunda, que consta de varios vídeos, se llama Desecrar y, como su nombre indica, es la agresión a algo sagrado, lo que propuso Durham con su instalación. La tercera, son fotografías y responden al título de Reciclar. La cuarta, Transfigurar, muestra el proceso de cómo hacer objetos útiles y la quinta muestra, con el nombre de Banalizar, los objetos que se utilizan. La sexta se llama Sacrificar y es un vídeo del happening con la prensa en el Jardín del Malecón. Peregrinar, la séptima es la procesión de objetos que viajarán hasta la sala de exposiciones. Y la octava, Contemplar, es un circuito cerrado que grabará el espacio de la exposición y que podrá consultarse desde la página web del PAC (www.pacmurcia.es). Por último, la novena "estación" está reservada a los próximos artista en tomar el relevo, para los que hay puesto un cartel de "reservado". El purgatorio consiste en una montaña de los restos de todo lo que encontré ya en la sala que no han sido útiles.

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