El Cultural

Daniel Birnbaum

"La crisis se notará en la Bienal de Venecia. Reflejará el momento"

29 mayo, 2009 02:00

Daniel Birnbaum. Foto: Ricardo de Luca / Iberpress

Los artistas ya empiezan a ocupar los Giardini y el Arsenale de la Bienal de Venecia, que arranca el próximo domingo 7 de junio y permanecerá abierta al público hasta el 22 de noviembre. Daniel Birnbaum, comisario de esta edición, la 53, nos desvela las claves de la exposición, de cómo le afectará la crisis, del sistema bienal y, por supuesto, de los representantes españoles.

¿Quién dijo que los nórdicos eran unos tipos fríos e impávidos? El tópico se hace añicos ante Daniel Birnbaum, el sueco sobre cuyos hombros recae la responsabilidad de comisariar la Bienal de Venecia. Derrocha energía, es apasionado y tiene 46 años, lo que hace de él el más joven director de la Bienal en su más de un siglo de historia. Quizás por todo, y también por el hecho de ser rector desde 2001 de la muy innovadora Escuela de Bellas Artes de Frankfurt, Birnbaum está dispuesto a correr riesgos. Promete una Bienal en la que el protagonismo absoluto sea de los artistas, no del mercado. Una Bienal de alto voltaje experimental.

-Debe de ser muy difícil encarar un proyecto tan monstruosamente grande como la Bienal de Venecia.
-Lo que es difícil es cumplir las expectativas ante una exposición como la Bienal de Venecia, porque la gente piensa que es infinita. Pero en realidad no es así, ni en sentido artístico ni logístico, ni financiero. No podemos hacer una exposición en la que estén todos los artistas interesantes que hay en el mundo, sería imposible. Y aunque muchos esperan que la Bienal de Venecia sea una exposición universal que refleje todos los aspectos y naciones del mundo, por supuesto eso también es imposible. Haremos una importante exposición internacional que incluirá artistas de todos los continentes, pero hay cosas muy interesantes que podríamos perfectamente haber incluido y que hemos dejado fuera. Lo que quiero decir es que, en buena medida, el trabajo de organizar una exposición internacional como la de la Bienal de Venecia radica en decir no, lo que no siempre resulta fácil.

-El título de esta edición de la Bienal es Making Worlds (Construyendo mundos), en alusión a la capacidad del arte de cambiar nuestra visión del mundo. ¿No le parece un poco ampuloso?
-No es la primera persona que me lo dice. Pero yo creo que si el arte tiene algún significado es que cambia la percepción de nosotros mismos y de nuestro ambiente, así que, si me apura, de alguna manera también cambia el mundo. Yo espero que ésta no sea una exposición nostálgica ni melancólica, sino que logre explicarnos cómo construir nuevos comienzos, porque eso es lo que el mundo en general, y el mundo del arte en particular, está demandando. Pedirles a los artistas que nos muestren el camino del futuro quizá sea demasiado...pero quién sino ellos puede hacerlo. Por lo menos, debemos intentarlo. Creo que no sólo las grandes instalaciones responden a ese enunciado, también un poema puede cambiar nuestra visión del mundo. Un pequeño poema puede ser un mundo, igual que una gran instalación con elementos arquitectónicos.


Lo que no hacen los museos
-De hecho, he oído que en la Bienal de este año va a haber poemas. A priori, suena bastante experimental…
-Es que creo que es importante que la Bienal de Venecia siga siendo experimental. Existen grandes museos que pueden hacer mejores exposiciones que la nuestra. La Bienal tiene que ser una plataforma para cosas nuevas. No es que tenga que ser necesariamente un laboratorio, pero sí un lugar donde se puedan llevar a cabo cosas que no se exhiben en los grandes museos. Eso puede significar muchas cosas, pero de lo que estoy seguro es de que la de Venecia no debe de ser una exposición al estilo de las que hacen los grandes museos sino otra cosa.

-Se diría que su Bienal va a ser el polo opuesto de la anterior, la comisariada por Robert Storr, a la que muchos acusaron de ser muy museística.
-Yo creo que Robert Storr hizo la bienal que quería hacer. Es verdad que muchos dicen que hizo una bienal muy museística porque, como ya sabe, unificó todo el Arsenal en un solo espacio tipo museo. Digamos que primero solucionó el espacio y luego colocó allí las obras de arte. Nosotros vamos a hacer algo diferente. No digo que vaya a ser mejor, pero sí diferente. No vamos a neutralizar los distintos espacios del Arsenal convirtiéndolos en uno solo, sino que lo vamos a dejar todo como está y los artistas tendrán que apañarse con lo que hay. Por supuesto, si alguien necesita una pared construiremos una pared. Pero no habrá una única solución.

-Usted habla de una Bienal experimental y, por otro lado, incluye en ella a artistas sexagenarios y septuagenarios…
-Así es, y puede que haya a quien le parezca que es una contradicción. Pero para entender dónde estamos ahora ,y a dónde nos dirigimos, es necesario tener cierto sentido de la genealogía. Eso no significa que vayamos a hacer una exposición histórica. Hemos incluido en la muestra a algunos artistas mayores, o incluso que han muerto, porque son una fuente de iluminación, de energía para el momento actual. Creo que muchísimos artistas coincidirán conmigo en que alguien como üyvind Fahlstrüm es una gran inspiración, que Gordon Matta-Clark se revisita con frecuencia, que el grupo japonés Gutai fue pionero en perfomances hasta el punto de convertirse en una leyenda entre los artistas americanos…


Fondos para producción
-La crisis mundial, ¿se está notando también en la Bienal de Venecia?
-Por supuesto. Todo el que trabaja con instituciones artísticas la está notando. A nosotros nos está afectando sobre todo a efectos prácticos, porque algunos artistas no están pudiendo realizar los proyectos que querían. Venecia tiene dinero, pero no puede financiarlo todo. Disponemos de fondos suficientes para instalar las piezas, transportarlas… Pero para producir las obras los artistas se tienen que buscar sus propias fuentes de financiación. Siempre ha sido así, pero este año a los artistas les está costando mucho más encontrar quién les sufrague sus producciones. Eso se notará en la exposición, pero me parece bien, reflejará el momento que vivimos. En medio de la crisis financiera que estamos viviendo, sería extraño hacer una exposición en la que corrieran ríos de dinero.

-¿La crisis puede ayudar al arte a liberarse del peso del mercado?
-Sí, creo que sí. Me parece estúpido tratar de revestir de romanticismo la crisis y pensar que va a tener un efecto beneficioso sobre el arte, que lo va a purificar… La crisis les va a poner las cosas difíciles a muchos grandes artistas. Pero también va a ayudar eliminar algunas cosas superfluas. El mundo del arte, en los últimos diez años, ha estado hiper financiado. Hace veinte años que trabajo en el mundo del arte, y cuando empecé era un mundo pequeño, como el de la poesía de vanguardia o el del teatro experimental. Y mientras el mundo de la poesía o el teatro apenas han crecido, el del arte lo ha hecho de manera apabullante, mezclándose con estilos de vida, con los negocios, con la moda… El mundo del arte se ha convertido en escenario de muchas cosas que no tienen nada que ver con el arte. Y si la crisis, de algún modo, pone fin a esto creo que será muy bueno para el arte.


Criterio e intuición
-¿Qué criterio ha seguido para elegir a los artistas que participarán en la exposición internacional de esta Bienal?
-Al final no es una cuestión de criterio, sino de intuición. Porque uno no puede pretender que esta sea una exposición neutra y objetiva. A pesar de ser grande, una muestra como ésta tiene un punto de partida enormemente subjetivo, marcado por el deseo de mostrar cosas que te parecen interesantes, desafiantes y relevantes. Entre los artistas que hemos elegido hay muchos que gozan de enorme éxito, que son muy conocidos y que funcionan en el mercado. No nos hemos dejado llevar por el criterio de decir no al mercado, algo que ha marcado otras exposiciones en las que se rechazaba incluir a alguien con éxito comercial. Pero también me parece interesante seleccionar artistas que aún no cuentan con el apoyo del sistema de galerías. Y tampoco sería honesto conmigo mismo si no incluyera a artistas con los que trabajo desde años, como Tobias Rehberger o Rirkrit Tiravanija. Aunque le confieso que también hay artistas que, después de trabajar con ellos durante años, he sentido que había llegado el momento de darnos un descanso.

-En la exposición internacional de la Bienal hay cuatro españoles: Sara Ramo, el dúo formado por David Bestué y Marc Vives y Jorge Otero-Pailos.
-Sara Ramo es una artista muy interesante. Y el dúo formado por Bestué y Vives me encanta. Este año contamos con un nuevo espacio expositivo, el llamado Jardín de las Vírgenes, que está en un estado bastante salvaje y que nadie hasta ahora había visto. Allí, Bestué y Vives han encontrado espacios imposibles en los que van a colocar unas esculturas en vídeo. Jorge Otero-Pailos no es un artista, es un arquitecto especializado en métodos experimentales de conservación, que gracias a esta Bienal se va a convertir en artista. Hasta ahora sólo ha hecho una cosa relacionada con el arte en Manifesta 7, en Bolzano, donde rescató del interior de las paredes de una viaja fábrica de aluminio de la época de Mussolini el polvo que a lo largo de los años se había ido acumulando.


Pabellones nacionales
-¿Cree que la Bienal de Venecia, con sus más de cien años de existencia y sus pabellones nacionales, sigue siendo un modelo válido, o está superado?
-Hay mucha gente que considera ridículo que en el siglo XXI se mantengan los pabellones nacionales. Pero cuando voy a Estocolmo la gente me pregunta qué artistas suecos van a la Bienal, cuando voy a Alemania me preguntan por los alemanes y usted me acaba de preguntar por los españoles, así que existe un interés por la gente de
tu país, que tiene tus raíces, tu lengua. La Bienal, si se utiliza de manera inteligente y abierta, es una plataforma excelente. Y, además, frente a los pabellones nacionales está siempre la exposición internacional, que hace de contrapeso.

-Pero ahora que en todo el mundo hay mil y una bienales, si no más, ¿cuál es el valor de la Bienal de Venecia?
-Yo se lo digo: la de Venecia es la única Bienal a la que el mundo del arte acude al completo. No me pregunte cómo, pero Venecia se las ha apañado para seguir manteniendo su status como la exposición más importante de ese tipo.

Construyendo mundos

Construyendo mundos es el título que Daniel Birnbaum ha elegido para esta 53 Bienal de Venecia, una macro exposición dedicada a la exploración del proceso creativo. La muestra englobará obras de más de 90 artistas de todos los continentes y de varias generaciones, a fin de entablar lazos de influencias y correspondencias. Entre los históricos, veremos a artistas como Gordon Matta-Clark, Yoko Ono, Blinky Palermo o Lygia Page, junto a algunos de los protagonistas de la escena más contemporánea como Paul Chan, Nikhil Chopra, Keren Cytter, Miranda July o Nathalie Djurberg. Una exposición que, además, pondrá el énfasis en el dibujo y la pintura. Las actividades principales se concentrarán en el Palazzo delle Esposizioni, en los Giardini, para lo que se ha pedido a tres artistas que rediseñen el espacio: Massimo Bartolini se ha encargado del espacio educativo; Tobias Rehberger de la cafetería y Rirkrit Tiravanija de la librería. El Arsenale se ha unido a la ciudad por un nuevo puente y el Jardín de las Vírgenes se convierte en un original espacio expositivo. Son 74 los pabellones nacionales y el premio de la Bienal, el León de Venecia, será esta vez para Yoko Ono y John Baldessari.