El Cultural

Álvaro Vargas Llosa

"Mi periodismo no es político sino ético, cívico"

30 enero, 2000 01:00

El último libro de álvaro Vargas Llosa, Cuando hablaba dormido (Grijalbo, 1999), es "un universo lleno de voces". Presidentes de gobierno, premios Nobel, guerrilleros, estrellas de la farándula y "razas aún peores" se pasean por estas páginas fruto de la experiencia en la radio de este periodista español nacido en Lima.

Pregunta: ¿Qué le ha aportado a AVLL su experiencia en la radio?
Respuesta: El descubrimiento de la voz como rasgo esencial de la individualidad. Nadie ayuda a apreciar mejor las posibilidades infinitas de la voz que la radio. También la idea del lenguaje hablado como la comarca más libre del planeta.
P: Escribe: "No perdí la razón gracias a la magia que fluía todos los días del estudio". ¿Qué es lo que hace mágica a la radio?
R: Hice que muchos de mis entrevistados no estuvieran conmigo en el estudio, de modo que tuviera que imaginármelos, lo mismo que hace el oyente. Es pura imaginación, pura magia.
P: "Qué oscuro se ve el mundo a las cuatro de la madrugada". ¿Por qué cree que al amanecer se aclaran las ideas?
R: Porque la madrugada, el amanecer, son no solamente momentos cronológicos: también atmósferas. Y esas atmósferas a mí me resultan muy conducentes a la impudicia y a la reflexión.
P: ¿Qué diferencia, en términos generales, al periodismo español del latinoamericano?
R: El español es más libre, aunque hay ejemplos admirables de periodismo libre en Latinoamérica. Allí se informa mucho sobre España, y aquí menos sobre lo que ocurre allende el charco.
P: Usted tiene una relación muy directa con la política. ¿Se pueden dominar las pasiones políticas a la hora de ejercer el periodismo?
R: Mi periodismo no es político sino ético, cívico. La pasión es un ingrediente indispensable del periodismo, a condición de que esté gobernada por unos principios. Soy un periodista comprometido, aunque esa palabra hoy genere bostezos.
P: Usted fue coautor del Manual del perfecto idiota latinoamericano... y español. ¿Los otros siempre se equivocan?
R: Rimbaud decía: "Yo es otro". Yo también me equivoco, como los otros. Pero el error propio no es razón bastante para no señalar el error ajeno, cuando éste supone ausencia de democracia o de prosperidad.
P: Desde la publicación de su libro, ¿ha disminuido el número de idiotas o por el contrario ha aumentado?
R: Es un libro que ya ha vendido más de 300.000 ejemplares, dicen. Si cada ejemplar lo leen cuatro personas, ¿quiere decir que hay 1.200.000 idiotas, ex idiotas o aspirantes a idiotas? No me atrevería a decirlo.
P: Política, periodismo y cultura... ¿Con cuál de estas armas se defiende mejor?
R: Son las tres hipóstasis de mi santísima trinidad: inseparables. La política es asunto de poder y libertad. El periodismo, contrapoder. La cultura engloba todo, incluidos política y periodismo.
P: Cela y Saramago quedaron prendados de sus esposas cuando les entrevistaron. ¿De quién ha quedado prendado usted con motivo de una entrevista?
R: De Cela y Saramago.
P: ¿De quién horrorizado?
R: De una diva peruana de los años cincuenta, venida a menos, a quien entrevisté en los años ochenta y me vomitó encima.
P: Isabel Allende piensa que llega un momento en que "la novela se escapa de control". ¿Quién lleva el control de una entrevista?
R: Isabel Allende, porque te embruja y te hace perder distancia crítica. El entrevistador debe mandar, pero saber aparentar por momentos que manda el entrevistado, pues así se confía y se abre más.
P: ¿Cuándo se pierde el control?
R: Cuando te enamoras, te deprimes o te pones nervioso.
P: ¿Con quién le ha ocurrido?
R: Casi me enamoro de..., me deprimí con el líder de la resistencia musulmana en Bihac y me puse nervioso cuando una bataclana argentina, Maritza, me enseñó, gradualmente, el ochenta por ciento del muslo en plena entrevista.
P: ¿Cómo reaccionó?
R: Me puse idiota con..., infantil con... y a jadear con Maritza.
P: ¿A qué personaje histórico le hubiera gustado entrevistar?
R: A Francisco Miranda, el más grande americano de todos los tiempos.
P: Usted dice:"Es probable, a juzgar por las ventas de sus libros [de I. Allende], que pronto haya que decir de García Márquez que es Isabel Allende con calzoncillos". ¿Utiliza el sarcasmo para provocar o para enmascarar una intención?
R: No es una frase sarcástica sino irónica -y bien intencionada. El humor es una llave que abre la sensibilidad del público. En el libro lo usé en las viñetas e introducciones donde trazo perfiles de los personajes, más que en las entrevistas mismas.
P: ¿Es lo mejor lo que más vende?
R: No necesariamente. Pero no soy de los que desprecia por envidia a los que venden mucho. Si Paulo Coelho vende millones de ejemplares en todo el mundo, algo hay en su literatura que le dice cosas importantes a la gente.
P: "Pocos son los escritores que no se pelean con su país, y Saramago pagó su cuota". ¿En qué situación se encuentra su relación con su país?
R: Se lo contestaré cuando salga mi próximo libro, En el reino del espanto (cita de Quevedo), en Seix Barral, ahora en febrero...
P: ¿Cree que le pasará factura?
R: Los mejores escritores pasan factura a sus países. Si no, no hacen bien su trabajo.
P: ¿Qué precio está dispuesto a pagar?
R: Voy pagando ya diez años de ostracismo físico. No soy ningún héroe. Los personajes de En el reino del espanto sí que lo son, y como los auténticos héroes tienen su pequeña cuota de villanos.
P: Denos una pista para entrar En el reino del espanto y salir ilesos.
R: ¿Qué derecho tiene el lector de salir ileso de En el reino del espanto, si para reconstruir esta espeluznante historia de espías tuve que estar clandestino en mi país, descubrir un octavo círculo de Dante y volverme insomne?
P: En conclusión: ¿Qué es, para AVLL, el poder y para qué sirve?
R: La cosa más peligrosa del mundo.