El torneo depende, en su gran parte, por la contribución de patrocinadores.
Un empresario revela cuánto cuesta organizar un torneo ATP en Mallorca y si es rentable: “Ahí estamos”
De acuerdo con Daniel Viladot, director de marketing, un torneo de este calibre puede llegar a costar cerca de 4 millones de euros.
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En Mallorca, el sol cae sobre una pista de hierba que no debería existir. No en el Mediterráneo, al menos. Y sin embargo, cada junio, la isla se convierte en la antesala de Wimbledon. Allí, un grupo de empresarios españoles ha logrado levantar el Mallorca Championships, un torneo ATP que, según su director de marketing Daniel Viladot, cuesta “unos cuatro millones de euros y muchas noches sin dormir”. “Estamos ahí, ahí”, dice entre risas, refiriéndose al punto de equilibrio económico. Ni pérdidas abrumadoras ni beneficios seguros, pero sí una apuesta que mezcla pasión, riesgo y mucha perseverancia.
Un torneo con alma británica y corazón mallorquín
Viladot recuerda al influencer Adrian G. Martin que todo comenzó en 2016, cuando un empresario austríaco decidió apostar por un torneo femenino en la isla. “Era un sueño romántico, casi imposible”, explica. La pandemia interrumpió la historia, pero también dio pie a una nueva versión: un ATP 250 sobre el mismo césped que Wimbledon.
“Somos los únicos que trabajamos directamente con ellos. Vienen técnicos británicos a revisar nuestras pistas y asegurarse de que cumplen sus estándares”, cuenta con orgullo. Esa conexión ha dado identidad al evento, que combina el espíritu británico con el encanto mediterráneo.
La figura de Toni Nadal, director del torneo, aporta el vínculo con la tradición local. “Toni lo supervisa todo. Habla con jugadores, con patrocinadores, y tiene una visión muy humana del deporte”, comenta Viladot. Para él, el torneo no es solo una competición, sino una forma de mostrar al mundo una Mallorca distinta, capaz de acoger tenis de élite sin perder su carácter.
Cifras que esconden una gran historia
Levantar el evento cuesta cerca de cuatro millones de euros, una cantidad que, según Viladot, “implica cuidar hasta el último detalle: desde el césped hasta la sonrisa del voluntario que recibe al público”.
Los patrocinadores sostienen la mayor parte del presupuesto, con aportes que van desde 25.000 euros hasta un millón, mientras que el resto proviene de taquilla y derechos televisivos. Pero el dinero no es lo único que se mide: “Cuando ves el estadio lleno y la gente disfrutando, entiendes que el retorno no siempre es financiero”, afirma.
Durante seis semanas, el Mallorca Country Club se transforma por completo. Más de 300 personas trabajan para montar las gradas, señalizar los espacios y dejar lista una pista central con capacidad para 3.500 espectadores. “Cuando el último jugador se marcha, el club vuelve a ser lo que era, como si nada hubiese pasado. Pero para nosotros, queda la sensación de haber hecho algo extraordinario”, confiesa el directivo.
El valor de improvisar y no rendirse
Viladot admite que hay días en los que todo parece salir mal: una tormenta inesperada, un fallo técnico o una baja de última hora. “No salvamos vidas, pero el evento tiene que salir igual. Lo importante es mantener la calma y confiar en tu equipo”, asegura.
Esa filosofía lo acompaña cada año, junto a una certeza: organizar un torneo como este es, ante todo, un acto de fe.
Cinco ediciones después, el Mallorca Championships sigue creciendo. Todavía no es un negocio redondo, pero sí una historia que combina esfuerzo, visión y una idea simple: llevar el tenis de hierba al lugar menos esperado. O, como dice Viladot con una sonrisa, “seguir ahí, ahí, pero cada vez un poco más arriba”.