Nadal, celebrando su victoria en Roma.

Nadal, celebrando su victoria en Roma. Matteo Ciambelli Reuters

Tenis Masters 1000 de Roma

Nadal, cronología de una resurrección mental

El español, campeón en Roma, ha superado un duro proceso para recuperar la energía perdida por todas las lesiones sufridas en los últimos 18 meses.

19 mayo, 2019 23:17
Roma (enviado especial)

El domingo, Rafael Nadal levantó su primer título de la temporada en Roma al imponerse a Novak Djokovic (6-0, 4-6 y 6-1) en una victoria que simboliza el triunfo de la perseverancia sobre los guantazos del destino.

¿Cómo llegó el español a una situación que casi e lo lleva por delante? Desde que ganó su undécimo título de Roland Garros en junio de 2018, Nadal ha renunciado o se ha retirado de ocho de los 11 torneos que tenía previsto disputar, completando su participación en Toronto (campeón), el Abierto de Australia (finalista) y Acapulco (segunda ronda). Encadenando lesiones desde su retirada en las semifinales del Abierto de los Estados Unidos (rodilla derecha, abdominal y muslo izquierdo) y una operación (pie derecho), el español arrancó 2019 a contracorriente (no acudió a Brisbane y reapareció en Melbourne) y se rompió de nuevo cuando empezaba a levantar el vuelo (no saltó a pista para enfrentarse a Roger Federer en las semifinales de Indian Wells).

Ese cóctel de contratiempos le quitaron la energía, le absorbieron la fuerza y le robaron la ilusión a Nadal, dejando a un jugador desposeído los pilares sobre los que ha cimentado su leyenda.

Así es cómo la cabeza más privilegiada del deporte moderno dijo basta antes de volver a hacerse impenetrable a un semana del comienzo de Roland Garros, que se disputará en París desde el próximo 26 de mayo.

Nadal, con el título de Roma.

Nadal, con el título de Roma. Matteo Ciambelli Reuters

Viernes 15 de marzo, Indian Wells

De repente, durante el partido de cuartos de final de Indian Wells que le mide a Karen Kahchanov, la rodilla derecha de Rafael Nadal le ha dado un aviso. El español, que manda 7-6 y 2-1, ha aprovechado el cambio de lado para apoyarse en la red y estirar la pierna. Su cara es un poema. El fisioterapeuta, que entra en la pista para colocarle una venda debajo de la rótula, tuerce el gesto cuando habla con el balear. Parece imposible que Nadal pueda terminar el encuentro, mucho menos ganarlo, pero el campeón de 17 grandes logra las dos cosas y se cita con Roger Federer en semifinales. Ese cruce, sin embargo, nunca llega a producirse: Nadal se retira del torneo el sábado por la mañana, horas antes de medirse al suizo, y sin saberlo abre de par en par las puertas de una de las mayores crisis de su carrera.

"Cuando regresé al vestuario después de ganar ese partido de cuartos contra Khachanov… fue un momento difícil para mí porque conozco mi rodilla y sabía que algo iba mal”, confiesa Nadal. "Quería esperar hasta la mañana siguiente para ver cómo me levantaba, pero lo veía muy complicado”, prosigue el mallorquín. “Luego volví a Mallorca, tuve que hacer el tratamiento, otra vez la recuperación, y no jugar durante un par de semanas, aceptando que me tocaba estar parado de nuevo".

Nadal, en el torneo de Roma.

Nadal, en el torneo de Roma. Matteo Ciambelli Reuters

Lunes 15 de abril, Montecarlo

Antes de debutar en Montecarlo, un mes después de bajarse de las semifinales de Indian Wells, todo el mundo asume que Nadal volverá a ganar varios títulos en la gira europea de tierra batida. Nadie sospecha que el español lleva tiempo peleando contra sus demonios, que no se ha preparado bien para el primer torneo de tierra de la temporada, que está a punto de estallar una bomba que se ha ido fabricando durante los últimos 18 meses.

"No llegué muy bien preparado a Montecarlo. Esa oportunidad perdida en las semifinales de Indian Wells…, reflexiona Nadal. "La gente no lo recuerda porque terminé número dos del mundo, pero el año pasado jugué nueve torneos y terminé siete. Mentalmente, incluso siendo una buena temporada, tuve que aceptar contratiempos muchas veces", sigue. "Me retiré en Australia y en el Abierto de los Estados Unidos. Luego, cuando quise volver en París, me pasó lo del pie y me operé. Y al principio de esta temporada me han pasado cosas todo el tiempo. No jugué en Brisbane. En Acapulco estuve sin entrenar cinco días antes del inicio del torneo por un problema en la mano. Después estaba jugando bien en Indian Wells, y abandoné", enumera. "Mentalmente ha sido duro, muchos problemas. Necesitaba mi tiempo para aceptarlo".

Nadal, durante un partido en Roma.

Nadal, durante un partido en Roma. Matteo Ciambelli Reuters

Miércoles 24 de abril, Barcelona

Nadal va montado en un coche de regreso al hotel Sofía, donde se aloja en Barcelona. El número dos acaba de superar su estreno en el Conde de Godó remontando 6-7, 6-4 y 6-2 a Leonardo Mayer. La grada ha visto ese día algo inédito: a Nadal jugando sin alma, a Nadal jugando sin ganas, a Nadal queriendo estar en cualquier lugar del mundo menos en la pista que lleva su nombre en Barcelona. La victoria, claro, no puede ocultar que las sensaciones son más que preocupantes.

“El primer partido en Barcelona fue un desastre, probablemente el encuentro con menos energía que he jugado en mi carrera”, asegura Nadal. “Volví al hotel y traté de pensar qué estaba pasando para arreglarlo en mi interior. A la mañana siguiente me desperté con una energía diferente y después de ese momento mejoré. Eso fue lo que pasó”.

Nadal, lamentándose tras fallar un punto.

Nadal, lamentándose tras fallar un punto. Reuters Giuseppe Maffia

Sábado 27 de abril, Barcelona

Por segundo torneo consecutivo, Nadal ha caído en semifinales. A diferencia de Montecarlo, donde Fabio Fognini fulminó a un tenista desdibujado, Dominic Thiem ha tenido que exigirse para vencer al español. Esta vez, el español ha peleado, se ha sentido competitivo frente a uno de los mejores tenistas en tierra del mundo. Y sabe que ese encuentro lo va a cambiar todo, que a partir de ahí su ascenso es cuestión de multiplicar el trabajo y cruzar los dedos para que el cuerpo le aguante.

"Contra Dominic fue un buen partido", dice el mallorquín. "Perdí, pero me ayudó a encontrar una manera y también a verme mejor para seguir mejorando", añade. "En Madrid fue mejor que en Barcelona, pero siempre es un poco más peligroso. Madrid es más duro para mí por la altura. Es el torneo de tierra donde menos control tengo, pero esa semana me ayudó porque jugué un par de buenos partidos", reconoce. "Y en Roma igual.: cada día he jugado un poco mejor. Estoy feliz de llegar a este nivel en el último torneo antes de un Grand Slam".

Nadal, en un partido de la gira europea de tierra batida.

Nadal, en un partido de la gira europea de tierra batida. Matteo Ciambelli Reuters

Domingo 19 de mayo, Roma

Hace más de una hora que Nadal ha conquistado el título de Roma, confirmando que una vez más ha salido de la crisis. Su rueda de prensa está terminando, ya puede intuirse la felicidad en la cara del jugador, ya puede verse la ilusión por regresar a Mallorca durante unos días antes de ponerse a pensar en París, cuando un periodista le pone en estado de alerta.

"Dijiste que estabas cansado mental y físicamente. ¿Cómo entrenas mentalmente para recuperar el nivel?", pregunta el reportero.

"Trabajas mentalmente cuando vas a la pista todos los días", responde el jugador. "No te quejas cuando juegas mal, cuando tienes problemas, cuando tienes dolores. Pones la actitud correcta, la cara correcta. Vas a la pista todos los días con la pasión de seguir entrenando. Ese es el trabajo mental. Es algo que he hecho durante toda mi carrera, no frustrarme cuando las cosas no han salido bien, no ser demasiado negativo. Por eso he tenido siempre la oportunidad de volver. Aquí estamos. Con un título importante en un momento importante. Ahora es el momento de seguir adelante. Esa es la victoria: el trabajo diario y la motivación para regresar, más que ganar títulos".

Nadal, en la celebración de su título en Roma.

Nadal, en la celebración de su título en Roma. Matteo Ciambelli Reuters