Jon Rahm rinde homenaje a Seve con su primera Chaqueta Verde en el Masters de Augusta

Jon Rahm se ha proclamado vencedor del Masters de Augusta. Un regalo para los espectadores, un regalo para Severiano Ballesteros en el día que habría cumplido 66 años y cuando se celebraban 40 años de su segundo triunfo allí. Una coincidencia que no hace sino más que agrandar la leyenda del de Barrika. Su segundo Grand Slam, lo que le coloca en la carrera por ser el mejor de la historia de España.

"Tenías que ser tú", fueron las primeras palabras que escuchó Rahm tras ganar. No eran de su familia, eran de José María Olazábal en referencia a Severiano Ballesteros. Un momento mágico.

No recurrió a la épica, tampoco la necesitó. Solo tuvo que aguantar y ver cómo sus rivales caían uno a uno. La magia de los campeones, un saber estar que quedó plasmado en el Augusta National Golf Club. Supo acertar en los momentos clave, manteniendo la calma, esa que caracteriza a los grandes jugadores, no se puso nervioso.

Ni la salida en tromba de Brooks Koepka, la gran apisonadora en los tres primeros días, pudo con Rahm. El estadounidense se diluyó, desapareció en cuanto le emparejaron con el español. Su fulgurante puesta en escena le colocó como el gran candidato, acumulando únicamente cuatro bogeys en los tres primeros días, no obstante, la presión hizo mella en él y erró hasta tres veces en la última jornada. No era su día, pero sí el de 'Rahmbo'.

Como si de un visionario se tratase, Rahm ya había avisado de sus intenciones. "Ojalá llegue a ese hoyo 10 con 1 o 2 golpes de ventaja", declaró el pasado miércoles. Y vaya si lo consiguió, cumplió su pronóstico a rajatabla y ahí fue donde comenzó su ascenso como la espuma. No necesitó más.

Jon Rahm celebra su victoria en el Masters de Augusta. REUTERS

El español, sabedor de lo que se jugaba, salió conversador en el décimo hoyo, también lo hizo en el undécimo. Siguió con la calma en el 12 y cambió su táctica en el 13. La agresividad hizo acto de presencia en la salida y terminó embocando un birdie para cerrar el Amen Corner. Tenía tres golpes de ventaja con cinco por jugar. No importaba el conato de remontada de Koepka, que también consiguió un birdie.

El hoyo 14 desató la euforia, pues un birdie le colocaba en la picota para acariciar la Chaqueta Verde del Masters de Augusta. La tocaba ya con sus manos, se hacía cada vez más presente su victoria en el Grand Slam. El momento que tanto había esperado estaba ahí, a punto de convertirse en el cuarto español en alcanzar tras Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García. La sexta Chaqueta Verde para nuestro país.

A partir de ahí, supo templar los nervios para apuntarse la victoria en Augusta. Supo templarlos a pesar de su acto de aparición en los dos últimos hoyos, en el primer putt del 17 y en la salida del 18, aún así los venció y se coronó en Augusta por todo lo alto. 

La victoria del español, sin embargo, no fue solo un triunfo del Jon Rahm o un triunfo del golf nacional. Fue un triunfo del PGA Tour sobre el recién nacido LIV Tour, con Koepka, Mickelson e, incluso en algunos momentos, Patrick Reed amenazando la victoria de los que muchos llaman traidores al sistema tradicional. Jon consiguió un triunfo de peso para volver a establecer esa diferenciación entre Tours que tanto está en boga hoy en día y que mucho tienen en duda de cómo puede funcionar con el paso del tiempo.

Siguiendo los pasos de Seve

Los números de Jon Rahm hablan por sí solos. El de Barrika no hace más que dar pasos de gigante en carrera para ser el mejor golfista de la historia de España. Persigue a Severiano Ballesteros. El de Pedreña logró sus dos primeros Grandes con 23 años, el 'Rahmbo' lo ha hecho con 28.

Por su parte, José María Olazábal se alzó con el segundo de sus Masters a los 33 años. Sergio García, que solo tiene el Masters de Augusta de 2017, logró su primer Grand Slam a los 37 años. Por el momento ya los ha ganado a ellos, pero todavía tiene mucho camino por hacer. Su historia sigue escribiéndose.