Messi celebra con Alcácer su segundo gol al Deportivo Alavés.

Messi celebra con Alcácer su segundo gol al Deportivo Alavés. REUTERS

1ª División SEGUNDA JORNADA DE LIGA

Con Messi es suficiente: doblete para calmar los ánimos en el Barcelona

El argentino, que falló un penalti, marcó los dos goles de la victoria de los culés al Alavés (0-2). El Barça giró en torno a él en un partido que también se decidió por los fallos de los vitorianos. 

26 agosto, 2017 20:12

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Los días y los años pasan, pero en el Barcelona hay algo que no cambia. La 'Messidependencia' a veces fue enorme y otras no necesitó aplicarse, pero siempre estuvo por si acaso. Messi es un jugador que te resuelve partidos como el que el Barça tuvo este sábado en Vitoria. Siendo mejores los culés, solo encontraron los goles en una mezcla de fallos del Alavés y hambre del argentino[Narración y estadísticas: Alavés 0-2 Barcelona]

Sin Suárez, que sigue lesionado, Messi tiene el rol de no alargar el mal estado culé. Y él, que es un buen profesional y tan gran jugador, lo hace. Puede elegir incluso dosificar sus esfuerzos. Dos goles en Mendizorroza y trabajo hecho. Eso fue el Barça. Y eso que dominó, se le vio claramente superior, pero enfrentó a un equipo inferior que aguantó todo lo que pudo, rocoso hasta que cometió fallos infantiles..

Bien colocado en defensa (ese era su objetivo), el Alavés taponó todas las ideas de un Barça que dominó con el balón aunque le faltaba verticalidad en el ataque. Así hasta que Ely cometió una de esas acciones innecesarias de las que después un futbolista se arrepiente. Agarró a Piqué dentro del área y no dejó rematar al catalán, aunque la posición del central, tan cerca de la línea de gol, prácticamente impedía que su remate fuera a ser demasiado peligroso.

Era penalti claro, uno de esos que nunca se pitan, pero que no se señale nunca no significa que no se deba pitar cuando es. La noticia es que lo falló Messi, o más bien, lo paró Pacheco, porque el meta extremeño hizo una gran parada, ya que el disparo del argentino iba fuerte y ajustado. Mendizorroza se puso a sus pies. Tanto Messi como Pacheco demostraron que un penalti no es un gol y que marcar una pena máxima no es tan fácil como se cree.

Jordi Alba celebra con Messi uno de los goles en Mendizorroza.

Jordi Alba celebra con Messi uno de los goles en Mendizorroza. REUTERS

El claro dominio azul (así visitó el Barça en Vitoria) no les privó de tener algún que otro susto, ambos en las botas de Rubén Sobrino. El canterano del Real Madrid tuvo el gol en dos carreras, especialmente en una a la media hora de juego en la que desnudó a un Piqué desconectado, fuera de forma. Paró Ter Stegen, que sacó varios remates peligrosos durante el partido.

El partido acabó por decidirse a los diez minutos de la segunda parte, momento en el que Messi cogió un balón dentro del área aprovechando la inocencia de Pina y remató con comodidad, apoyado por la suerte, ya que su disparo rebotó en Alexis y engañó a Pacheco. Ese gol rompió el encuentro, que quedó listo para sentencia en la práctica.

Al Alavés, ahogado en ataque y defensa, solo le quedó observar las ganas del Barça. Los culés aumentaron la distancia en otro gol con fortuna, ya que llegó de un horrible pase de Alexis, que regaló el balón a Alcácer a tres metros de Pacheco. El delantero valenciano asistió sin querer a Messi, que enganchó bien el balón y marcó sin problemas. 

El larguero evitó el hat-trick de un Messi que celebró con rabia sus goles y que funcionó mejor cuando Valverde pobló el centro del campo para dar más libertad al argentino. Destacó Iniesta, que dibujó el juego del Barça, especialmente en la primera parte. Esa es otra gran noticia para los azulgrana de un partido que acabó como se preveía: victoria cómoda de los de Valverde que se van al parón aplazando buenas y malas sensaciones.