Sergio Ramos y Cristiano se saludan en un partido en esta Champions.

Sergio Ramos y Cristiano se saludan en un partido en esta Champions.

Champions League

El Madrid, la Champions y el milagro de la sanación

Llega al partido ante el Nápoles (20:45 horas) con todos sus jugadores disponibles, excepto Bale. Hace dos semanas tenía a medio equipo titular en la enfermería.

15 febrero, 2017 00:16

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¿Qué tiene la Champions que hace del Real Madrid otro equipo? ¿Qué tiene esa sintonía que cambia por completo al equipo blanco? La respuesta bien puede ser la de siempre. 11 Copas de Europa, noches inolvidables, remontadas para la historia y un idilio casi inexplicable entre un equipo y una competición.

Lejos de tópicos y tradiciones, la Champions League vuelve al Santiago Bernabéu y lo hace cambiando por completo al Real Madrid. El equipo de Zidane es uno en Europa y otro en España. No significa esto que allí sea bueno y aquí sea malo, o viceversa. Sencillamente cambia. Se viste de otra forma, se prepara para la cita con otro ritual, huele el partido de otra manera y hasta su afición se transforma. El ambiente no es igual en un partido de Champions que en uno de Liga, aunque ambos sean de la misma importancia o incluso se enfrenten los mismos rivales.

Así, de repente, habiendo sobrevivido a algo más de dos meses al parón sin partidos europeos, algo que prácticamente ni se ha notado por la exigencia del calendario, llega la Champions para el Real Madrid. Lo hace con un partido más difícil de lo que parece. El Nápoles visita el Bernabéu (20:45 horas) y lo hace hasta con Maradona. En la expedición, claro. No se espera que el argentino vuelva al campo.

La irrupción de la Champions no solo ha logrado cambiar el ambiente en torno al Madrid (se pasa de una especie de desilusión ante loa a un optimismo por la opción de la Undécima), sino que, milagrosamente, trae consigo la recuperación de todos los efectivos. Hace solo tres semanas, medio equipo titular estaba en la enfermería, por la que habían pasado 19 de los 24 jugadores de la plantilla en lo que va de temporada. Las lesiones de Marcelo y Modric dejaban a Zidane "jodido", como reconocía. Pepe, Carvajal y Bale también estaban KO. Y Ramos renqueante. Era finales de enero.

La BBC, Benzema, Bale y Cristiano, en el entrenamiento del Madrid.

La BBC, Benzema, Bale y Cristiano, en el entrenamiento del Madrid. EFE

Pasando ya la mitad de febrero, la alarma acabó siendo un susto. Marcelo reapareció en Pamplona (lo hubiera hecho en Vigo si se hubiera jugado el partido), Modric igual, Pepe se recuperó, Ramos ya está a pleno rendimiento y Carvajal reaparece este miércoles. Todos listos... excepto Bale. El galés se quedó fuera de la convocatoria pero ya entrenó con el grupo y seguramente juegue el próximo sábado ante el Espanyol. Recuperado está, pero para forzar no. Si fuera la final, seguramente Bale jugara. Pero es una ida de octavos, con posibilidad de arreglar hipotéticos problemas en el encuentro de vuelta.

Con este nuevo equipo, casi al completo, pocas quejas podrá tener Zidane, que ha llegado con sus hombres en buen estado al tramo importante. La única duda será el sustituto de Bale, previsiblemente Isco, aunque no se descarta Lucas Vázquez. Incluso James estará en el banquillo. Todo lo demás, el equipo de gala del francés, con Varane por Pepe, aunque al francés ya se le puede considerar titular con tanta lesión del portugués.

¿Se salvará Benzema en su torneo fetiche?

Jugará Benzema. Zidane dice que le ve concentrado. "Cada uno puede opinar lo que quiera, lo importante es que le veo bien, metido en el día a día. Está muy metido". Será otra vez juzgado por el Bernabéu pero ahora será en su competición fetiche, donde Benzema mejor rinde. Será titular, en detrimento otra vez de un Morata que ha desaparecido últimamente. Mariano, ni convocado.

Y a este Madrid, dubitativo tras el irregular partido ante Osasuna, lo juzga un peligroso Nápoles. Cuando en diciembre el sorteo 'regaló' este enfrentamiento, al equipo italiano se le vio como una perita en dulce, un rival asequible para pasar a cuartos. El favoritismo del Madrid sigue intacto, no pasar sería un fracaso para los blancos, pero la eliminatoria está más igualada de lo que parecía en febrero. El equipo de Maurizio Sarri lleva 18 partidos seguidos sin perder (12 victorias y 6 empates). No conoce la derrota desde finales de octubre. Es el equipo más goleador de la liga italiana, con ocho tantos más que la Juventus, líder de la Serie A. 

Al frente del peligro napolitano, un cuarteto que puede dar dolor de cabeza a la defensa blanca: Hamsik, Callejón, Insigne y Mertens. Milik, en la convocatoria, es su 9 titular, pero justo llega de una larga lesión y no jugará en el Bernabéu. El polaco estará, salvo que el Nápoles pegue la campanada este miércoles, en el partido de vuelta.

Sin duda, el gran morbo está en la vuelta de Callejón, un jugador que se ha asentado en Italia después de ser el perfecto recambio en la etapa de Mourinho en el Real Madrid. En el Bernabéu se 'coló' como número 12 y dejó buen recuerdo entre la afición madridista. La figura del granadino amenaza con completar la película de miedo en Chamartín, aquella que protagonizan exmadridistas en el enfrentamiento contra el que fuera su equipo y en Champions League. Lo hizo Morientes en 2004 con el Mónaco, lo hizo Morata con la Juventus en 2015 y... ¿no hay dos sin tres o a la tercera va la vencida?

Maradona lidera el desembarco italiano

El partido, declarado de alto riesgo (la afición napolitana tiene ya un historial de incidentes en las últimas campañas y habrá unos 1.000 sin entrada por Madrid), es mucho más que una ida de octavos. El Madrid, lógicamente, tiene mucho más que perder que ganar a estas alturas. En este encuentro en el Bernabéu el objetivo es ir a San Paolo con la eliminatoria resulta. Allí se puede esperar una encerrona de época.

Lo que es seguro es que en el Bernabéu no habrá silencio, como en 1987, último enfrentamiento entre Madrid y Nápoles, que se jugó sin público por sanción al club blanco. Allí estaba Maradona, como ahora, aunque entonces con algún kilo menos y mucha más calidad en las botas.

El Madrid vuelve a su amor platónico, a veces correspondido, otras olvidado y con varias infidelidades de por medio. Es el amor que dura más allá de San Valentín. La Champions, capaz de cambiar el ánimo a un equipo aunque sea solo al escuchar su nombre.