Penas de cárcel para los responsables del partido que dejó más de 130 muertos en Indonesia

Se empiezan a atisbar los castigos de la tragedia que asoló a Indonesia el pasado mes de octubre. En total, 135 personas perdieron la vida en los incidentes que se produjeron en el estadio de Kanjuruhan, de la provincia de Java Oriental. Tras un largo proceso de investigación, los principales culpables de los hechos sucedidos han conocido sus penas.

Los dos señalados son el presidente del comité organizador del club Arema, Adbul Harris, y el jefe de seguridad del estadio, Suko Sutrisno. Ambos han conocido que tendrán que ir a la cárcel como pena tras las investigaciones llevadas a cabo en el juicio por la tragedia, informó el medio local Detik.

El más castigado ha sido Adbul Harris, que tendrá que cumplir un año y seis meses en prisión. Por otro lado, Suko Sutrismo ha recibido un año de cárcel como consecuencia de una tragedia que conmocionó al mundo y donde hubo más de un millar de heridos. Ambos fueron declarados culpables de negligencia por el tribunal de Surabaya. Sin embargo, la Fiscalía reclamaba para ellos seis años y 8 meses como castigo.

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Tanto el presidente del comité organizador como el jefe de seguridad del estadio están señalados por un alto índice de culpabilidad en los trágicos sucesos ocurridos en el estadio. Bajo el foco se pusieron las decisiones tomadas, en especial la de lanzar gases lacrimógenos a muchos de los aficionados en el recinto deportivo.

Además, también hay otras personalidades a la espera de una sentencia en firme. Estos son el comandante de una Brigada Móvil de la Policía de Java Oriental, Hasdarmawan; el jefe de la sección de Operaciones de la Policía de Malang, Wahyu Setyo Pranoto, y el jefe de la Policía de Malang, Bambang Sidik Achmadi.

"Brutalidad policial"

Lo ocurrido tras el pitido final del partido entre el Arema y el Persebaya Surabaya el pasado mes de octubre dejó una de las tragedias más importantes vividas en el mundo del fútbol. La derrota de los primeros por 2-3 desató a sus aficionados, que decidieron tomarse la revancha por su cuenta. Éstos invadieron el césped y muchos de ellos perecieron debido a la asfixia, traumatismos y tras ser pisoteados por las demás personas que estaban en la estampida.

Sin embargo, bajo el foco quedó la "brutalidad policial" para detener a los alrededor de 3.000 aficionados que abandonaron las gradas para saltar al terreno de juego. Esto provocó una avalancha que acabó con más de 130 muertos en el estadio. La utilización de la policía del gas lacrimógeno provocó que se generase un estallido de locura en los seguidores. 

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El uso del mismo provocó que muchas personas sufriesen los efectos del gas y se viesen afectados por la falta de aire para poder respirar, generando una situación de caos y pánico entre la multitud. Además, su uso está prohibido en los estadios deportivos, tal y como señaló la FIFA. El organismo presidido por Gianni Infantino decidió abrir una investigación paralela a la de la Justicia de Indonesia para esclarecer todo lo que había ocurrido en el estadio de Kanjuruhan. Sin embargo, la policía allí presente hizo caso omiso a la prohibición que imperaba.