El partido entre Atalanta y Valencia, celebrado en San Siro el pasado 19 de febrero, ha sido calificado como "una bomba biológica". Dicho encuentro se jugó con los aficionados de uno y otro equipo en las gradas del mítico estadio de Milán y se ha confirmado que fue una fuente de contagio y expansión del coronavirus tanto en Italia como en España.

Tanto el alcalde de Bérgamo como la OMS Italia han corroborado esto, pero Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, sigue defendiendo todavía que el máximo estamento del fútbol europeo no es culpable de que se disputase dicho encuentro y que por este aumentasen los contagios en ambos países, que a su vez son dos de los más golpeados por el Covid-19.

"Nadie sabía entonces que la Lombardía sería un brote como después lo ha sido. En todo momento seguimos los consejos de las autoridades y no podíamos hacer nada", ha asegurado recientemente el máximo mandatario de la UEFA. Ante el avance del coronavirus, se decidió que el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League se celebrase en Mestalla a puerta cerrada.

Kondogbia, en el Valencia - Atalanta de la Champions League en un Mestalla vacío EFE

En ese duelo de vuelta no hubo público en las gradas de Mestalla, pero sí que aficionados de ambos bandos se dieron cita en los aledaños del estadio che, algo que el propio Ceferin ha querido poner de relieve para señalar que tampoco es culpable de ese hecho la UEFA.

La inocencia de la UEFA

"Las decisiones no se pueden tomar en un día. Hay contratos y acuerdos. Todavía se estaba jugando en toda Europa y en el Valencia - Atalanta de vuelta de la Champions, las fronteras aún estaban abiertas. Sobre la presencia de los seguidores fuera del estadio, era responsabilidad de las autoridades españolas", ha finalizado Ceferin.

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