Hasta el más inocente de los tópicos es algo que puede cargar el Diablo cuando el nombre de Dios -y la renovación de su contrato- están en juego. Nos referimos a la renovación del contrato de Dios y no al del Diablo. El primero es por supuesto el Messías, que además de ser un juego de palabras recurrente en las portadas de la prensa deportiva catalana (lo reciclan con frecuencia y pretensión de eterno hallazgo) es quien manda en el Fútbol Club Barcelona, ya sea de forma directa o por vía interpuesta, como se verá. Luzbel, en este caso, ha tomado forma en la carne mortal del directivo Pere Gratacós, quien ha sido exorcizado por el Padre Bartomeu, como decimos, por unas declaraciones completamente inaceptables contra el astro culé que reproduciremos antes de que nuestra cabeza comience a girar sobre su eje y un vómito verde salpique la pantalla. Son palabras de corte luciférico y extrema gravedad contra el delantero argentino, como verán: 

“Sin Iniesta, Neymar, Piqué y compañía, Leo no sería tan buen jugador. Pero evidentemente es el mejor”.

Estas son las palabras que le han costado el puesto al hasta ayer director de Relaciones Institucionales de la entidad blaugrana. Son palabras cuya carga diabólica no alcanzaría a identificar quien no sea ducho en los manejos del Maligno. Alguien poco avisado las calificaría de amable perogrullada. Algún ingenuo aducirá que puede incluso imaginar al propio Leo pronunciarlas en la entrega de algún premio individual (cuando le premian -solo cuando le premian- acude a dichos eventos) y no le faltará razón, pero claro, es otro contexto.

-Y bueeeno, quiero dar las gracias a mis compañeros porque sin ellos no sería lo que soy.

Hasta el propio Leo podría, sí, haber emitido un cliché de esa índole, pero sucede que las mismas palabras cobran distintos carices según quién las pronuncie y en qué circunstancias lo haga. En boca de Gratacós, y justo cuando la Sagrada Pulga negocia una nueva renovación -que hacía por lo menos semana y media que no exigía-, es sinónimo de posesión diabólica, por lo que el padre Bartomeu no ha tenido más remedio que expulsar a Mefistófeles del cuerpo de su junta directiva en claro homenaje a William Peter Blatty, creador de “El exorcista” y fallecido ayer.

Agencias

La comparación entre Leo y Dios es tan cansina como en el fondo bien traída, porque hay dogmas de fe que giran en torno a ambos y que está muy feo y muy penado entrar a discutir. Sugerir que Messi necesita para algo del trabajo de sus compañeros es, al parecer, herejía que la Iglesia Leonina o Leonesca castiga, a escala, con la misma severidad con la que la Inquisición zanjaba determinados devaneos científicos. Lo que falta por saber es si ha sido Leo en persona quien ha ordenado el exorcismo.

A mí me cuesta creer que Messi haya decidido personalmente la destitución de Gratacós, y menos por unas declaraciones como esas. Más bien tiendo a pensar que hay en la cúpula blaugrana personas cuyo temor de Dios maravillaría al propio Supremo Hacedor, que por consiguiente son más messistas que Messi y que vengan de oficio y vicariamente, en nombre de la Sacrosanta Pulga, cosas que la Pulga no entraría nunca a vengar a poco que de él dependiera y las existencias de choripán le mantuvieran de mediano buen humor.

La ira divina es de dos tipos, a saber: directa o por mano de hombre. El Señor envía plagas cuando la Humanidad se pervierte, cosa que la Humanidad procura hacer al menor descuido, y de igual forma se manifiesta ocasionalmente la ira del Messías sobre, por ejemplo, espectadores del Bernabéu poco afines a su Palabra y al alcance de un somero balonazo. Serían ejemplos de ira directa.

En contraposición a esta, la ira divina por mano de hombre (o sea, por delegación) es, nos maliciamos, la que ha tenido lugar en el caso que nos ocupa. La Santa Inquisición quemaba herejes sin preguntar antes al Supremo Hacedor si la medida le parecía bien o mal. Así se me antoja a mí que ha obrado Bartoméu en lo tocante a la expulsión del Ángel Caído del cuerpo de su junta.

-Madre mía lo que ha dicho este. Como se nos enfade Leo, pide diez millones más. Trae los aperos de sacar diablos, Jordi.

Consumada la expulsión satánica del cuerpo del club, se ha procedido a la emisión de un comunicado que atribuye la decisión al hecho de que Gratacós haya "expresado públicamente una opinión que no coincide con la de la entidad". Rescatamos la opinión que ha desembocado en decisión tan drástica:

“Sin Iniesta, Neymar, Piqué y compañía, Leo no sería tan buen jugador. Pero evidentemente es el mejor”.

Falta por explicar dónde exactamente reside la discrepancia entre el parecer de Gratacós y el de la “entidad” (¿?), y se nos antoja que hay ahí material para debates de gran fuste. ¿No considera la entidad (¿?) que Iniesta desempeñe un papel de importancia en la tarea de sacar de Messi su mujer fútbol? ¿No le parece que Neymar lleve a cabo una tarea similar complementando el talento de la OmniPulga? ¿O es Piqué la causa del desacuerdo? ¿Opina de hecho la entidad (¿?) no solo que esos jugadores no hacen mejor a Messi, sino que lo hacen peor? ¿En qué parte de su frase anida la discrepancia que ha causado el fulminante cese del directivo?

Quizá nunca lo sepamos. Lo que sí sabemos es que la frase, a juzgar por la reacción institucional, solo ha podido provenir del mismísimo Príncipe de las Tinieblas, ya felizmente desalojado del organigrama culé. Y sabemos una cosa más, claro. Sabemos por dónde tiene el Messías, el granDIOSo, la OmniPulga cogidos a los miembros de su Junta directiva, con el presidente al frente, mientras negocia esta enésima renovación, a saber: por el mismo sitio por donde los tendrá cogidos en cuanto exija la renovación enésimo-más-una dentro de unos quince días.