Florentino, a estas alturas, no engaña a nadie. Que te toque en Octavos el PSG y en Cuartos la Juventus son notas discordantes sólo en apariencia, pues no hay otra forma de camuflar el calentamiento sistemático de bolas, la manipulación fraudulenta, que introducir en la ecuación fuegos de artificio diseñados para despistar. Las bolas del PSG y de la Juve estaban tan incandescentes como tantas otras veces, aunque ahora tuvieran que pasar por el microondas de la pista falsa. Florentino ha querido que le toquen al Madrid el PSG y la Juve para no despertar sospechas que hubieran sido ya insostenibles. Ha manipulado en detrimento del Madrid para poder seguir manipulando en su beneficio sin que nadie llame a la policía, que es lo que habría sucedido si le hubieran tocado (pongamos por caso) el depauperado Chelsea en la ronda anterior y la meritoria pero inocua Roma en el cruce que se marcó el viernes en Nyon.


Chelsea y Roma. ¿A quién me recuerda eso? Ah, sí. Bartoméu ha seguido una pauta idéntica a la de Florentino pero al revés. A fin de poder seguir llorando sin que sus jipidos queden desacreditados, ha permitido que en dos rondas consecutivas los rivales del Barça sean sustancialmente más flojos que los del Madrid y casi que los de cualquiera: sólo fingiendo salir ganando de vez en cuando puede seguir en la denuncia de los agravios que constantemente le inflingen la suerte, los poderes fácticos, Guruceta. Sépase ya, por si no se sabía, que Bartoméu manipula los sorteos pero no en su beneficio sino en su perjuicio, pues en la filosofía Barça es siempre preferible el poder llorar por no ganar que el ganar en sí mismo. Armoniza mejor con el procedimiento moral del procés, que teme en silencio la independencia y prefiere el stand-by de los ochocientos heridos quiméricos.







Bartoméu orquesta estafas en los sorteos para que la suerte le sea esquiva y así poder gimotear a modo. Lo del Chelsea y la Roma han sido excepciones a la regla pero excepciones concebidas para abundamiento de la misma: ahora hace que le salga bien porque quién se creería a un tipo a quien todo le sale mal siempre. Es la cortina de un humo contrario al del Madrid, pero cortina también, humo al fin.


Así pues, Florentino se ha dejado ganar en el bombo para poder seguir ganando, mientras su homólogo culé se ha puesto traje de ganador ocasional para poder acusar a Florentino de ganar con trampa, para poder hacerlo sostenidamente además (le acusa él o le acusa su entorno, da igual). Florentino y Bartoméu son como Matt Damon y Leonardo Di Caprio en Infiltrados. Bartoméu es bueno pero hay que trabajarse la suspensión de incredulidad, de modo que lo ha hecho parecer todo como si delinquiera, con enormes dosis de realismo. Se ha tragado sus escrúpulos y se ha gestionado un Chelsea y una Roma. Florentino es por supuesto malo malísimo pero se ha preparado concienzudamente para pasar por bueno, siendo la última añagaza del proceso el haberse apañado un PSG y una Juve. Es el juego inacabable de agentes dobles y triples, con Eva Marie Saint disparando balas de fogueo para que James Mason se trague la muerte de Kaplan, que en realidad es Thornhill.


El riesgo está ahí, pero ¿quién dijo que sería fácil ser un infiltrado? Te preparas un PSG y una Juve para que la abolición de las sospechas te permita seguir facturando bolas de wolfsburgo por lo bajini, pero claro, es que en el proceso el PSG o la Juve ¡te pueden eliminar!, con lo que no habrá opción de calentar un wolfsburgo en la ronda siguiente. Likewise: cocínate un Chelsea y una Roma para que nadie piense que tu estrategia es perder para ganar, hazlo si quieres, pero no pierdas de vista que a resultas de esta cobertura puedes de hecho acabar ganando y quién quiere la independencia cuando en su lugar puedes esgrimir brechas de ketchup ante la prensa internacional.


Y eso es justo lo que le está pasando a Bartoméu: que sigue adelante en la Champions muy para su disgusto, con el rédito que le sacaría a una eliminación ante un rival potente gestado desde el sorteo. Como le siga saliendo por la culata el tiro de esta nueva maniobra de distracción, no descarten que el Barça supere el umbral últimamente infranqueable de los Cuartos para preocupación de la parroquia. A ver qué lacito amarillo va a lucir Pep si tenemos que dejar de contar que Florentino calienta las bolas.