La censura no descansa y se multiplica. En 2015 se ha disparado. Según la organización danesa Freemuse, un órgano consultivo de la ONU que vigila por el cumplimiento de la libertad de expresión de los artistas, el pasado año los ataques aumentaron de manera considerable: un 20% más de casos de asesinatos, maltratos, secuestros, encarcelamientos y amenazas. Y un “asombroso” aumento del 224% en actos de censura. Freemuse registró -gracias a los reportes e informes de sus colaboradores en todo el mundo- un total de 469 casos de censura. “Es el peor año registrado de todos. Casi ha duplicado el número de casos de 2014”, explica en su estudio el grupo en activo desde 2012. Se ha incrementado un 98% con respecto a 2014, en el que se registraron 237 casos.

En la clasificación del terrorismo de Estado contra los artistas encontramos, en primer lugar, a China, con 20 “violaciones graves”, seguido de Irán (16) y Rusia (15). Turquía y Siria les pisan los talones, con 10. Es lo que el informe llama “la liga de los países que por sistema reprimen la libertad de expresión”. España aparece con dos episodios de censura, sin especificar si uno de ellos es la prohibición del concierto de Soziedad Alkohólica en el Palacio de Vistalegre, el 15 de marzo de 2015. El Ayuntamiento alegó “posibles riesgos de alteración del orden”. “Posibles”. Al analizar cada uno de los más de 400 casos, aparecen 292 ataques censores, 23 detenciones, 42 artistas procesados, 24 maltratados y tres asesinados… que la organización haya podido saber.

Freemuse asegura que el número de casos denunciados continúa siendo muy inferior al real

Las estadísticas de la asociación muestran que la música es la disciplina más violada. Representa el 66% del total de casos (309). Un aumento “asombroso” con respecto a los 90 casos de 2014. “Músicos y compositores son asesinados, perseguidos y encarcelados”, explican. Recuerdan la prohibición total de la música en Afganistán y Mali -donde la música es descrita como “una herramienta del diablo”-, así como los ataques por motivos religiosos y políticos para acabar con las voces disidentes en países como China, Etiopía, Marruecos, Burundi, Bielorrusia y Cuba.

Además, el informe ha incluido el ataque del Estado Islámico contra el público reunido en la sala Bataclan de París, donde murieron 89 personas, que “disfrutaban del derecho a participar de la vida cultural”. El efecto secundario fue, según el informe, que muchas personas se abstuvieron de visitar museos, asistir a conciertos y teatros en los meses posteriores a los ataques. Las víctimas del Charlie Hebdo no se incluyeron porque la categoría periodistas y dibujantes se incorporan en los informes de PEN Internacional, Reporteros son Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas.

Falta de conciencia

En el documento, el colectivo señala que han podido detectar ese “aumento preocupante” de censura porque cada vez hay más denuncias que llegan a conocerse. Paradójicamente, a mayor libertad de expresión, más denuncias de lesiones. Sin embargo, Freemuse asegura que el número de casos denunciados continúa siendo muy inferior al real, debido a “la falta de conciencia, el registro, la voluntad política y la capacidad de redacción de informes”.

Arabia Saudí no respeta los derechos de libertad de pensamiento, ni libertad de religión, ni contra la tortura

El mejor ejemplo es Corea del Norte, país que no figura entre los más censores sencillamente porque no se tienen informes de lo que ocurre en el interior del país. El único caso de censura que se conoce fue un decreto emitido por Kim Jong-Un, en el que el dictador exige la destrucción de cintas y discos compactos que amenacen al Gobierno. Freemuse destaca también la barbarie que Arabia Saudí sigue cometiendo contra los Derechos Humanos Fundamentales y señala el caso del poeta palestino Ashraf Fayadh, primero sentenciado a muerte y más tarde resuelto con 8 años de prisión y 800 latigazos. “Arabia Saudí no respeta los derechos de libertad de pensamiento, ni libertad de religión, ni contra la tortura”, añade.

En Irán, lo mismo: tres artistas condenados a seis años de prisión por crear y promocionar música underground. “Uno de ellos fue torturado”. Cuando en agosto de 2015 China dio a conocer una lista negra con 120 canciones prohibidas, Freemuse incluyó cada una de ellas en su informe por ser censuradas. El extremismo religioso es, sin duda, el peor azote de las libertades creativas, tal y como señalan. Así ocurre en las zonas dominadas por los talibanes en Pakistán y Afganistán, el Estado Islámico en Siria e Irak, fundamentalistas en el norte de Mali, Boko Haram en Nigeria y diferentes grupos en Somalia. “Es imposible estimar el número de artistas y actos de represión contra la expresión artística”, explican.

Historiales oscuros

Al definir los problemas artísticos en cada país, de Turquía dicen que es el país vive bajo un terror legislativo y un Erdogan con una “piel muy fina”. Ponen el foco en la joven cantante kurda, Nudem Durak, que cumple una condena de 10 años y medio por la “promoción de la propaganda kurda”. En Rusia no existe la disidencia artística y todas las instituciones culturales están bajo control estatal; las principales motivaciones censoras fueron el nacionalismo político y la religión.

La autocensura por miedo a las represalias financieras, culturales, religiosas o políticas llega a las creaciones artísticas de todo el mundo

China, explican, tiene “un oscuro historial de encarcelamiento y detención de sus ciudadanos, sin olvidar las tácticas que emplean para hacer desaparecer a personas y acallar la disidencia”. “El país mantiene un firme control sobre la libertad artística y continúa con el arresto de 10 músicos tibetanos”, añade el informe. Freemuse se lamenta del desconocimiento que se tiene sobre la lista de películas y libros prohibidos, porque “los números reales son muchos más”.

La conclusión es muy poco esperanzadora: “La autocensura por miedo a las represalias financieras, culturales, religiosas o políticas llega a las creaciones artísticas de todo el mundo”. Sólo 53 de los 193 estados de la ONU firmaron en septiembre de 2015 la confirmación del derecho a la libertad de expresión creativa y artística. Entonces se dijo que “aquellos que suprimen la expresión artística temen su efecto transformador”. En comparación con otro tipo de creación, 223 músicos fueron censurados (según lo recogido por Freemuse) frente a los 31 directores de cine, los 16 casos de artes escénicas y los 13 artistas plásticos.

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