El director iraní Jafar Panahi fue condenado en 2010 a seis años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas. Actualmente vive en arresto domiciliario en su casa de Teherán desde donde se las apaña para seguir rodando. El delito que se le atribuye es “actuar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el estado”.

No es un caso aislado. Mohsen Makhmalbaf, autor de Kandahar, huyó del país y hace cinco años en una entrevista al periódico El Mundo reconocía que todavía tenía pesadillas con la cárcel e incluso con ser ejecutado. El mítico Abbas Kiarostami vio cómo su filme Copia certificada era vetado por la forma provocativa de vestir de Juliette Binoche y se le prohibía rodar en Irán durante dos años.

Por ello destaca que una mujer iraní, que en su ópera prima ha retratado la situación de una joven a la que la sociedad margina por querer casarse en segundas nupcias con su novio, no sea capaz de ver la censura de su país. Se trata de Ida Panahandeh, que con Nahid , que llega a los cines este viernes, ganó el premio a la promesa de la sección Un Certain Regard de Cannes. Ella cree que existe la misma censura en Irán que en cualquier otro país occidental.

La directora visitó la pasada Seminci para presentar la película y dejó claro que su posición no era a la que estamos acostumbrados a escuchar en los artistas del país. “Esa censura que todo el mundo piensa que hay, creo que existe en todos los países cuando haces una película, pero se disfraza de una forma diferente. Siempre te dicen: 'yo te recomendaría no poner esto porque vende más'. Siempre hay personas que con esa excusa intentan cambiar la película”, explicaba a EL ESPAÑOL. 

Farhadi no ha tenido ningún problema en Irán. Si no tienes una doble intención y muestras las cosas como son y sin agravarlas no hay ningún problema

Su comentario choca todavía más después de ver Nahid, que presenta a una mujer moderna y decidida que cuestiona los valores predominantes. Una mujer que se maquilla, se peina, se cuida y que de forma implícita pide libertad. Al escucharla hablar así de la censura es inevitable mencionar a Jafar Panahi. “Asghar Farhadi no ha tenido ningún problema en Irán. Si no tienes una doble intención y muestras las cosas como están y no las agravas y las empeoras no hay ningún problema”, se defendía.

“Yo he hecho tres películas para la televisión, una de ellas es una crítica social fuerte y todo el mundo decía que era imposible que esto se fuera a emitir, sin embargo no hubo ningún problema, porque era la realidad, no la exageré. Lo que no le gusta a la censura es que lo exageres, si no tienes esa doble intención no te van a decir nada”, zanjaba mientras añadía que el principal problema al que se ha tenido que enfrentar para sacar adelante su película es el dinero.

La directora Ida Panahandeh en el rodaje de 'Nahid' Caramel Films

La película habla de las mujeres persas, pero también tiene mucho de la propia directora, que cree que “no hay ningún artista que no ponga un pedazo de su espíritu dentro de lo que está creando”.

Las educadoras universales

Al opinar sobre la represión contra la mujer que muestra la película, también opta por desvincularla de Irán y la asocia a las comunidades pequeñas donde hay menos libertad e importa mucho el qué dirán. “Si trasladamos esta película a Teherán sería diferente. Ya no tendría sentido. Lo mismo pasa en Europa o en EEUU, si te metes en un pueblo cerrado todos saben lo que ocurre. A veces nos fijamos en la cultura de otro país y en el nuestro pasa lo mismo. En los lugares pequeños hay menos libertad que en los grandes”, dice la realizadora.

Si me hubiera criado en una familia donde la mujer aceptara ser maltratada o ser menos que un hombre ahora sería diferente. Somos las educadoras de la humanidad

Sus opiniones chocan, e incluso hacen plantear que lo que el público occidental está entendiendo como una crítica a la opresión de la mujer, no sea tal. Pero Ida Panahandeh se empeña en no sacar de dudas a nadie: “La belleza del arte es que cada cultura entienda lo que quiera entender”.

Volvemos al ataque. ¿Cree que vive en una sociedad machista? ¿Y el cine, es una profesión machista? Aquí Panahandeh admite que sí que la mujer está por detrás del hombre, aunque vuelve a equiparar la sociedad iraní con la del resto del mundo. “Es un problema a nivel mundial, pero también te digo que muchas veces nosotras somos las culpables por aceptarlo y echarnos para atrás. Somos las educadoras de la humanidad. Si he llegado a donde he llegado es por dos mujeres en mi vida que han sido muy fuertes, con mucho carácter y con ganas de avanzar: mi madre y mi abuela”, cuenta.

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La madre de la directora la crió sola, y su abuela vivió en un pueblo pequeño de Azerbaiyán después de la Segunda Guerra Mundial, donde llegó a ser directora de un importante colegio, por lo que cree que es su labor como mujer educar hacia la igualdad. “Si me hubiera criado en una familia donde la mujer aceptara ser maltratada o ser menos que un hombre ahora sería diferente. Somos las educadoras de la humanidad las que estamos fallando”, zanja mientras confirma que no le importaría rodar en otras industrias. Habrá que estar atentos a su nueva película y hacia adónde avanza su discurso.

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