La ciudad de Córdoba, madinat Qurtuba, cayó en manos cristianas en 1236 tras la exitosa campaña liderada por el monarca castellano Fernando III el Santo. Pero al menos desde un siglo antes, en la antigua capital del esplendoroso califato omeya vivió un grupo de personas que no comulgaba con los hábitos religiosos del islam. Un nuevo escenario, recién desvelado por los estudios arqueológicos y los análisis de restos faunísticos, que discute la visión historiográfica más extendida: en esa época los grupos hispánicos se habían exiliado para esquivar las persecuciones o se habían convertido al credo musulmán.

Las investigaciones en la Zona Arqueológica de Cercadilla, un yacimiento ubicado al noroeste del centro de Córdoba en el que se han documentado importantes vestigios de época romana y medieval, se han centrado en un complejo arquitectónico constituido por hasta doce edificios con funciones productivas y domésticas. En esta zona, los arqueólogos han excavado un basurero del siglo XII y un suelo tardoandalusí, recuperando una gran cantidad de restos orgánicos y materiales. Lo que más les ha llamado la atención es la abundante presencia de huesos de suidos (cerdos y jabalís), cuando la carne de porcino es uno de los pocos alimentos considerados de naturaleza impura por todas las doctrinas jurídicas del islam.

Los resultados de estos trabajos, dirigidos por Marcos García García, investigador de la Universidad de York, en colaboración con Marta Moreno García, científica del CSIC, Mª del Camino Fuertes, de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, y Rafael Hidalgo Prieto, profesor de la Universidad Pablo de Olavide, acaban de publicarse en la revista Arqueología y Territorio Medieval. La principal conclusión que arroja el material arqueofaunístico analizado es la posibilidad de testimoniar "un comportamiento de gran significación en términos socioculturales, dado que supone un transgresión evidente de la normativa dietética propia de la ortopraxis del islam medieval". 

El arqueólogo Marcos García, estudiando restos de animales. Cedida

Los especialistas consideran que los individuos que generaron estos residuos formaron parte de una comunidad cristiana por varios motivos. El primero es el carácter relativamente aislado y periférico de este conjunto de estructuras, una reocupación en el siglo XII de un centro de culto cristiano de época tardoantigua con una necrópolis asociada, con respecto al centro de la ciudad andalusí. Menos discutibles son los hallazgos materiales, sobre todo los huesos de suidos que conforman un mínimo de doce paletas y cinco jamones, y una valva de vieira con dos perforaciones, un caso único en al-Ándalus que indican su carácter ornamental, y que se puede relacionar con la peregrinación a Santiago de Compostela.

"La principal aportación del artículo, que es parte de mi tesis doctoral, considero que pasa por demostrar el potencial informativo del estudio arqueozoológico para detectar la presencia de comunidades que, a tenor de la información manejada, pueden identificarse tentativamente como cristianas, en un periodo y un ámbito geográfico en el que se ha presupuesto desde hace décadas que dichos grupos se habían convertido al islam o habían emigrado", explica a este periódico Marcos García, miembro también del proyecto de investigación internacional Landscapes of (Re)Conquest.

El arqueólogo señala que las evidencias que informan sobre la presencia de comunidades cristianas en Córdoba en el siglo XII son dispersas, fragmentarias y aparecen descontextualizadas, especialmente en forma de lápidas. Los resultados obtenidos en Cercadilla, especialmente la identificación de un hábito de alimentación relativamente inédito para dicho marco histórico, son de gran interés. "Hasta ahora, el problema ha sido el uso por parte de la historiografía de la ausencia documental a menciones a grupos cristianos en al-Ándalus durante este periodo como argumento ex silentio, lo que demuestra la utilidad de la arqueología para generar conocimiento histórico de calidad", apunta.

Grupo no islamizado

La arqueozoología, el estudio en este caso de los huesos de suidos hallados en el basurero, permite averiguar las prácticas alimentarias de la comunidad. "Los datos parecen indicar que los restos examinados proceden de la importación de piezas cárnicas derivadas de animales de edad avanzada y que previamente habrían sido procesadas en un lugar externo al espacio de consumo del que se recuperaron", detallan los arqueólogos en el estudio. Además, barajan que el porcino pudo haber sido criado en régimen de semilibertad por los integrantes del grupo al tratarse de un asentamiento en las afueras de la Qurtuba tardoandalusí.

En algunos textos islámicos medievales se recoge que la hambruna extrema elimina la prohibición específica de consumo de carne de cerdo. Sin embargo, los investigadores descartan que la "transgresión alimentaria" documentada en Cercadilla se corresponda con una carestía generalizada al no encontrar referencias en las fuentes. Se decantan, en consecuencia, por que los residuos fueron generados por "un grupo social y culturalmente no islamizado". Es decir, por la presencia de "formas de vida marginales" de personas supuestamente cristianas.

La valva de vieira con dos perforaciones de Cercadilla. Marcos García García

Además, la concha de vieira de un hipotético peregrino, descubierta en un suelo de ocupación de un espacio habitacional, lo que le otorga un papel utilitario, decanta todavía más la balanza hacia la hipótesis principal que manejan los arqueólogos: en la Qurtuba del siglo XII había comunidades cristianas.

"La arqueología representa una vía de acceso de primer orden al reconocimiento de la identidad sociocultural de los actores sociales del pasado", valora Marcos García García. "En concreto, la arqueozoología, al informarnos sobre una actividad social y culturalmente tan representativa como la alimentación, permite llegar donde otras líneas de análisis no llegan y contribuir a mejorar nuestro conocimiento sobre la identidad etnoreligiosa de los grupos pretéritos, pero también sobre las formas de explotación y gestión de los animales, las prácticas de distribución de los productos animales, las prácticas de carnicería, evolución zootécnica, etcétera". La sociedad hispanomusulmana de la Edad Media sigue desvelando toda su complejidad.

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