Thierry Frémaux, director del Festival de Cine de Cannes.

Thierry Frémaux, director del Festival de Cine de Cannes. Efe

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Thierry Frémaux: “En Cannes no hay cine español porque no me invitan a verlas”

El director general del Festival de Cannes aterriza en San Sebastián Todos quieren verle, menos los responsables políticos de la industria cinematográfica. 

25 septiembre, 2017 11:42
San Sebastián

Su rostro no es el más conocido en las alfombras rojas, pero Thierry Frèmaux es, sin duda, la persona más deseada. Es el director general del Festival de Cannes, y todos quieren hablar con él, los periodistas queremos entrevistarle, los productores y directores enseñarles sus productos para ver si les reserva un hueco en la próxima edición. Los que no nunca están para saludarle o enseñarle nuestras películas son las autoridades culturales españolas, que el propio Frèmaux reconoce que nunca le han invitado a conocer nuestro cine, uno de los motivos de su ausencia constante en La Croissette.

Frèmaux pasó por el Festival de Cine de San Sebastián para presentar Lumière!, un homenaje al creador del cine (al francés, cómo no) y un canto a la defensa de la sala y la pantalla grande frente a las nuevas plataformas de exhibición. Cannes contra Netflix, continúa la guerra que empezó en mayo y que sigue presente con la próxima entrega del certamen ya preparándose.

¿Por qué quiso hacer este homenaje a Lumiére?

Hace muchos años que hago revisiones con público de películas de Lumière, y por los 120 años que cumplía el cine me apetecía hacer una película sobre él, realizada con sus propias películas. Es muy importante ver sus películas otra vez en la sala comercial. Eso nunca ha pasado, ni siquiera con Melies o Gaumont. Y lo quería poner de vuelta frente al público, porque hay tantos clichés falsos, que quería derribarlos y contar las cosas bonitas.

En la película recuerda que Lumière hasta creó el remake, ¿está todo inventado en el cine?

Sí y no. El acto de Lumière fue un acto de inocencia y todavía a veces la tiene. Lumière inventó muchas cosas y había que decirlo, para explicar que el cine es un arte muy joven. Picasso dijo una vez que tardó toda una vida para pintar como un niño, y en Lumière hay una pureza y una inocencia que todavía son ingredientes importantes para una película. Pero también quería luchar contra ideas falsas sobre él, como que no creía en el futuro del cine. Él hizo 1.500 películas, o que no era realmente un inventor y que fueron Edison y Muybridge, y ellos fueron muy importantes antes que él, pero no hay otro inventor después de él, porque ya estaba hecho el cine para siempre. Otro tópico falso es que no era un director, o que sólo hacía documentales… En la historia del cine Lumière es Rosellini, y Melies es Fellini. Uno pone el mundo real en la pantalla, y el otro lo reinventa.

Lumière lo que hace es globalizar el cine, llevan el aparato a todos los países, ¿cree que el cine Hollywoodiense le ganó la partida al cine francés?

Lumière creó las tres preguntas para cualquier director, qué historia quieres contar, cómo lo vas a hacer y cuál es la posición de la cámara. El acto de Lumière es un acto total. Fue una idea genial, increíble, audaz. El cine me dice quién soy y me va a decir quiénes son los otros, y eso sigue en el cine, el buen cine es la verdad, la simplicidad y que me lleve dentro de otro mundo.

El cine está cambiando, sobre todo las plataformas de exhibirlo, aquí se están proyectando series. ¿Es inevitable esa transformación o hay que defender el cine en la sala?

Ver hoy estas películas en plena época de Netflix es muy importante. Creo que cuanto más avancemos veremos que el invento de Lumière es definitivo, y ese invento llevaba la idea de la sala, de compartir, de compartir imágenes. Ahora estamos en otra situación. Es verdad que todo se puede ver por internet, pero el hecho de ir, de salir de casa, de sentarse en una sala… esto es increíble. Edison inventó el kintoscopio, una máquina individual, pero Lumière inventó las salas y no tengo ninguna duda de que la gente tiene ganas de ir a las salas. En China cada semana se crean cientos de ellas. A mí me gusta mucho el fútbol, y lo veo en televisión, pero ir al estadio con mis amigos a cantar y pasarlo bien es mucho mejor. Los tiempos actuales son, por eso, muy interesantes.

Pero, el cine democratizó el arte, llevó las películas a la clase obrera, y eso es algo que Netflix ha hecho también, que personas que no tienen un cine en su pueblo o ciudad, puedan ver cine.

Sí, tienes razón en eso. Ahora uno puede ser un cinéfilo desde casa, pero no queremos vivir en el mundo de los ordenadores. Yo no quiero la nube de Apple, quiero mi propia nube, vivir con los libros que me hicieron como soy, con los DVD que me construyeron como persona. Y para nosotros es un trabajo de los Festivales de Cine hay que ir a buscar a esa gente que aman las películas, las series, que están abiertos a mirar, pero que hay que ir a buscarles para estar todos juntos en la sala y no estar en casa y dar al play.

Usted dijo que el cine europeo debería reinventarse, a lo mejor esa reinvención pasa por ser menos elitista y llegar a gente que consume Netflix.

Mira, Cannes es un laboratorio. La imagen de lo que pasa en el mundo. Para mí era hace dos años imposible imaginar esta polémica. Netflix es la palabra de 2017. Y Cannes está en el centro de la discusión, no para decir lo que está bien o mal, sino para decir que hay un nuevo mundo. Igual que yo no digo que una película es buena o mala, mi trabajo no es ese, mi trabajo es decidir que esa película debe estar en la Sección Oficial para mostrar una fotografía del cine de ese año y hacer un viaje. Me parece que ahora, tras esta polémica que fue muy importante, la gente ha olvidado que esto ya pasó en 2002 con las proyecciones digitales, cuando tuvimos a El arca rusa de Sokurov y Star Wars, las dos en digital diciendo que había un nuevo material. Las críticas fueron tan grandes que tuve miedo de ser despedido. Esa es mi forma de actuar, como la de Lumière, para ir al futuro hay que ir al pasado. A mí me interesa abrir mis brazos a Netflix para conocerle, para ver lo que quiere, para llevar a Cannes lo que pasa en el mundo.

¿Entonces porque la polémica se cerró así?

Me preguntas sobre el año próximo… en septiembre no son las mismas palabras que en mayo. Las cosas cambian cada mes, pero lo que no cambia es la convicción de defender a los autores, las películas… Yo no hablo con Netflix, hablo con directores o productores. No sé lo que hará Cannes el próximo año, porque nosotros no seleccionamos películas, son películas que no son seleccionadas para nosotros.

Y ninguna española, ¿por qué no hay cine español en Cannes?

Nunca fui invitado por las autoridades españolas para ir a Madrid y hablar con la profesión. Y lo hago con Italia, con Argentina… No digo que sea culpa de nadie.

¿Autoridades se refiere al Gobierno?

Sí.

¿Algún autor le interesa, además de Almodóvar?

Me han gustado mucho Qué dios nos perdone de Rodrigo Sorogoyen, y Tarde para la ira, de Raúl Arévalo. Muy buenas. Y tengo que venir aquí.

Si vemos al ministro le decimos que le invite.

Es que no hay mejor manera que ir a un país a ver a los autores, sus vidas. Lo hago en Corea, Japón… y aquí nunca lo he hecho salvo con Pedro (Almodóvar), con Jaime Rosales, que ya son amigos o autores cercanos a Cannes, pero no hay nada escrito. Cannes es una página en blanco cada año.