En febrero del año pasado, Mike Smith, un arqueólogo aficionado que se dedica a encontrar objetos con su detector de metales, realizó "un descubrimiento único": un complejo funerario completo de más de 2.000 años en Pembrokeshire, al oeste de Gales, que aun ahora sigue sacando tesoros a la luz.

Las ruedas de un carruaje, llantas de hierro y una espada son los últimos elementos del botín de artefactos de la Edad de Hierro hallados en la excavación. El yacimiento fue descubierto después de que se encontrase un broche de esmalte rojo, que al principio se pensaba que era de la época medieval, y luego resultó ser parte de un arnés de un caballo.

Desde los primeros objetos hallados por Mike Smith, un equipo de arqueólogos ha penetrado en el subsuelo valiéndose de diversos radares descubriendo zanjas y paredes, lo que sugiere que en las cercanías del complejo funerario hubo un gran asentamiento celta.

Adam Gwilt, el principal conservador del Museo Nacional de Gales, a donde se espera que sean enviados todos los restos hallados, ha asegurado que "no solo es el primer carruaje funerario que se encuentra en Gales, sino en todo el sur de Gran Bretaña. Estos carros, como vehículos ceremoniales y de guerra, se usaban como exhibición de poder y de identidad de sus propietarios y de las tribus que convivieron en la última etapa de la Edad de Hierro".

1 millón de libras

Por el momento, son pocos los datos que se conocen sobre a quién perteneció esta carroza, pero los expertos creen que conducen a un hombre o mujer de alto estatus dentro de la tribu o comunidad.

Por su parte, Kate Roberts, inspectora de monumentos del servicio de Patrimonio del Gobierno de Gales, ha asegurado que este yacimiento es "un descubrimiento arqueológico único que despierta nuestra imaginación y nos hace preguntarnos quién dirigiría el carruaje y cómo sería el mundo en el que vivió". "Al estudiar estos artefactos esperamos conocer más sobre un momento en el que se registró un gran cambio en el Imperio romano y se extendió por Gales", ha añadido.

Una investigación llevada a cabo el pasado mes de enero determinó que el sitio está legalmente protegido y que Mike Smith debe vender al museo los más de 30 objetos que descubrió. Y aunque la cantidad ha de ser compartida con el propietario de las tierras, Smith ha asegurado que espera recibir en torno a un millón de libras, según informan medios británicos.

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