Fra Angelico y su obra más famosa, 'La Anunciación'.

Fra Angelico y su obra más famosa, 'La Anunciación'.

Cultura Exposición en el Prado

Fra Angelico no se llamaba Fra Angelico y otros misterios del pintor beato

El fraile italiano nació como Guido di Pietro a finales del siglo XIV y es uno de los grandes maestros del Renacimiento florentino.

28 mayo, 2019 12:51

La pintura de Fra Angelico, uno de los grandes maestros del Renacimiento florentino, abrió un nuevo modo de ver gracias a su innovador manejo de la luz y la perspectiva. Todas estas cualidades pictóricas se han visto a menudo eclipsadas por su condición de fraile y de pintor teológico, pero el italiano sería el precursor de un estilo que dominaría el arte occidental hasta la época moderna.

Si bien su obra ha sido estudiada con detenimiento, con La Anunciación -restaurada y que actúa como eje central de la exposición que acaba de inaugurar el Museo del Prado bajo el título de Fra Angelico y los inicios del Renacimiento en Florencia- a la cabeza, más incógnitas y misterios se ciernen sobre la vida del pintor italiano.

La primera incertidumbre tiene que ver con la fecha de nacimiento de Fra Angelico, cuyo nombre real era Guido di Pietro. Se sabe que nació en Mugello a finales del siglo XIV, en torno a 1395. También es incierta la fecha en la que se trasladó a Florencia con su hermano Benedetto, ingresando ambos en el taller de manuscritos de la parroquia de San Miguel Visdomini. "Benedetto se formó como copista, y Guido como iluminador, lo que explica su ulterior maestría en obras de pequeño formato", se explica en la enciclopedia del Museo del Prado. 

Tras su etapa como aprendiz de Lorenzo Monaco, existen indicios de que Angelico se estableció con un taller propio antes de profesar, hacia 1420, en el convento de San Domenico de Fiésole, donde tomó el nombre de Fra Giovanni -fra procede del latín, fratrem, y significa hermano/fraile-. Porque Fra Angelico, como se le conoce hoy en día, es el apodo que se le puso después de su muerte en referencia a su profunda espiritualidad y que a aparece por primera vez 14 años después.

Su biógrafo Giorgio Vasari lo describe como el poseedor de "un raro y perfecto talento", además de mencionar que "nunca levantó el pincel sin decir una oración ni pintó el crucifijo sin que las lágrimas resbalaran por sus mejillas".

Mejores obras y época romana

Se formó como pintor en una Florencia en la que los encargos públicos de escultura y arquitectura conseguidos por Brunelleschi, Donatello y Ghiberti hicieron que se volviera la vista a la Antigüedad clásica en busca de inspiración. En la década de 1420, Fra Angelico pintó algunas de sus obras clave, como La AnunciaciónLa Coronación de la Virgen, que muestran sus influencias del gótico y del arte revolucionario de otros artistas como Masaccio.

Tras la elección de Eugenio IV como papa en 1446, Fra Angelico se trasladó a Roma, donde estuvo pintando durante cuatro años en el Vaticano. Solo se conserva uno de sus trabajos romanos: el ciclo de frescos con las vidas de san Esteban y san Lorenzo en la capilla privada de Nicolás V (1448-1449).

Imagen de las salas de la exposición.

Imagen de las salas de la exposición. Museo del Prado

Después de una breve estancia en Oriveto regresó en 1450 a Florencia para asumir el priorato de Santo Domingo en Fiésole. Su último encargo fue la desaparecida decoración al fresco del claustro de Santa María sobre Minerva, principal fundación dominica en Roma, donde siguió un programa iconográfico concebido por fray Juan de Torquemada.

En ese convento fallecería el 18 de febrero de 1455, siendo su cuerpo inhumado en la nave izquierda, junto al presbiterio. Además, Fra Angelico sería beatificado en 1982 por el papa Juan Pablo II, paso previo a ser declarado santo. Precisamente la efeméride de su fallecimiento se dedica a su figura de beato, lo que convierte al pintor en seguramente el único artista renacentista con una jornada para él.

La originalidad de Fra Angelico, marcada por su dominio de la luz y su particular narrativa de las escenas, ha cautivado al público y a generaciones de pintores, como Paul Gauguin o el abstracto Mark Rothko, quien ha considerado al pintor renacentista como su artista favorito.