Viñeta de 'Los mitos de Cthulhu', de H.P. Lovecraft y Alberto Breccia

Viñeta de 'Los mitos de Cthulhu', de H.P. Lovecraft y Alberto Breccia

Cultura

El mejor Lovecraft y su peor espanto condensado en sus obras completas

6 enero, 2019 00:31

Mil setecientas páginas de espanto condensan el universo raro y espectral del que está considerado maestro del terror contemporáneo, Howard Phillips Lovecraft, (H.P.Lovecraft), del que la editorial Del Nuevo Extremo (DNX) acaba de editar sus obras completas en edición bilingüe inglés-español.

Las obras se contienen en cuatro tomos: los tres primeros incluyen desde los relatos primerizos del autor hasta los clásicos, además de su ensayo sobre el horror sobrenatural en la literatura, y el cuarto son sus poemas, tan inquietantes como sus cuentos.

Lovecraft (1890-1937) fue "el recluso" de Providence, la ciudad norteamericana en la que nació "ya viejo"; "el apartado", el que no se hallaba a gusto en el mundo real y se fue refugiando poco a poco en otras dimensiones para crear una llena de miedos, los que le provocaba una sociedad que él creía que le arrinconaba.

El padre del "horror cósmico" estuvo muy olvidado hasta que en 2007 se cumplió el 70 aniversario de su muerte, pero su estilo barroco, moroso en las descripciones y lento sin tregua, con el que crea una atmósfera fantástica de delirio y paranoia, es único en su género.

El periodista y escritor argentino Edgardo Lois explica en el prólogo los principales hitos de la vida del autor de El extraño, hijo de un hombre que tuvo que ser ingresado en un sanatorio mental y de una madre sobreprotectora que también acabó con problemas psiquiátricos.

Poe: fundamental en su obra

Lovecraft se crió en la casa de los abuelos, en los que había joyas literarias de género sobrenatural y macabro que guiaron su gusto para pasar luego a los Cuentos de Grimm y Las mil y una noches.

"Jamás me sentiré demasiado alegre ni demasiado triste, pues tengo más tendencia a analizar que a sentir. La alegría que puedo experimentar se deriva siempre del principio satírico, y mi tristeza no es tanto personal como una inmensa y terrible melancolía ante el dolor y la futilidad de toda existencia", escribía Lovecraft sobre sí mismo.

A los seis años componía "aleluyas" y en los dos años que estuvo enfermo de distintas dolencias sin ir al colegio -de los 9 a los 11- descubrió a Edgar Allan Poe, fundamental en su obra.

Entre 1909 y 1914 vivió en la cama, leyendo y escribiendo poesía gregoriana, pero siempre se arrepintió de no haber hecho algo con "la maldición de tener que ganarse la vida y aprender algún oficio: Hoy me abalanzaría sobre cualquier puesto regular en el que cobrase diez dólares a la semana", afirmaba.

Publicó su propio periódico, Conservative, de 1915 a 1923, y en él defendió al Ku-Klux Klan, criticó a la "inmigración degenerada" y tachó a los bolcheviques de "chusma rusa subhumana".

Tory, zarista, patricio, fascista, nacionalista, militarista y partidario de la oligarquía hasta los años 20 y a partir de los años 30, "una mezcla entre fascista y socialista antiguo no bolchevique", escribió cerca de 100.000 cartas de entre 4 y 8 páginas; más de 100 ensayos y artículos y 150 obras.

Su gran aportación: los mitos de Cthulhu

Una de las grandes aportaciones de Lovecraft a la literatura de terror fueron los mitos de Cthulhu, con los que contribuyó a crear toda una mitología de dioses antiguos y poderosos que esperaban su momento para acabar con los humanos.

Con un sistema nervioso que él describía como "un despojo de naufragio", asocial hasta la paranoia y con unos valores más que cuestionables, escribió algunos de los relatos "más horripilantes y tenebrosos" que se conocen.

"Mi objetivo es el placer que puede proporcionarme la creación de determinadas escenas extrañas y en el único lector que pienso es en mí mismo", confesaba.

Otra de sus obras más conocidas, "la lentísima" En las montañas de la locura, la escribió en 1931 aunque no se publicó hasta 1936, cuando la revista "Astounding Stories" (Historias Asombrosas) la editó en tres entregas.

El escritor, falleció de cáncer de colon y absolutamente arruinado porque nunca se preocupó por gestionar sus derechos literarios, que otros sí aprovecharon.

"El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad y el tipo de miedo más viejo y poderoso es el temor a lo desconocido", escribió en uno de los mejores estudios que existen sobre la literatura macabra y por el que tampoco cobró ni un céntimo.