José Guirao (Pulpí, Almería, 1959), exdirector del Museo Reina Sofía, será el nuevo ministro de Cultura y Deporte del Gobierno de Pedro Sánchez, según ha podido confirmar este periódico. La decisión se produce después de que este miércoles Màxim Huerta haya presentado su dimisión tras conocerse que había defraudado a Hacienda más de 200.000 euros valiéndose de una empresa pantalla.

José Guirao, nuevo ministro de Cultura

El nuevo ministro exprés es un clásico en la ingeniería cultural, un gestor que conoce las virtudes y los defectos de ese monstruo llamado "Administración". Como gestor de contenidos tiene un criterio contrastado y es consciente de las necesidades que tiene el sector. Nadie tiene que explicarle nada a Pepe Guirao, que está más que breado en las cuestiones más urgentes de las industrias culturales y las instituciones públicas. 

Contra la banalización

Sólo puede esperarse de él calidad, diplomacia y reflexión. No es un nombre mediático, pero llega con los bolsillos llenos de conocimiento. Quizá sea el mejor perfil para una legislatura tan breve como esta. Guirao siempre se ha posicionado contra la banalización del discurso cultural, ha considerado a la cultura como un refugio para el pensamiento y para el bienestar de los ciudadanos.

El mundo del arte ha podido conocer su trabajo en el Museo Reina Sofía, pero también al frente de La Casa Encendida durante su primera década de vida. Ahora es el responsable de la Fundación Obra Social Montemadrid, heredera de la estructura de la antigua Fundación Obra Social Caja Madrid, y de su patrimonio, sus intenciones y su pasado...

Vacas gordas, vacas flacas

La Obra Social Caja Madrid desapareció tras los 15 millones de euros dilapidados en gastos personales a golpe de tarjeta, durante las presidencias de Blesa y Rato. Hundieron, entre otras cosas, la marca del osito verde y Guirao se colocó al frente de la nueva Fundación para rehabilitar la marca y borrar las huellas del crimen. Una nueva identidad trabajando desde la transparencia y con grandes exposiciones -en la Casa de las Alhajas, de Madrid- como la retrospectiva dedicada a José Guerrero.

No es un gestor derrochador, conoce los ajustes y recortes. Pasó de gestionar 270 millones de euros, en 2009, con la Obra Social Caja Madrid, a los 30 millones de euros, en la nueva fundación. Dato curioso: en el almacén de la sede central de Montemadrid se encuentra almacenado el retrato de Blesa pintado por Carmen Laffón

En su nuevo destino mantenía funciones que vinculaban la cultura con la educación, algo que no es común, pero es imprescindible. Acción social, educación, cultura y medio ambiente son sus áreas de trabajo desde hace años. Su carrera es brillante: a los 24 años dirigió cultura en la Diputación de Almería, cuatro años después fue nombrado Director General de Bienes Culturales de Andalucía. Con 34 años entra a dirigir el Museo de Bellas Artes, convertido en Museo Reina Sofía un año más tarde. 

Guirao es de los que cree que la crisis ha puesto en evidencia qué instituciones han hecho un programa de arraigo en la sociedad por su calidad y capacidad para llegar a la gente y cuáles no. "Las que lo hayan logrado sobrevivirán, porque la sociedad las protegerá". No cree en las instituciones públicas que se dedican a mirar sólo al sector sin tener en cuenta a la población.  

Hasta arriba de experiencia

El nuevo ministro de Cultura está al corriente de las necesidades de colaboración privadas para sustituir la merma de las aportaciones públicas. Puede ponerse a recibir al sector mañana mismo, no necesita que le cuenten cuál es su papel ni dónde hace agua el barco. "Es importante transmitir a la sociedad que la creación es un asunto de todos, no sólo de las administraciones", le dijo a este periodista hace siete años, en un encuentro cruzado con Miguel Zugaza, entonces director del Museo del Prado. 

No cree en las instituciones públicas que se centran en su propio sector. La cultura ciudadana. "La sociedad también tiene que decir algo y defender lo que valora y quiere". Guirao defiende que un buen proyecto se defiende bien ante cualquier circunstancia. Es templado y diplomático, sabe negociar, nunca falta a su criterio y su criterio suele ser siempre el acertado. Algo muy importante: es un veterano que se ha reciclado a las nuevas propuestas y a los nuevos tiempos continuamente.

Defensor de la libertad de expresión 

Guirao no camina sobre la superficie, sabe que el problema de las instituciones públicas culturales está en su corazón. Cree que hay un trabajo por hacer en la Administración pública para encontrar financiación en entidades privadas. "La alianza entre lo público y lo privado debería llegar por proyectos a medio y largo plazo, que no terminaran en hechos puntuales. Hay que buscar modelos para que la iniciativa privada no se sienta sólo como una fuente de financiación, sino que esté involucrada en un proyecto institucional público con otros mecanismos de cooperación", explicaba en aquel encuentro el nuevo ministro de Cultura y Deportes. Por cierto, de esto último ni papa, pero para eso se creó la Secretaría de Estado de Deportes.

Tiene capacidad para hacer reformas de calado y es una figura lo suficientemente potente como para promover el pacto de Estado que necesita el sector. Un dato más para aclarar ante la potencia del gestor que acaba de fichar Pedro Sánchez: ante la censura de Ifema contra la obra de Santiago Sierra en ARCO, la Comunidad de Madrid voto a favor de la censura, el Ayuntamiento en contra, la Cámara de Comercio a favor y Guirao -como representante de Montemadrid- en contra de retirar la obra del artista. Pues eso.