La emblemática presentadora Laura Valenzuela junto a su hija, Lara, en una imagen de las redes sociales.

La emblemática presentadora Laura Valenzuela junto a su hija, Lara, en una imagen de las redes sociales.

Famosos HA MUERTO A LOS 92 AÑOS

Los últimos años de vida de Laura Valenzuela: arropada por su hija y sus nietos y con atención médica las 24 horas

Este viernes, 17 de marzo, ha fallecido la emblemática presentadora tras unos días ingresada en el hospital aquejada de una delicada salud. 

17 marzo, 2023 19:16

Este viernes, 17 de marzo de 2023, es un día triste y enlutado para el mundo de la televisión, el cine y la prensa del corazón. Ha fallecido la emblemática, querida y siempre recordada presentadora Laura Valenzuela a los 92 años de edad. La madre de Lara Dibildos (51 años) ha perdido la vida tras varios días ingresada en el hospital La Princesa de Madrid. 

Lo cierto es que la salud de la celebérrima actriz y presentadora era delicada en el último tramo de su vida, y EL ESPAÑOL se hizo eco, hace unos días, de uno de sus últimos ingresos hospitalarios a causa de una infección que le provocó fiebres y malestar.

Finalmente, y pese a que Laurita Valenzuela -como se la conoció en los medios de comunicación durante su época dorada en televisión- no dejó de "luchar" hasta el último momento, el fallecimiento de la mujer del productor José Luis Dibildos ha apenado y entristecido a su entorno más próximo.

[Muere Laura Valenzuela a los 92 años tras unos días ingresada en el hospital]

Laura Valenzuela junto a su marido, José Luis Dibildos, y su única hija, Lara, en una imagen compartida por ésta en sus redes.

Laura Valenzuela junto a su marido, José Luis Dibildos, y su única hija, Lara, en una imagen compartida por ésta en sus redes.

Tras publicarse el triste desenlace, este periódico se ha puesto en contacto con amigos y conocidos de la familia para conocer, de cerca y de primera mano, cómo fueron los últimos años de una de las leyendas de la televisión. Fue en el año 2012 cuando, tras recibir el premio más importante de su vida, en homenaje a toda su trayectoria, Laura comunicó la decisión irrevocable de abandonar la vida pública. 

En ese momento, Valenzuela -quien nunca fue muy dada a la vida social, las fiestas y los saraos, como recuerda, con gran cariño, la periodista Rosa Villacastín-, se recluyó en su casa de Madrid, ubicada en el Paseo de la Castellana, y se centró en el cuidado de su familia; de su querida hija, Lara, y de sus adorados nietos, Fran Murcia (25) y Álvaro Muñoz Dibildos (16).

De hecho, como recuerda Villacastín a este medio, los últimos años de Laura fueron felices gracias a que su nieto mayor, Fran, regresó de Estados Unidos y vivió junto a ella una temporada. "El chaval se vino, entre otras cosas, para estar con su abuela. Han sido siempre unos niños muy cariñosos y adoraban a Laura", se explica, para añadir: "Desde luego, ellos y Lara han sido los que le han dado el mayor cariño y felicidad". 

Desliza una fuente de total solvencia, cercana a la familia, que especialmente en los últimos años la salud de Laura se resintió, hasta el punto de verse necesitada de una ayuda médica en su domicilio. Valenzuela ha estado, hasta el final de sus días, antes de ingresar en el hospital, atendida las 24 horas del día por enfermeros. 

Laura Valenzuela junto a su hija, Lara, en una imagen de archivo.

Laura Valenzuela junto a su hija, Lara, en una imagen de archivo. Instagram

Fue, precisamente, esa maltrecha y renqueante salud la que motivó a Lara Dibildos a trasladarse a vivir -junto a sus dos hijos- con su madre, en el domicilio familiar, tras los peores estragos de la pandemia de la Covid-19. Valenzuela había pasado el confinamiento y el grueso de la Covid-19 sola, encerrada en casa.

Lara tomó la determinación de vivir a la vera de su progenitora. En este tiempo, madre e hija han estrechado aún más sus afectos y se han convertido en grandes amigas y confidentes.

Así lo contó la protagonista de la obra teatral Hongos a EL ESPAÑOL, durante una entrevista el pasado año: "Decidimos vivir todos juntos en su casa, y ella feliz porque está con sus nietos. La convivencia con ella es fantástica. Además, así no pago alquiler, así que estoy encantada". 

Tal y como rememora la mencionada periodista Rosa Villacastín, tras su retirada del foco público, Laura hizo una vida con un gran recogimiento, y apenas si acudía a actos públicos. Tan sólo abandonaba su residencia habitual en el verano, para disfrutar de unos días en Marbella, donde la familia "tenía una casa maravillosa". 

Explicó hace unos días a este medio una mujer que ha sido íntima de Laura, durante varias décadas, que la faceta que más alegrías le procuró en estos últimos años es la de abuela. "Ella se desvive por sus nietos, siente devoción auténtica. La llaman nona y siempre está preguntando por uno o por otro". Esta misma persona recuerda, echando la vista atrás, que Valenzuela no ha tenido una vida fácil. Demasiados varapalos

Algunos de esos reveses están grabados en el corazón de la familia. Por ejemplo, en 1991 Lara Dibildos fue diagnosticada de un cáncer de tiroides. Un mandoble que Laura no encajó bien. Pero la vida le tenía reservada a ella otra enfermedad. Fue en el año 2005. A Laura la intervinieron de un cáncer de mama en Houston.

Se había detectado un bulto tras sufrir molestias con su sujetador. Finalmente, y con suerte, madre e hija superaron estos bachesAmbas, además, han enfrentado la pérdida de un marido y un padre. El productor y guionista de cine José Luis Dibildos perdía la vida en el año 2002 tras sufrir un infarto.

José Luis, su gran amor 

Madre e hija en una emotiva imagen publicada en las redes sociales de Lara.

Madre e hija en una emotiva imagen publicada en las redes sociales de Lara. Instagram

En 1971, tras 11 años de noviazgo, Laura contrajo matrimonio con José Luis Dibildos, se retiró de la vida profesional y tuvo, en septiembre de ese año, a su única hija, Lara Dibildos. El matrimonio, uno de los más estables de la profesión artística, duró hasta el fallecimiento de Dibildos, en 2002.

Tras apariciones esporádicas en televisión, en 1988 volvió con Joaquín Prat, esta vez ante los micrófonos de la COPE, primero en Tiempo de juego y luego en Ganas del sábado. Rechazó el ofrecimiento para presentar en TVE el programa Waku, Waku, y en octubre de 1990 se marchó a Telecinco para presentar Tele 5 ¿Dígame?, junto a Javier Basilio, Pepe Da Rosa y Leticia Sabater.

También retransmitió las campanadas de Fin de Año de 1990 y 1991. Luego presentaría Se acabó la siesta, Date un respiro, Las mañanas de Tele 5 con José María Íñigo y Mi querida España.

En septiembre de 1996 regresó a TVE para presentar con su hija, Lara Dibildos, el matinal Mañanas de primera, pero el programa fue retirado en diciembre de ese mismo año, y en enero 1997 se puso al frente del vespertino Entre tú y yo, que duró poco más de un mes.

Alejada de la pequeña pantalla desde entonces, en diciembre de 2006 fue una de las tres presentadoras que Chicho Ibáñez eligió para el programa especial La televisión cumple contigo, con el que se celebró el 50 aniversario de la televisión en España.

En 2012 fue una de las protagonistas de la serie Tesoros vivos de la Televisión y casi una década después, en 2020, Boris Izaguirre le dedicó uno de los programas de sus Lazos de sangre. Valenzuela, que recibió en 2006 el TP de Oro y la Palmera de Plata del Festival Internacional de Cine Independiente de Elche, fue reconocida también con el Iris 2011 de la Academia de Televisión.

Fue elegida Lady España 1989, compartió con Joaquín Prat el premio nacional de gastronomía Platos de Oro 1992 de Radio Intercontinental, obtuvo el Premio Júbilo 2005, recibió en 2008 uno de los micrófonos de la Asociación de Profesionales e Informadores de España de Prensa-radio y Televisión, y en 2009 se le concedió la Medalla Lumière del Festival de Cien Europeo de La Solana (Ciudad Real).

Mujer solidaria, colaboró con entidades benéficas como la Asociación Española contra el Cáncer -en 2005 fue tratada de un cáncer de pecho en Houston-. En los últimos años ha vivido con su hija y sus dos nietos en Madrid, alejada de los focos.