Charlène de Mónaco (43 años) está de regreso. Tras permanecer medio año en Sudáfrica, un viaje que emprendió el pasado mes de mayo y que se prolongó más de lo esperado debido a una grave infección de nariz, oído y garganta que contrajo, la Princesa ha vuelto al Principado como una royal al uso: con todo tipo de lujos y dejando a un lado la austeridad con la que se mostró en las últimas semanas. 

El pasado domingo 7 de noviembre, un día antes de su llegada Mónaco, la mujer del príncipe Alberto (63) tomó un jet privado en Durban con dirección Niza. Una vez en Europa, Charlène tomó una aeronave propiedad del Gobierno monegasco, que la trasladó con éxito a Palacio, donde finalmente se reencontró con su marido y sus hijos, los mellizos Jacques (6) y Gabriella (6). Un momento muy esperado por los Grimaldi que dio la vuelta al mundo gracias unas bonitas fotografías difundidas por la Casa Real. 

"El príncipe Alberto II, acompañado por la princesa Estefanía (56), así como el príncipe heredero Jacques y la princesa Gabriella dieron la bienvenida a la princesa Charlène en el Principado de Mónaco. Un reencuentro lleno de alegría y emoción", escribieron el pasado lunes en el perfil de Instagram de la Familia Real, junto a tres bonitas fotografía. En las imágenes, la sudafricana se mostraba muy cariñosa con los suyos y ataviada con un look que, si bien parecía sencillo, no estaba exento de lujos.

Para un momento tan especial, la exnadadora escogió un vestido clásico de cashmere en color camel, de cuello redondo, largo midi y abertura en los laterales, firmado por la marca italiana Loro Piana y valorado en 2.570 euros. Sobre este diseño y para protegerse de las bajas temperaturas, llevó un abrigo de Prada, de corte holgado, solapas clásicas, manga tres cuarto y cierre frontal oculto a presión, cuyo precio es de 3.000 euros. Como complemento, Charlène eligió un cómodo bolso de estreno. Se trata del modelo Lennox de Ralph Lauren, de estilo bandolera y confeccionado en cuero italiano, con un coste de 450 euros. En total, -sin tener en cuenta sus botas- la Princesa optó por un estilismo de 6.020 euros que se desmarca por completo de la simpleza de sus looks en Sudáfrica. 

Los seis meses que estuvo en su país de origen, Charlène de Mónaco se mostró a través de su perfil de Instagram con atuendos informales y muy sencillos que pasaron desapercibidos. En varias ocasiones, de hecho, lució outfits de estampado camuflado y pantalones de montaña, muy propios del motivo inicial de su viaje -la conservación de la fauna salvaje y la lucha contra la caza furtiva-, pero poco habitual en una royal. En dichas instantáneas, además, apareció con una imagen desmejorada, debido a su problema de salud, que dieron mucho que hablar en Mónaco y el resto del mundo. 

La Princesa en el Día Nacional de Mónaco en 2020. Gtres

Hoy, por fortuna, Charlène de Mónaco se muestra con mejor semblante y preparada para afrontar sus próximos compromisos. El próximo 13 de noviembre, el príncipe Alberto asistirá a la Exposición Universal en Dubái, que dio inicio el pasado 1 de octubre y se pronlongará hasta el 31 de marzo de 2022. Aunque de momento no se ha confirmado si la exnadadora lo acompañará, hace unas semanas, en conversación con la revista People, el hijo de Grace Kelly expresó su deseo de que así fuera y confirmó que la decisión se tomará en el último momento. 

De no viajar a la capital árabe, la vuelta de Charlène a la vida pública podría producirse el 19 de noviembre, Día Nacional de Mónaco. Se trata de una jornada especial para el Principado, en la que sus calles, ciudadanos y representantes de la Casa Real muestran sus mejores galas. Es una fecha importante en el calendario de los Grimaldi, quienes suelen reunirse, prácticamente, al completo. Durante los actos conmemorativos de este día, la exnadadora, su marido y sus cuñadas, Estefanía y Carolina (64), suelen mostrar sus mejores atuendos y derrochar glamour y elegancia. 

Ante las Fiestas, Charlène y Alberto de Mónaco volverán a presidir otras de las tradiciones más arraigadas en el Principado, desde que en 1956 la llevó a cabo por primera vez Grace Kelly. Se trata de la ceremonia del Árbol de Navidad, celebrada en la escalinata del Palacio Real. 

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