Beatriz Rico es investigadora del neurodesarrollo en el King's College de Londres.

Beatriz Rico es investigadora del neurodesarrollo en el King's College de Londres.

Salud

Beatriz Rico, neurocientífica: "Las pantallas nos han traído cosas buenas pero, si eres padre, es importante restringir su uso"

"El autismo es genético, no hay nada en el ambiente que lo pueda producir" / "La pandemia ha provocado retrasos en el desarrollo de los bebés" / "A los autistas muy inteligentes no hay que cambiarles nada" / "Si quieres ayudar al desarrollo de tu hijo, dale afecto, escúchale".

Más información: No es una enfermedad y otras cuatro cosas que quizás no sabes sobre el autismo

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Beatriz Rico tiene una doble perspectiva cuando habla del desarrollo de niños y adolescentes. Como catedrática de Neurobiología del Desarrollo en el King's College de Londres, es una de las mayores autoridades mundiales sobre el camino del cerebro humano hacia un desarrollo óptimo.

Pero, como madre de un hijo de 19 años, sabe que a los adolescentes no les impresiona un currículum y no es fácil hacerles entrar en razón.

Ambas facetas, eso sí, le sirven para mostrar una gran prudencia al hablar. Por ejemplo, al señalar que la genética influye en trastornos del desarrollo neuronal como el autismo o la esquizofrenia, pero la predisposición no es una sentencia y los padres tienen en su mano crear un entorno protector.

También, al reconocer que hay muchas dudas sobre cómo afectan las pantallas a los niños y adolescentes pero que lo razonable sería limitarlas.

En lo que sí hace hincapié Rico, que participa el próximo día 11 de junio en las VI Jornadas Neurocientíficas y Educativas de la Fundación Querer, es en que, por mucho entorno protector que tenga un niño, algunas drogas, por blandas que parezcan, pueden dar al traste con ese escudo.

¿Cuál es el momento más crítico en la formación del sistema nervioso humano?

Todo el proceso de desarrollo del cerebro humano es muy vulnerable: cualquier fallo puede producir un defecto del desarrollo. A la vez, el cerebro es muy plástico. Es capaz de sustituir una región que está alterada por otra si la alteración ocurre durante el desarrollo.

Uno de los momentos más vulnerables del cerebro humano es desde que el niño nace hasta la adolescencia. Es cuando ocurren los toques finales del refinamiento de los circuitos neuronales y eso se combina con el cambio hormonal en la adolescencia. Eso hace que los cerebros sean muy sensibles a cualquier cambio que haya.

Durante la Covid, los bebés, niños y adolescentes han tenido una circunstancias muy especiales, que no han tenido los mayores. Hay estudios que sugieren que se han producido retrasos en el desarrollo en bebés sin ningún tipo de condición, y en niños que tienen algún retraso, como en el trastorno del espectro autista, eso se ha acentuado. 

La estimulación que se da durante el desarrollo no se ha dado. Los seres humanos somos muy sociables y los bebés que tenían determinadas condiciones no podían ir a los centros de estimulación. Son etapas muy sensibles en las que cualquier alteración ambiental que ocurra puede afectar al desarrollo.

Por supuesto, estos efectos están sustentados principalmente por una base genética: no es que el ambiente te vaya a generar una psicosis. O, si tienes autismo, hay una base genética que te hace desarrollar esa condición.

Pero el ambiente modula tanto para bien como para mal.

Exactamente. 

¿Es esperable que se vean empeoramientos de los trastornos relacionados con el neurodesarrollo en los próximos años?

Hay artículos que sugieren que eso ya está ocurriendo. Un grupo de nuestro centro está estudiando a largo plazo lo que ha ocurrido con niños con trastornos del espectro autista tras la pandemia. 

Esto no quiere decir que no se pueda mejorar. Como he comentado antes, el cerebro en desarrollo es muy plástico y la estimulación puede facilitar una mejora. Aunque tengas una base genética, si vives en unas condiciones normales, no tendrías por qué desarrollar un trastorno, pero si vives condiciones que puedan promover el salto, este podría ocurrir.

Se ve, por ejemplo, en esquizofrenia. Se sabe que hay determinadas circunstancias de estrés o de ingesta de drogas que, partiendo de una base genética, disparan la psicosis, sobre todo en una etapa muy vulnerable como es la adolescencia.

¿Se puede predecir esa susceptibilidad antes de que salte para poder actuar?

Es una muy buena pregunta. Tanto en autismo como en esquizofrenia se sabe ya que hay genes que están asociados al trastorno. En la mayoría de casos, las mutaciones ocurren en otras partes del genoma, no la codificante, y son cambios muy sutiles. 

En esquizofrenia hay casos muy hereditarios, se podría ver si hay defecto en alguno de los pocos genes que se conocen.

Por otra parte, hasta que no saltan las psicosis, no se puede diagnosticar la esquizofrenia. Pero hay estudios que sugieren que, cuando los psiquiatras miran vídeos de pacientes que tienen un diagnóstico, observan que, cognitivamente, esos niños no tenían un comportamiento normal.

Ahora se está tratando de ir más atrás en el tiempo y ver grupos de pacientes que tienen una sintomatología, quizá un brote pequeñito. Están empezando a secuenciar estos pacientes, medir su actividad cerebral y ver patrones de actividad que pueden asociarse a que, de aquí a cinco años, desarrollen esquizofrenia y adelantarse a que la psicosis ocurra.

Estos estudios son muy importantes porque nos pueden dar bastantes claves de qué patrones están alterados antes de que se produzca la psicosis.

¿Podremos detectar la predisposición al autismo y la esquizofrenia en el embrión?

Seguramente sí. Hay que distinguir dos tipos de autismo: el autismo de alta 'performance', los que son extremadamente inteligentes, que tienen, quizá, más problemas de comunicación social, de ansiedad, etc.

Luego están los autistas que, desafortunadamente, tienen defectos en el desarrollo del cerebro y, por tanto, problemas cognitivos y de aprendizaje, que en ocasiones producen una degeneración, o tienen problemas de epilepsia.

A los autistas muy inteligentes no hay que cambiarles nada, hay que ayudarles a mejorar, si ellos quieren, algunos de los síntomas que puedan tener. A los otros autistas sí, porque la vida que llevan estos niños se tiene que intentar mejorar de alguna manera.

Los fármacos están avanzando muchísimo pero la terapia génica también y yo creo que, a medio plazo, se van a ver muchos más avances. Y, por supuesto, seleccionar los embriones para sustituir el gen mutado, si se conoce, puede ser una posibilidad en el futuro.

¿Y en la esquizofrenia?

La esquizofrenia, aunque se conocen genes que están alterados en la zona que codifica el gen para la proteína ('rare variants'), la mayoría de los casos que se conocen son poligénicos ('common variants'), y los cambios en el genoma, en estos casos, ocurren en la zona que no codifica para la proteína, desconociéndose, en la mayoría de los casos, cómo afecta a la expresión génica.

Aunque haya personas que tengan esos mismos cambios, sin embargo, no tienen por qué desarrollar la condición.

Si le diagnosticas que tiene más probabilidad de desarrollar esquizofrenia, quizá le estás creando un estrés innecesario que al final acabe favoreciendo su desarrollo. Cuando la mutación se produce en el gen que codifica la proteína ('rare mutations'), esta probabildiad puede ser más alta.

¿Qué pueden hacer los padres para generar un entorno protector frente al autismo y la esquizofrenia?

Cualquier padre, para el desarrollo de su hijo o su hija, lo que tiene que hacer es darle todas las posibilidades desde el punto de vista afectivo, de apoyo, de escucharles, de dirigirles si es incorrecta la forma que tienen de comportarse… 

Los psiquiatras siempre me dicen que en los entornos más desfavorecidos hay más posibilidades de desarrollar la psicosis, seguramente, por la situación de estrés que se vive.

Mi hijo tiene 19 años y lleva escuchando mucho tiempo lo que le digo a él y a sus amigos: las drogas, si tienes una carga genética, pueden encender los brotes psicóticos y esquizofrénicos, así que es mejor evitarlas.

Beatriz Rico, en su laboratorio del King's College.

Beatriz Rico, en su laboratorio del King's College.

A los padres nos escuchan poco cuando son adolescentes pero es importante transmitir esto. Hay mucha discusión en el campo pero muchos trabajos demuestran que el consumo de marihuana incrementa los brotes de psicosis y esquizofrenia.

A tu pregunta inicial de qué pueden hacer los padres, es muy importante el ambiente alrededor y tener claro que muchas de las drogas, incluso las que parecen más consentidas por la sociedad, no son buenas para este tipo de enfermedades.

Tenemos ahí también al alcohol.

No hay asociaciones de estos trastornos con el alcohol, pero es verdad que la gente que tiene más psicosis o trastornos bipolares consume más alcohol.

Pero, de momento, no hay estudios que asocien el consumo de alcohol con el desarrollo de esquizofrenia. Seguramente, la empeora, porque el alcohol produce más efectos de alteraciones cognitivas. En un cerebro mucho más sensible, perjudicará mucho más que en uno que tenga menos sensibilidad.

¿Cuánto hay de realidad y cuánto de mito en cómo afectan las pantallas a los niños y adolescentes?

Es una buena pregunta. No hay nada, que yo sepa, que indique que hay una correlación directa entre el uso de pantallas y el desarrollo de esquizofrenia o la condición del espectro autista.

Lo que se está cuestionando es si el uso excesivo de pantallas restringe la interacción social. Los humanos somos animales sociales, necesitamos interactuar y se está perdiendo esa interacción.

Cuando tú pasas mucho tiempo con las pantallas, lo que generas es una necesidad de información rápida, o de estímulo rápido, que no es el estímulo o la información que teníamos antes.

Esto hay que cogerlo con pinzas, pero la concentración y el foco se puede estar perdiendo. Esto es una generalidad, no sé si se han hecho estudios, pero, como profesora de universidad, ves que les cuesta más concentrarse. Hay muchas cosas buenas que nos han traído los social media y las pantallas pero, si eres padre o madre, es importante restringir el uso.

Opta por la prudencia pero más como madre que como científica.

Exactamente. Y, como profesora de universidad, que es lo que estoy viendo en los estudiantes que están viniendo.

¿Qué opina de los mitos del neurodesarrollo, como el efecto Mozart?

El efecto Mozart es un neuromito. Se puso de moda en los años 90 y principios del 2000, pero luego se deshechó. No hay ninguna evidencia científica que demuestre que se incremente el cociente intelectual escuchando música, ni de Mozart ni de otros compositores.

Lo que sí hace la música es mejorar el estado de ánimo, relajarnos y eso, siempre a corto plazo, puede mejorar nuestras tareas cognitivas porque nos quitamos el estres, nos hace más felices y liberamos neuromoduladores como la serotonina y la dopamina, que nos pueden hacer más eficientes en ese momento.

Sin embargo la estimulación activa sí que puede aumentar nuestras capacidades. en uno de los proyectos del laboratorio estamos estudiando estos aspectos de estimulación en estadios tempranos del desarrollo y lo que estamos viendo es que la estimulación sensorial temprana (activa), cambia los circuitos neuronales, haciéndolos más plásticos a corto y largo plazo y mejora la realización de tareas sensoriales.

¿Qué le parece que se esté dando un nuevo auge a la relación desmentida entre vacunas y autismo?

El autismo es genético, o a través de una alteración durante el embarazo, pero no hay nada en el ambiente que pueda producir autismo, y menos las vacunas.

Hay un 99% de estudios que refutan cualquier relación del autismo con la vacuna, y hay un estudio –muy pobre y que no ha sido replicado– que lo sustenta. 

La gente está empezando a no vacunarse por las falsas noticias en los social media y, desafortunadamente, también por algunos políticos. Esto es un problema: enfermedades que ya estaban erradicadas vuelven a surgir.

Lo expliqué a familiares míos con la historia de la Covid. Las terapias para curar las enfermedades se basan en estudios que llevan mucho tiempo, con muchos filtros y controles, y por eso es tan difícil llegar a la cura de muchas cosas.

Los estudios pseudocientíficos no tienen ningún filtro, son muy rápidos: a alguien se le ocurre decir algo y ya, no tiene ningún filtro. Lo más importante para la sociedad es que seamos críticos, que sepamos de dónde viene la información.

¿Han notado en Londres la onda expansiva de las políticas anti-científicas de Trump?

Es terrible. He estado dos veces en Estados Unidos recientemente, la última a finales de abril, y es un poco triste ver cómo están tus colegas.

Yo he vivido cinco años allí y siempre digo que los americanos son gente excepcional en el sentido de la energía que tienen: para ellos todo problema tiene una solución. Esa positividad, en cuestión de muy poco tiempo, se ha perdido. Es una pena porque la rueda científica del mundo es EEUU.

Quiero ser positiva y espero que se solucione de alguna manera, pero todo esto influye mucho en la ciencia.

Esta mañana mis técnicos me comentaban que los productos que han pedido de EEUU se están retrasando: si se han cancelado proyectos y las universidades ya no compran ciertos productos, las empresas que los producen están empezando a tener problemas de subsistencia. Nunca habíamos tenido retrasos hasta ahora.