Jennifer Hermoso y Luis Rubiales, celebrando la Copa Mundial de Fútbol Femenino.

Jennifer Hermoso y Luis Rubiales, celebrando la Copa Mundial de Fútbol Femenino. RFEF

Salud

"La víctima perfecta no existe": la falacia que trata de desacreditar a Hermoso por mostrar su alegría

Ni todas las víctimas de agresiones sexuales tienen los mismos síntomas ni estos se manifiestan de una única vez, explican los psicólogos.

31 agosto, 2023 03:18

Las imágenes de Jennifer Hermoso de fiesta celebrando la Copa Mundial de Fútbol Femenino en el vestuario o el autobús de la selección española, o disfrutando de unas vacaciones en Ibiza con sus compañeras –incluyendo una calcomanía con el lema 'no hay verano sin beso'– han dado la vuelta al mundo. Para muchos son la prueba de que hubo consentimiento en el "piquito" que Luis Rubiales le propinó tras la victoria en la final y que desmontarían su rol de víctima de una agresión sexual. Nada más lejos de la realidad.

La estrategia de Rubiales para recurrir ante la FIFA su suspensión cautelar como presidente de la Real Federación Española de Fútbol se basa en mostrar a la fubtolista riendo cuando se le menciona la 'anécdota' en la celebración posterior al partido.

"Beso, beso, beso", se oye cantar a las compañeras en el autobús de la selección en el vídeo aportado por el ya expresidente de la RFEF para como prueba para su defensa, adelantado por EL ESPAÑOL. Cuando le explican a una jugadora a qué se debe el cántico, Hermoso se limita a reír.

Con dichas imágenes, el equipo de Rubiales pretende desmontar la versión que la protagonista ha dado en los días posteriores al hecho, afirmando que las explicaciones  del hasta ahora máximo mandatario del fútbol español (que el beso fue consentido) son "rotundamente falsas".

Mientras, en las redes sociales ha comenzado un juicio paralelo donde las fotografías de la joven jugadora de celebración en celebración se combinan con sospechas sobre su rol de agredida. 

Esto es algo que le resulta familiar al psicólogo forense Edgar Artacho. "Si la víctima sale con sus amigas e intenta desconectar va a ser criticada; si se queda llorando en casa está fingiendo porque es demasiado perfecta. Haga lo que haga a los ojos de la gente, nunca va a ser una 'buena' víctima".

Incluso en los procesos judiciales en los que actúa de perito es habitual esta estrategia. "Me gustaría decir que este tipo de acusaciones no las encontramos habitualmente, pero en mi experiencia no es nada raro", lamenta, "incluso teniendo el estatuto de la víctima, que prohíbe entrar en ciertos aspectos de la víctima a fin de desacreditar su opinión".

Este estatuto especifica que la víctima debe ser tratada con respeto y salvando su integridad. "Una cosa es demostrar el hecho delictivo y otra que todo valga para desacreditar el discurso". El psicólogo lamenta que esto sea una práctica habitual tanto en ciertos juristas como en compañeros de profesión.

Jenni Hermoso durante sus vacaciones en Ibiza.

Jenni Hermoso durante sus vacaciones en Ibiza. E.P.

Porque en casos de agresión sexual, violación o violencia de género hay tantas reacciones como víctimas, y todas son válidas. "La víctima perfecta no existe", se muestra tajante Artacho. "Sea cual sea la sintomatología, presente o no un trauma derivado del delito, es una víctima. No hay una única reacción, una única manera de vivirlo".

Las manifestaciones psicológicas de una agresión son muy variadas y no aparecen todas desde el primer momento. Puede haber desde somatizaciones, como dolores de cabeza o gastrointestinales, hasta trastornos depresivos y ansiosos, pero "todo el espectro psicopatológico no lo van a dar".

La alegría de Hermoso –lógica si se tiene en cuenta que acaba de ganar la Copa Mundial Femenina– no invalida su estatus de presunta víctima de una agresión. "Es un momento tan grande de euforia que hace que muchas situaciones que se hayan podido dar queden un poco bloqueadas en ese momento y no haya una asimilación real de la situación que ha vivido", explica la psicóloga experta en maltrato y abuso Natalia Ortega, directora de Activa Psicología.

La sintomatología no tiene por qué ser inmediata, puede darse a medio-largo plazo, e incluso no darse. Esto va a depender de factores tanto intrínsecos (la capacidad de resiliencia de la propia persona) como extrínsecos (el apoyo que tenga de su entorno).

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Por supuesto, también dependerá del tipo de agresión. El "piquito" de Rubiales a Hermoso no tiene la gravedad de una violación, pero "el daño que puede suponer, por la posición de poder y que haya habido tanto espectador alrededor, puede hacer que [la futbolista] se sienta vejada, humillada y sometida por una persona que tiene poder sobre ella".

Una vez pasado ese momento de explosión comienza a asimilarse la información y se interioriza el posible daño. "Pero me gustaría recalcar que una víctima de agresión sexual no tiene por qué no querer levantarse de la cama, no querer salir, sentirse destruida, etc."

Un famoso precedente

Es algo similar a lo que ocurrió con otra mujer a la que se quiso poner en entredicho. El abogado de La Manada quiso desacreditar la versión de la víctima –que fue violada durante los Sanfermines de 2016– contratando un detective que recopilara información que demostrara que esta llevaba una vida normal, que no había quedado traumatizada por el suceso.

Ortega es clara. "Este tipo de estereotipos perjudican a las víctimas, supone una revictimización. Muchas veces pueden tener una conducta de cara al exterior, pero las emociones van por dentro y no se ven. Ahí es donde hay que trabajar, no quedarnos solo con lo que se ve de cara a la sociedad".

La psicóloga recuerda que, al igual que en medicina se dice que no hay enfermedades sino enfermos, "aquí no se trata del trauma sino de cómo se gestiona. Hay muchas variables individuales que influyen y debemos ser muy prudentes".

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Edgar Artacho se muestra más contundente. "Pretender que haya una única reacción en las víctimas ya de por sí es complicado, por no decir imposible desde la evidencia científica que tenemos ahora".

E incide en que la mirada social también está condicionada. Un pico o un beso robado, como también lo han llamado, "para nuestra sociedad no es grave, lo hemos normalizado. Por eso, esta magnificación social y mediática no concuerda con la acción, nos choca y saltamos todo, empezamos a sospechar de la propia víctima".

Para este psicólogo forense, con todo, lo más grave es que estas deslegitimaciones vengan desde los profesionales que participan en un proceso judicial. "Hay una serie de centros que desacreditan el discurso de la víctima en función de, por ejemplo, el lenguaje no verbal, algo que no está sustentado por absolutamente ninguna teoría de la psicología". Ese lenguaje no verbal puede ser la alegría de ser campeona del mundo. Alegría justificada que no contrarresta todo lo que puede haber detrás.