Incidencia del COVID-19 por Comunidades Autónomas. ECML Covid.

Incidencia del COVID-19 por Comunidades Autónomas. ECML Covid.

Salud COVID-19

El triunfo de Asturias contra el Covid-19: así ha evitado desastres como el de Aragón

La eficacia del sistema de rastreo y el refuerzo a la asistencia primaria son claves, pero factores como la movilidad también ha sido beneficiosos.

29 julio, 2020 02:26

Noticias relacionadas

El mapa sobre estas líneas se ha convertido en una obsesión para gobiernos y veraneantes de toda Europa por igual. Publicado por el Centro Común de Investigación (Joint Research Centre) que asesora científicamente a la Comisión Europea, el proyecto 'ECML Covid' permite monitorizar el avance de la pandemia de COVID-19 por regiones, siempre y cuando el estado proporcione información desglosada a ese nivel. España cumple con ese compromiso de transparencia, notablemente ausente de Francia, lo que ha dejado en evidencia el contraste de la gravedad de la situación entre Comunidades.

En estos momentos, el mapa de incidencia muestra a Aragón como un dramático tachón sobre la superficie del continente. Con una proporción de 27 casos positivos acumulados de media por 100.000 habitantes, hay que irse a un micro-estado con menos de la mitad de su población, Luxemburgo, para encontrarnos una situación equiparable en riesgo, aunque en el caso del Gran Ducado, la incidencia es de 17 por cada 100.000. Más al este, los otros puntos negros que preocupan a la UE, Montenegro y determinadas regiones de Rumanía, tienen incidencias que, con todo, no alcanzan la gravedad del caso aragonés.

Ningún mapa está libre de interpretaciones políticas: mientras que Berlín y París han optado por recomendar evitar selectivamente las autonomías en las que despunta el riesgo -incluyendo a Cataluña y Navarra, con incidencias de 13,7 y 11,88 por 100.000 habitantes respectivamente-, Londres ha optado por el trazo grueso imponiendo la cuarentena para los viajeros procedentes de cualquier punto de España. El Ejecutivo de Boris Johnson insiste en valorar el promedio para el país, ignorando que la incidencia en Baleares está por debajo de un positivo por cada 100.000, y en Canarias, que cuenta con el sistema más robusto de rastreo, no llega al 0,5.

La incidencia en la Península Ibérica tiende a ser más alta que en las islas, con una notable incidencia: Asturias, con datos que mejoran incluso los canarios (0,29 positivos por cada 100.000) y una contención eficaz de los repuntes. Según el Informe de Situación de COVID-19 del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) más reciente, con datos al 23 de julio, se han producido 71 nuevos casos desde el 10 de mayo, con 20 hospitalizaciones y seis decesos. En comparación, los nuevos positivos de Aragón rozaban los 4.000, con más de 200 hospitalizados y 12 decesos. El Principado tiene 300.000 habitantes menos, pero también 300.000 más que Navarra, donde los nuevos contagios ascienden a 927 para esa fecha.

El desempeño asturiano frente a la crisis del COVID-19 ha llegado a ser esgrimido como piedra de toque: Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, usaba como ejemplo el brote en la cervecería Urban's de La Corredoria (Oviedo) para demostrar que "nadie está a salvo" frente al coronavirus. "Asturias hizo un esfuerzo muy grande de control de la pandemia y fue una de las comunidades que mejor comportamiento tuvo", subrayaba. Efectivamente, el Principado fue la primera autonomía en declararse "libre de coronavirus" el 29 de junio, tras 14 días sin nuevos diagnósticos. Desde el comienzo de la pandemia, han liderado junto a La Rioja y País Vasco la tasa de PCR por habitantes.

Esa misma respuesta sin vacilaciones a la crisis sanitaria se demostró 15 días después cuando el coronavirus regresó a Asturias de mano de un caso importado: el presidente autonómico, Adrián Barbón, ordenaba la mascarilla obligatoria al apreciar indicios de "relajación" entre la ciudadanía. Madrid ha tardado quince días más en llegar a la misma medida, con casi 5.500 nuevos casos desde el 10 de mayo, un hecho que ha llevado a Barbón a abroncar públicamente a los visitantes madrileños por lo que considera una mala praxis en el uso de la mascarilla.

Uno de los aciertos de Asturias ha pasado por coordinar la Atención Primaria, los tests domiciliarios y la atención telefónica para evitar el colapso de las Urgencias y controlar los focos de contagio a nivel local. No por casualidad, es la segunda que más gasta per cápita en Sanidad. Sin embargo, otro elemento que tuvo que admitir Barbón es que el tradicional aislacionismo geográfico y la escasa movilidad que la caracterizan cooperaron para frenar la transmisión, algo que no ocurrió en los primeros días de la pandemia en España con otras regiones como País Vasco y La Rioja según apuntaba el ISCIII en su estudio de los factores de propagación.

Los brotes de Aragón y Cataluña, por otra parte, están directamente relacionados con la movilidad; en concreto, por el tránsito de temporeros para trabajar en la temporada de fruta en las comarcas de El Segría y en Huesca, sumado a la mayor actividad de los jóvenes en verano, el ocio nocturno, los desplazamientos festivos y las aglomeraciones para celebrar 'botellones'. La falta de preparación para un rastreo eficiente de los casos y la ausencia de refuerzos para la Sanidad en verano ha puesto la guinda a la "tormenta perfecta" del rebrote.