Fotograma de 'The goop lab' en el que Gwyneth Paltrow se hace un tratamiento facial con sangre.

Fotograma de 'The goop lab' en el que Gwyneth Paltrow se hace un tratamiento facial con sangre. Netflix

Salud Estilo de vida

Así miente el nuevo documental de Netflix sobre 'salud': cinco capítulos de delirio y uno que se salva

Muchos usuarios amenazaron a la compañía con cancelar su suscripción si, finalmente, se colgaba el contenido.

15 febrero, 2020 02:59

Gwyneth Paltrow desembarcó en Netflix el pasado 24 de enero. Sin embargo, no ha sido para mostrarnos algo parecido a Shakespeare in love, El talento de Mr. Ripley o Iron Man. En su nueva docuserie The goop lab podemos verla en su rol más magufo. Sí, la gran plataforma de series y películas online le ha concedido un espacio para vender las terapias pseudocientíficas más posh de California.

Según explica la actriz en la intro de The goop lab, en 2008 descubrió que su vocación iba más allá de "liarse con Matt Damon en pantalla". El nuevo proyecto que dio sentido a su vida fue el blog Goop donde daba consejos sobre su estilo de vida. Más tarde, aquel portal se convirtió en la plataforma perfecta para vender ciertos productos: el más famoso de ellos, la vela que huele como su vagina y que se agotó en poco tiempo.

Sin embargo, la lista de extravagantes artilugios sin utilidad que la actriz ha colocado a personas de todo el mundo es larga. Por ella, la actriz ha recibido una cascada de críticas de científicos e, incluso, una multa por publicidad engañosa por vender huevos de jade y de cuarzo rosa que regulaban la menstruación al introducirlos en la vagina. Eso sí, este largo recorrido a través de las pseudociencias ha terminado con premio: una marca valorada en 250 millones de dólares, según The New York Times, y su propio programa.

Cuando Netflix anunció la llegada del documental de Paltrow a la plataforma, un gran número de internautas expresaron su desaprobación a través de Twitter. De hecho, muchos usuarios amenazaron a la compañía con cancelar su suscripción si, finalmente, se colgaba el contenido. En España, la llegada de The goop lab no ha sido muy comentada, aunque bien es cierto que Netflix no la ha anunciado tanto como otros de sus productos. En su perfil de Twitter es imposible encontrar un solo tuit promocional.

The goop lab se encuentra desde finales de enero disponible en la plataforma de Netflix para el consumo y disfrute de todos sus clientes. En sus seis episodios se pueden ver momentos tan impactantes como una mujer masturbándose y teniendo un orgasmo delante de la cámara, varias personas pasando un colocón por infusiones de setas alucinógenas e, incluso, a Gwyneth Paltrow poniéndose su propia sangre sobre la cara.

Un mensaje peligroso

De todas formas, es importante no dejarse llevar por el espectáculo. Los mensajes que se comunican en este programa son potencialmente peligrosos, según el director del Sistema Nacional de Salud de Inglaterra (NHS, por sus siglas en inglés). Para intentar evitar estas críticas, The goop lab publica durante los primeros minutos este mensaje en pantalla: "Esta serie pretende entretener e informar, no dar asesoramiento médico. Consulta siempre con tu médico en lo que concierne a tu salud o antes de empezar cualquier tratamiento".

A pesar de ello, Paltrow invita a sentarse con ella a médicos, investigadores y pacientes que avalan prácticas y terapias de salud sobre las que todavía no hay un consenso entre los científicos. Es decir, todo está orquestado para darle empaque y un toque de glamour. Ella y su equipo son guapos, ricos, delgados, deportistas y sin miedo a hablar de sus emociones. ¿Cómo pueden ser tan malas las prácticas que realizan y, sin embargo, parecer tan saludables?

Por esta razón, en EL ESPAÑOL hemos invitado a ver algunos capítulos de la serie a dos profesionales de la salud: Vicente Baos, médico de atención primaria; y Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos. La opinión de ambos es similar a la de otros científicos que se han aventurado a ver el programa: simplista, magufo y que banaliza prácticas no seguras sobre salud.

"Lo más peligroso de The goop lab es que tiene un poso de verdad, como todas las pseudociencias", explica Beatriz Robles. "Toman un hecho contrastado que, al final, se malinterpreta". Vicente Baos confiesa que le ha llamado especialmente la atención "lo ridículo que es su mensaje ultrapositivo. Banaliza los problemas de las personas y dicen al gran público que todos ellos tienen una solución simple".

Terapia con drogas

La serie documental comienza por todo lo alto: su primer episodio trata sobre las controvertidas psicoterapias con psicodélicos. Una corriente de tratamiento para la salud mental que emplea drogas como el MDMA y las setas alucinógenas. "Es verdad que se están investigando las posibilidades terapéuticas de estas drogas. Se lleva hablando mucho tiempo sobre ellas, pero todavía no está permitido su uso porque se desconocen muchas cosas", explica Baos.

Es decir, no existe un consenso en cuanto a las dosis que se deben dar, ni está claro su balance entre beneficios y riesgos. De hecho, para poder tomar estas drogas, el equipo de Paltrow debe ir hasta Jamaica para hacerlo de forma legal. Sin embargo, en el programa se exponen pacientes que sostienen que el método es efectivo: entre ellos, un militar con estrés postraumático y una mujer que vivió episodios de ansiedad cuando le diagnosticaron cáncer.

¿A quién envía Paltrow a probar esta terapia? A cuatro de sus empleados. Dos de ellas quieren vivir la experiencia para conectar con ellas mismas y ser más creativas y los otros dos, para superar traumas personales: la muerte de su padre, en el caso de una, y la incapacidad para crear relaciones sociales íntimas, en el del otro. "Te queda la idea de que son unos amigos que han decidido hacer un viaje simplemente para tomar drogas. Tienen experiencias alucinatorias angustiosas y terminan blanqueándolas. Una, incluso, dice que ha sido la mejor experiencia de su vida", señala Baos.

Agua helada para el estrés

El segundo capítulo trata sobre el caso de Wim Hof, un hombre que sostiene que ha conseguido un sistema inmunológico especialmente fuerte a través de tres procedimiento: el primero, realizar técnicas de respiración, el segundo, sumergirse gradualmente en agua muy fría y, el tercero, mentalizarse. Según él, este método sirve para lidiar con el estrés, los ataques de pánico e, incluso, con enfermedades. En este capítulo aparece un paciente con una enfermedad autoinmune que tenía el 50% de posibilidades de quedar paralizado. Sostiene que el método Wim Hof es lo que le permite permanecer asintomático.

En este artículo de la BBC se explica que exponerse al frío "crea pánico y dispara los niveles de adrenalina [...] Eso puede hacer que el cuerpo soporte el frío, pero sólo temporalmente. [...] Respirar profundamente cambia la acidez del cuerpo y lo hace más alcalino. Eso puede contribuir a la reducción del dolor pero, otra vez, muy brevemente". En este sentido, Baos explica que es peligroso hacer pensar que respirando vamos a poder controlar el frío: "La hipotermia existe", dice por toda respuesta. Los tratamientos curativos de Hof incluyen la práctica del snowga, es decir, hacer yoga en bañador en la nieve.

La dieta eterna

En el cuarto capítulo descubrimos que todos tenemos dos edades: una cronológica —el número de velas que soplamos cada cumpleaños— y una biológica —la que realmente tiene nuestro cuerpo y que puede predecir nuestro riesgo de mortalidad—. Mientras que la edad biológica avanza sin piedad, The goop lab asegura que podemos hacer algo por detener el envejecimiento biológico: una dieta.

Una amiga de Paltrow se hace vegana y otra flexitariana por tres semanas, y la actriz hará una dieta con menos calorías diaria des las necesarias y con comida en sobres que reconstituye con agua. Al final, Gwyneth Paltrow es la que más ha rejuvenecido de todo el grupo. "Hay varios errores”, explica Beatriz Robles. "Es cierto que las dietas vegetarianas, veganas y flexitarianas son compatibles con un estado saludable del cuerpo, pero las banaliza al tratarlas como procesos de desintoxicación y, por supuesto, no sirven como medidas antiedad".

Estas dietas, más que rejuvenecer, reducen el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y cáncer por una razón: prescinden de la carne roja y procesada, consideradas carcinogénicas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015. Otro problema es cómo se habla del ayuno y de las depuraciones a través de las dietas, estas últimas son completamente innecesarias al existir en el cuerpo mecanismos naturales para expulsar toxinas. "Todavía no hay consenso en las instituciones de referencia en Nutrición como para recomendar a nivel general hacer ayunos. No sirve para todas las personas y, si se quiere realizar, cada persona debería recibir un plan individualizado por parte de un médico".

Discursos perversos

"Además, el programa tiene un discurso perverso. Primero habla de lo genial que es cumplir 40 años en las mujeres porque ya no tienes presión social por tener hijos y, después, el capítulo se centra en el supuesto miedo de las mujeres a envejecer y aparentar más edad", reflexiona Robles. "Es contradictorio".

Los dos últimos capítulos de The goop lab son, quizás, los más pseudocientíficos. Se basan en energías: el quinto en cómo sanar el cuerpo sin tocarlo y, el sexto, en cómo todos podemos llegar a ser médiums. Huelga decir que la existencia de estas energías no está probada y que se trata más de un tema de fe que científico.

El tercero, sin embargo, es, probablemente el capítulo más acertado de la serie. Habla de lograr el orgasmo femenino a través del empoderamiento de la mujer y el refuerzo de su autoestima para sentirse menos juzgada en el momento del sexo. Eso sí, el capítulo no renuncia al show mostrando a una mujer masturbándose según los consejos de una guía.

"El programa representa un problema típico: un famoso como prescriptor de salud. Se trata de una imagen potente contra la que cuesta luchar. Tiene un poso de verdad y un adorno perverso que hace a los productos parecer glamurosos", advierte Robles. "Es un programa que, básicamente, dice: 'a mi esto me funciona'. Es decir, la típica frase de un vendedor de pseudociencias", concluye Baos.