Un hombre admira los gluteos de su pareja.

Un hombre admira los gluteos de su pareja. Gtres

Salud Sexo

Sexo anal: ni duele ni es sólo para gays

Una de las prácticas más satisfactorias para los varones que la han practicado se enfrenta a mitos sobre la falta de masculinidad.

23 marzo, 2019 02:38

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Se encuentra en el interior del recto, en dirección al perineo y hay quienes lo llaman punto G masculino, también quien lo define como punto P (de próstata) o punto H (de hombre). Según señalan algunos estudios, la mayoría de hombres que han probado el sexo anal han reconocido que se ha tratado de una placentera experiencia y el descubrimiento de una de las zonas erógenas que mayor placer les ha proporcionado durante sus relaciones sexuales.

Evidentemente, para ello hace falta que haya algún tipo de penetración a través del orificio rectal, con el fin de estimular esa pequeña protuberancia, de un tamaño aproximado a una nuez y que se encuentra entre cuatro y seis centímetros en dirección al pubis, ya sea realizándolo con un dedo, dildo, pene u otro objeto, del inmenso catálogo de juguetes eróticos que existen.

Pero no todos los hombres heterosexuales están dispuestos a probar esa nueva fuente de placer, con el convencimiento de que realizar o proponer a su pareja algún tipo de juego sexual que conlleve tocar o introducir algo por su puerta trasera podría dar a lugar algún tipo de confusión sobre su masculinidad.

Por tal motivo, los expertos en sexología llevan a cabo numerosas campañas de concienciación con el fin de normalizar sobre esta placentera práctica haciendo llegar a los hombres el mensaje de que sexo anal "no es sólo para gays".

Cursos para explicarlo

Esta es una de las muchas cuestiones que abarca y explica, entre otros, la terapeuta y experta en sexología, Ana Lombardía, a través de consulta privadas, publicaciones en la red (blog y RRSS) o sus reconocidos talleres presenciales en los que conciencia a los asistentes sobre cómo practicar y disfrutar plenamente del sexo anal sin tapujos ni complejos.

No solo en el mencionado Punto P es donde se encuentra centralizada la fuente de placer anal, ya que existe en una extensa área dentro del recto donde acaban numerosas terminaciones nerviosas que, en definitiva, son las que proporcionan placer cuando son estimuladas.

El sexo anal no es solo algo que puede realizarse en pareja (tanto hetero como homosexual) sino que son muchos los hombres que han descubierto que una adecuada autoestimulación en su ano, durante sus momentos masturbatorios, pueden proporcionarles grandes y placenteros momentos.

Entre los consejos que se dan para disfrutar sin ningún tipo de problema del sexo anal –que sirven tanto para hombres como para mujeres- está en primer lugar la buena disposición y consentimiento.

Debe ser algo consensuado, con el fin de que, quien debe ser penetrado, no se encuentre en tensión y se mantenga relajado, lo que hará que ese juego y práctica sexual sea totalmente placentera.

La utilización de algún tipo de aceite o crema es imprescindible, debido a que en caso de intentar introducir algo en la cavidad rectal sin estar lubricada puede provocar algún desgarro o fisura, que se convierten en altamente dolorosas.

Mantener una adecuada higiene en aquella zona es otro de factores sumamente importantes. Uno de los métodos más comunes y placenteros, entre parejas heterosexuales que lo practican, es la introducción de un dedo por el ano del hombre en el momento en el que éste va a llegar al orgasmo.

Esto provoca, en un gran número de ocasiones, que la eyaculación sea mucho más intensa y más abundante el esperma expelido. Para los no iniciados, se recomienda una serie de pautas y claves con el fin de que, la primera vez que se decida incluir el ano en el juego sexual, se convierta en algo plenamente satisfactorio.

Dependiendo de cómo vaya la experiencia inicial habrá una segunda vez. Es muy importante tener en cuenta que el sexo anal no se limita a un simple mete-saca, sino que la clave para alcanzar lo que se conoce como orgasmo prostático es estimulando la zona masajeándola con movimientos circulares.