Aunque recientes trabajos sugieren que dormir poco durante la semana podría compensarse durante el fin de semana, la realidad es lo ideal sería cumplir regularmente con las horas necesarias. Actualmente la OMS aconseja una media de siete u ocho horas diarias de sueño nocturno, aunque otros estudios afirman que dichas necesidades varían según la edad e incluso según el individuo.

Ahora, un nuevo trabajo publicado en BMC Public Health ha vuelto a poner bajo análisis dichas recomendaciones horarias, tanto por exceso como por defecto, y llega a relacionar este desajuste con el conocido como síndrome metabólico. Se trata de un conjunto de alteraciones orgánicas que habrían demostrado aumentar el riesgo cardiovascular cada una por separado y son mucho más graves si se presentan en conjunto.

Según este nuevo estudio, llevado a cabo por los investigadores del Colegio de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl, dormir menos de seis horas o hacerlo más de diez al día sería peligroso para el metabolismo. Llegan a esta conclusión tras analizar a 133.608 hombres y mujeres coreanos de entre 40 y 69 años de edad. Mediante una encuesta se estimó que alrededor de un 11% de hombres y un 13% de mujeres dormían menos de seis horas. Solo un 1,5% de los hombres y un 1,7% de mujeres, por el contrario, dormían más de diez horas.

¿Cuántas horas de sueño al día necesitamos?

Para el trabajo, los autores tuvieron acceso a datos del estudio comunitario de Corea del Sur HEXA, realizado entre los años 2004 y 2013, en el cual se incluyó información diversa, tal como características sociodemográficas, historial de salud, consumo de medicamentos, historial familiar, factores del estilo de vida como dieta y actividad física, e incluso factores reproductivos en mujeres. Por otro lado, en este gran estudio estatal se recogieron muestras sanguíneas y de orina, muestras de ADN y se realizaron chequeos médicos generalizados.

Por un lado, los hombres que dormían menos de seis horas tenían más riesgo de sufrir síndrome metabólico en general y mayor perímetro de cintura en particular. Por otro lado, las mujeres que dormían poco tenían más riesgo de sufrir un aumento de su perímetro abdominal. Dormir más de diez horas aumentaba el nivel de triglicéridos en sangre e, igualmente, la barriga de los hombres. Por su parte, dormir en exceso aumentaba el nivel de azúcar medio en sangre y también los triglicéridos en mujeres, además de disminuir su colesterol HDL.

Un gran estudio observacional

Según Claire E. Kim, autora principal del trabajo, este sería el estudio más grande hasta la fecha que relacionaría horas de sueño y síndrome metabólico, analizando además de forma específica a hombres y mujeres. Corea del Sur destaca por la elevada prevalencia de este síndrome metabólico, siendo de un 29% en hombres y un 24,5% en mujeres. La definición comprende la aparición de tres de los cinco componentes siguientes: alteración de la glucosa basal, hipertensión, aumento de la cintura abdominal, exceso de grasa o triglicéridos en sangre y disminución de colesterol HDL o 'colesterol bueno'.

Por el momento, los investigadores no han podido descubrir si existe una relación causal a nivel biológico para que la duración del sueño aumente el riesgo de síndrome metabólico y sus diversos componentes por separado, como podría ser una potencial alteración hormonal o una alteración del apetito de forma secundaria a las horas de sueño. Además, las horas de sueño de cada individuo fueron una estimación a partir de encuestas autoinformadas, por lo que habría que tener cuidado a la hora de leer estos datos.

El cerebro se "come" a si mismo por falta de sueño

Otro motivo para respetar las horas de sueño es que el cerebro las emplea en eliminar los productos tóxicos derivados de la actividad neuronal que han ido acumulándose durante el día. Sin embargo, este proceso no solo no disminuye por la privación crónica del sueño sino que se intensifica más de lo que debería. En otras palabras, provoca que el cerebro se consuma a sí mismo según un estudio publicado en el Journal of Neuroscience.

Según este trabajo, dormir poco a largo plazo causaría que el proceso de "limpieza" se intensificase hasta el punto de eliminar una gran cantidad de neuronas y conexiones neuronales que no se recuperarían compensando en otro momento el sueño perdido, según los investigadores de la Universidad Politécnica de Marche (Italia), dirigidos por la neurocientífica Michele Bellesi.

En el cerebro existe un tipo de células de soporte, las células gliales, cuyo trabajo consiste en nutrir a las neuronas, además de colaborar en la eliminación de células viejas y otros desechos potencialmente tóxicos. Entre estas células destacan la microglía, cuyo objetivo principal es precisamente esa limpieza de desechos. De hecho, esas mismas células y su posible mal funcionamiento se habrían relacionado con la progresión de la Enfermedad de Alzheimer.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores usaron imágenes de los cerebros de cuatro grupos de ratones que sufrieron cuatro patrones diferentes de sueño: sueño adecuado de 6 a 8 horas, despertares espontáneos cada cierto tiempo, un grupo que quedó sin dormir durante 8 horas y un grupo que no durmió durante cinco días seguidos. Este grupo mostró una mayor activación de estas células gliales, las cuales habían empezado a destruir conexiones cerebrales de la misma forma que se eliminan desperdicios tóxicos.

La mayoría de las conexiones cerebrales destruidas eran las más grandes, las cuales tienden a ser más antiguas y utilizadas o "viejas", algo que inicialmente podría ser incluso bueno. Sin embargo, en los ratones privados de sueño durante varios días se detectó una mayor activación de las células de la microglía, algo que a largo plazo podría desencadenar enfermedades neurodegenerativas

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