Aunque en España es realmente fácil y relativamente barato consumir aceite de oliva, conocido por muchos como "oro líquido", muchos otros países occidentales, incluso en nuestros vecinos europeos, solo pueden mirar con envidia la disponibilidad de esta grasa alimentaria cardiosaludable.

En efecto, el consumo de aceite de oliva se ha relacionado desde hace décadas con una mejor salud cardiovascular en general y a una menor mortalidad gracias a algunas de sus características intrínsecas, como su riqueza en grasas saludables. Otro aceites vegetales y grasas de origen animal usadas para cocinar como la mantequilla carecen de estos beneficios.

Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of The American College of Cardiology, a cargo de los investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, ha concretado algunos datos: un mayor consumo de aceite de oliva, que se puede cuantificar en cucharadas, lleva asociada una menor mortalidad cardiovascular.

Cuánto aceite de oliva tomar

Según los datos del estudio, la cantidad ideal de aceite rondaría los 7 gramos (poco más de media cucharada) de aceite de oliva diario, la cual se asociaría con un menor riesgo de mortalidad cardiovascular, por cáncer, por enfermedad neurológica y por enfermedad respiratoria.

Así mismo, reemplazar 10 gramos diarios de otras grasas como margarina, mantequilla, mayonesa o grasas lácteas por el equivalente en aceite de oliva también habría demostrado reducir estos riesgos de muerte prematura.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores, dirigidos por Marta Guash-Ferré, investigadora principal del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard usaron datos de los participantes en el 'Estudio de Salud de Enfermeras' y el 'Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud'. En total se analizaron datos de 60.582 mujeres y 31.801 hombres libres de enfermedad cardiovascular y cáncer al inicio del estudio durante el año 1990. 

A lo largo de 28 años de seguimiento, se evaluó su dieta mediante un cuestionario cada cuatro años, en el cual se preguntaba sobre la frecuencia promedio de consumo de alimentos específicos, como grasas y aceites, incluyendo marcas y tipos de aceites que usaban para cocinar durante el año previo.

El consumo de aceite de oliva se calculó a partir de la suma de 3 datos: aceite de oliva usado para aliñar ensaladas, aceite de oliva untado sobre alimentos como el pan, y aceite de oliva usado para cocinar en general. Una cuchadada equivalía a 13.5 gramos de aceite de oliva.

El consumo del resto de aceites vegetales se calculó en función de las marcas de aceite usadas y el tipo de grasa usada para cocinar. Por su parte, también se tuvo en cuenta el consumo de margarina y mantequilla en sus diferentes formas, de las tostadas a la repostería pasando por las frituras. También se calculó la ingesta de grasas lácteas y grasas procedentes de otros alimentos.

Según los datos del estudio, el consumo de aceite de oliva aumentó de 1,6 gramos diarios de media en 1990 hasta 4 gramos diarios en el año 2010. Por su parte, el consumo de margarina disminuyó desde los 12 gramos diarios en 1990 a 4 gramos diarios en 2010. El consumo del resto de grasas se mantuvo estable.

Durante los 28 años del estudio se produjeron 36.856 muertes (22.768 en el Estudio de Salud de Enfermeras y 14.076 en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud).

Según los datos de la investigación, los participantes que consumían mayores cantidades de aceite de oliva también eran más activos físicamente, tenían ascendencia del sur de Europa o del Mediterráneo, solían ser menos propensos a fumar y también consumían más fruta y verdura de media en comparación a los que consumían menos aceite (nunca o menos de 1 gramo al mes).

Dentro del estudio, hubo un 5% de participantes que consumían hasta 9 gramos diarios de aceite de oliva de media. En comparación con aquellos participantes que nunca o casi nunca consumían aceite de oliva, los que más consumían acumulaban más beneficios:

- Un 19% menos de riesgo de mortalidad cardiovascular.

- Un 17% menos de riesgo de mortalidad por cáncer.

- Un 29% menos de riesgo de mortalidad por enfermedad neurodegenerativa.

- Un 18% menos de riesgo de mortalidad por enfermedad respiratoria.

Así mismo, la sustitución de 10 gramos diarios de otras grasas, como mantequilla, margarina, mayonesa o grasa láctea, a cambio de una cantidad similar de aceite de oliva, se asociaba con entre un 8% y un 34% menos de mortalidad total por cualquier causa. No se objetivaron mejoras al sustituir el aceite de oliva por otros aceites vegetales.

Los investigadores sugieren que es posible que el mayor consumo de aceite de oliva sea un indicador de un estilo de vida más saludable, y un mayor estatus socioeconómico, ya que las clases populares en EEUU tienden a consumir grasas más baratas pero peores. Aún así, tras tener en cuenta estos posibles factores de confusión, los resultados del estudio se mantenían prácticamente iguales.

A pesar de todos estos datos, este trabajo no deja de ser un estudio observacional, sin haber podido hallar una clara causa-efecto en el consumo de aceite de oliva y la mortalidad por cualquier causa. Por tanto, será necesario continuar investigando.

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