A día de hoy, la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en España y en el mundo occidental en general, seguido muy de cerca por el cáncer. En ambos casos, la dieta ha demostrado tener un enorme peso como forma de reducir riesgos y mejorar la salud en general, destacando el exceso de sal o concretamente sodio en el ámbito de la salud cardiovascular.

Si bien es cierto que se suele asociar los excesos de sodio en la dieta con la hipertensión arterial, pocos estudios controlados han investigado una relación causal entre esta ingesta de sodio y el daño cardiovascular en general, como el caso de los infartos de corazón o los accidentes cerebrovasculares.

Ahora, un nuevo estudio a cargo de los investigadores del Centro Médico Beth Israel Deaconess (BIDMC) han intentado buscar dicho vínculo, y sus resultados se han publicado recientemente en el Journal of the American College of Cardiology.

En este caso, los investigadores se centraron en tres biomarcadores cardiovasculares, los cuales funcionan de indicadores de la salud cardiovascular a nivel sanguíneo. El objetivo era determinar si la dieta afecta de forma directa a la salud cardíaca, y concretamente si una dieta baja en sodio, como es la dieta DASH, tendría efectos significativos.

Como bien comenta Stephen Juraschek, profesor asistente de Medicina en BIDMC y la Facultad de Medicina de Harvard y autor principal del trabajo, la dieta tendría un impacto directo en el daño cardíaco. De hecho, sus hallazgos demostrarían que las invertenciones dietéticas serían esenciales para mejorar y reducir los factores de riesgo cardiovascular en cortos espacios de tiempo: una dieta DASH, rica en verduras y cereales integrales, y baja en sodio, sería una buena opción.

Ya en anteriores estudios se habría sugerido que la dieta DASH y otros enfoques dietéticos dirigidos a mejorar la hipertensión sí tendrían éxito en dicho objetivo. En todos estos casos se priorizaría el consumo de frutas y verduras, lácteos desnatados, cereales integrales, carne magra de ave, pescado y frutos secos; así mismo, se limitaría el consumo de grasa total y grasa saturada en especial, el colesterol, las carnes rojas, los dulces y las bebidas azucaradas como los refrescos.

La dieta DASH nació en 1990 con el objetivo de reducir la hipertensión arterial, pero también ha demostrado buenos resultados en otras enfermedades como el cáncer, la osteoporosis, la diabetes, los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardiovasculares en general.

En el caso del actual estudio, Juraschek y sus colegas, analizaron datos sobre los efectos de la dieta DASH y los biomarcadores de lesión cardíaca, tensión e inflamación. Cabe puntualizar que, si bien es cierto que anteriores estudios han relacionado la dieta con mejoras en estos ámbitos, no se habían examinado específicamente estos marcadores, ni se habían comparado los efectos de la reducción de sodio sola o combinada con un programa dietético total estilo DASH.

Estilo de vida, y no solo sodio

Así pues, Juraschek y sus colegas analizaron muestras del estudio DASH-sodium, realizado en cuatro centros médicos de los Estados Unidos entre los años 1997 y 1999. En dicho estudio se inscribieron 412 participantes con hipertensión, y se les asignó al azar a una dieta DASH o una dieta control que simulaba la dieta típica estadounidense.

Dentro de los dos grupos, a cada participante se le asignaró uno de los tres niveles de sodio (bajo, medio o alto) durante cuatro semanas. En todos los casos los participantes consumieron todas las comidas proporcionadas por los investigadores, pero solo se les observó en una comida principal, mientras que el resto fueron consumidas en sus respectivos domicilios.

Se analizaron muestras sanguíneas de estos participantes, en busca de tres biomarcadores sanguíneos asociados a eventos cardiovasculares en adultos sin enfermedad cardiovascular previa conocida: troponina I cardíaca de alta sensibilidad (hs-cTnl), péptido natriurético procerebral N-terminal (NT-proBNP) y proteína C reactiva de alta sensibilidad (hs-PCR). Los tres biomarcadores se han relacionado con daños cardíacos subclínicos: lesión, estrés e inflamación, respectivamente.

Según los datos del estudio, aquellos participantes que siguieron una dieta DASH tenían un nivel de biomarcadores relacionados con daño cardíaco e inflamación de hasta un 18% y un 13% menor, respectivamente. Por su parte, los que combinaron la dieta DASH con un menor consumo de sodio experimentaron incluso mayores reducciones en los biomarcadores de lesión y estrés (20% y 23%, respectivamente), mientras que la inflamación no se vio afectada.

La dieta DASH por sí sola no redujo el biomarcador de estrés, pero este biomarcador sí dismiuyó hasta un 19% en los participantes que consumían menores niveles de sodio total, ya fuese siguiendo una dieta DASH o una dieta control; pero reducir el sodio de forma aislada no tuvo impacto en los marcadores de lesión o inflamación.

Como conclusión, los investigadores sugieren que la combinación de una dieta DASH con una reducción significativa del sodio sería la mejor opción, dado que se reducirían todos los biomarcadores estudiados. Sin embargo, ambas estrategias por separado también tendrían sus ventajas, sobre todo la dieta DASH por sí sola, que reduciría dos de los tres maracodores estudiados. Aún así, lo que cuenta es el estilo de vida en general, y no la reducción de un alimento o molécula aislado, como es el sodio.

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