La dieta occidental sigue siendo popular en nuestro medio, siendo aquella basada en ultraprocesados la que sigue un altísimo porcentaje de la población en España y del resto de países del primer mundo.

Se sabe que este tipo de alimentación tiene relación con diversas patologías, desde cáncer hasta la diabetes o la demencia, entre muchas otras. De hecho, ya se sospechaba que la dieta occidental tenía una significativa relación con las enfermedades inflamatorias intestinales. Ahora, un nuevo trabajo ha ido más allá: la dieta occidental también altera el sistema inmune a través del intestino.

Esa sería la conclusión de un nuevo estduio publicado en la revista Cell Host & Microbe, a cargo de Thaddeus Stappenbeck y sus colegas de la Clínica Cleveland, los cuales realizaron el estudio en ratones.

Según los investigadores, una dieta alta en grasas y azúcares refinados, como la mencionada dieta occidental, se asociaría con una mala función de las células inmunes intestinales en ratones. De hecho, es una relación sobre la que ya se sospechaba, dado que este tipo de alimentación también se ha relacionado con la obesidad y la inflamación intestinal en general, pudiendo tener grandes implicaciones en el desarrollo de las conocidas como enfermedades inflamatorias intestinales.

Para empezar el estudio, y usando datos de 900 pacientes, los investigadores encontraron que existía una relación entre un IMC elevado y células de Paneth anormales entre pacientes con enfermedad de Crohn y pacientes sin enfermedad inflamatoria intestinal diagnosticada.

Las células de Paneth son un tipo de célula inmune antiinflamatoria que se encuentra en los intestinos. Su función es la protección frente a desequilibrios microbianos y frente a patógenos infecciosos. Su mal funcionamiento se ha relacionado con una combinación de mutaciones genéticas y factores ambientales.

En anteriores estudios, Stappenbeck y otros investigadores ya habrían detectado que un mal funcionamiento de las células de Paneth sería un indicativo de posible desarrollo de enfermedad inflamatoria intestinal.

Sabiendo esto, los científicos se propusieron investigar si la obesidad provocada por la dieta, específicamente a cargo de una dieta alta en grasas y azúcar, sería un factor ambiental que podría provocar un mal funcionamiento de las células de Paneth de forma directa.

Defensas 'bajas' tras dos meses

Así pues, Stappenbeck, que es presidente del Departamento de Inflamación e Inmunidad en el Instituto de Investigación Lerner, junto a sus colegas, compararon los efectos de una dieta occidental frente a una dieta estándar en ratones. En el primer caso había un 40% de grasa y un elevado nivel de carbohidratos simples, intentando asemejarse a una dieta de un estadounidense promedio.

Tras solo ocho semanas de estudio, el grupo que consumió esta alimentación poseía más células de Paneth anormales que el grupo con una dieta estándar. Asimismo, el grupo de la dieta ultraprocesada también sufrió otros cambios, como un aumento de permeabilidad intestinal, lo que a su vez implicaría un paso de bacterias hacia el intestino delgado y una inflamación crónica asociada.

Sin embargo, cabe destacar que cambiar de nuevo a una dieta estándar lograría revertir todos estos perjuicios por completo, según los investigadores. Habría una explicación para que se produjesen estos cambios: el ácido desoxicólico, un ácido biliar secundario, que también es un subproducto metabólico de las bacterias intestinales. Según comentan los investigadores en su estudio, el consumo de una dieta occidental provocaría el aumento de este ácido biliar en el íleon, uno de los tramos del intestino delgado, lo cual aumentaría a su vez la expresión de dos moléculas: el receptor X farnesoide (FXR) y el interferón tipo I (IFN).

La elevación de FXR y de IFN, de forma coordinada en múltiples tipos de células podría ser la responsable del mal funcionamiento de las células de Paneth, según los investigadores. De hecho, en anteriores estudios la estimulación de FXR habría sido beneficiosa, pudiendo tratar enfermedades como el hígado graso.

Aún así, indican, será necesario seguir estudiando todo el proceso de forma más específica: evitar la Dieta Occidental y volver a una dieta estándar, más saludable, parece revertir los cambios patológicos; sin embargo, el estudio apenas duró dos meses, y no es posible saber si este tratamiento sería suficiente en todos los casos en seres humanos.

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