Existen muy pocas personas en España que no se derritan ante una deliciosa pizza. Todos sabemos de sobra que no es un alimento saludable, pero es una manera de darnos un gusto: ya sea por el placer de saborearla o, simplemente, por no calentarnos la cabeza con qué vamos a hacer de cena hoy. Aunque debería ser una comida excepcional, hay que admitir que la incluimos a menudo en nuestra dieta habitual.

Buena prueba de ello es el Informe de Consumo Alimentario en España que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación realizó en el año 2018. Según este documento, la pizza es el alimento que más consumimos los españoles después de la ensalada verde. Sin embargo, no debemos pensar que, por esta razón, nuestra dieta es un desastre: los siguientes platos que más consumimos son la ensalada de tomate, la pechuga de pollo y las lentejas.

Reducir las ocasiones en las que consumimos esta receta es una buena idea para mejorar nuestra salud. De todas formas, teniendo en cuenta la importancia que damos a este plato los españoles en nuestro menú semanal podemos plantear alternativas más saludables a este plato: la mejor idea es cocinar nuestra propia pizza. Si no sabes cómo hacerlo, la experta en Seguridad Alimentaria Gemma del Caño ha dado unos consejos en su Twitter.

Ni blanda ni quemada

Es posible que pienses que preparar tu propia pizza puede consumir mucho tiempo en la cocina. Sin embargo, la masa de pizza elaborada en casa puede congelarse y, de esta manera, agilizar el proceso. Después sólo hay que poner unos cuantos ingredientes por encima y meterla en el horno. Pero ¡ojo! porque estos procesos que pueden parecer muy sencillos tienen su propia ciencia.

El resultado que debemos evitar es una pizza blanda porque se ha quedado demasiado húmeda la masa o unos ingredientes que se han cocinado de manera desigual e, incluso, algunos se han quemado. Para conseguirlo, el primer consejo que aporta del Caño es que no nos pasemos de ingredientes. De hecho, recomienda que no pongamos más de 3 o 4 para evitar que unos queden poco cocinados y otros demasiado.

Si estás pensando en hacer una pizza con champiñones o, incluso, con gambas, lo mejor es que pases estos ingredientes antes por la sartén. Ambos tienen en común el hecho de que retienen mucha cantidad de agua y, al ponerlos en el horno, pueden perderla sobre la masa y dejarla húmeda. Para evitar esta situación también recomienda que no nos pasemos con la cantidad de tomate que ponemos a la masa.

La más saludable

Otro consejo útil es que la mozzarella siempre esté encima del tomate y que pongamos la pizza en el horno a alta temperatura durante 12 o 15 minutos. Si seguimos todos estos consejos, conseguiremos una pizza con la textura ideal y en su punto de cocción. Hacer nuestra propia pizza en casa es más saludable porque podemos controlar los ingredientes que ponemos en ella: que sean de calidad y en una cantidad razonable.

De todas formas, existen ciertos trucos que pueden hacer nuestra pizza casera saludable. A la hora de hacer una pizza saludable, la parte que más preocupa es la masa. Hasta hace poco no había muchas alternativas a la harina refinada de trigo que, aunque panifica muy bien, tiene un alto índice glucémico. Sin embargo, cada vez es más fácil encontrar recetas de masas a base de coliflor o quinoa, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.

Elegir ingredientes saludables con los que completar la pizza puede resultar más sencillo: lo mejor es elegir verduras y hortalizas y un alimento que sea fuente de proteínas —de estos, los más recomendables serán los huevos, los pescados y las carnes blancas—. Para la base, el artículo citado en el párrafo anterior recomienda que hagamos nosotros mismos la salsa de tomate para evitar el exceso de azúcar que llevan las procesadas y que elijamos quesos puros; es decir, que no lleven almidones o mantequilla en su composición.

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