La tasa de sobrepeso y obesidad en España supera ya el 60% y mucha culpa la tiene, sin duda, la mala alimentación que llevamos. También el sedentarismo y la falta de ejercicio físico. Y es que para seguir una dieta sana y mantenerla en el tiempo, es clave disminuir al máximo el consumo de ultraprocesadosbebidas azucaradas y comida rápida. Aunque nos cueste o no nos guste escucharlo, es lo mejor para nuestra salud a corto y largo plazo.

Pero, ¡ojo¡, no nos alarmemos ni llevemos las cosas al extremo. No se trata de alimentos prohibidos, no se trata de no tomarlos nunca. Simplemente de tener un consumo responsable, un consumo de ultraprocesados que no sea ni regular ni habitual, sino ocasional y/o excepcional. Con eso basta. Así podemos decir que para cuidar nuestra alimentación, hay que tener en cuenta dos cosas: (1) llevar una alimentación sana a diario y (2) reducir el consumo de grasas saturadas, azucares y sal. Y cómo no, reducir el consumo de ultraprocesados que contienen en un mismo producto un exceso de estos tres componentes.

"El problema de los ultraprocesados es su exceso de azúcar, sal y grasas saturadas", explica a EL ESPAÑOL la dietista-nutricionista Erika Maestro (@nutricionmaestra), colegiada del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA). Según la clasificación NOVA de alimentos, llamamos alimentos ultraprocesados a formulaciones industriales elaboradas que contienen entre otros ingredientes grasas, estabilizantes, sal, azúcar, aditivos y potenciadores de sabor.

Tal y como explica el Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), los productos ultraprocesados son "las bebidas carbonatadas y refrescos, las carnes procesadas, la bollería industrial, los batidos y postres lácteos, muchos de los cereales azucarados de desayuno o las pizzas de fabricación industrial". Son productos alimentarios que no contienen un alimento entero o identificable.

Un riesgo real

Por regla general, como vimos en este artículo si un producto tiene más de cinco ingredientes, probablemente sea un alimento ultraprocesado. Recordemos que existen buenos alimentos procesados que podemos incorporar a nuestra dieta diaria fácilmente y sin problemas , y otros que son realmente malos procesados o ultraprocesados y que, por tanto, deberíamos limitar su ingesta.

El consumo en exceso de estos alimentos tiene consecuencias serias en nuestra salud. "La ingesta regular de estos productos hace que estemos sometiendo nuestro cuerpo a un gran estrés metabólico", apunta Maestro. A lo largo de los últimos años, se han demostrado efectos negativos tanto en salud cardiovascular como en general en todas las áreas o ámbitos de la salud.

Por ejemplo, dos estudios recientes realizados por investigadores del CIBEROBN han demostrado que el consumo de alimentos procesados se asocia con una mayor probabilidad de depresión y a una mayor mortalidad. Con respecto a este último, publicado en la revista British Medical Journal, demuestra que "consumir más de cuatro porciones diarias se asocia con un 62% de mayor riesgo para todas las causas de mortalidad. Por cada ración adicional, el riesgo aumenta un 18%".

Un 10%

Pero como hemos dicho, no se trata de eliminarlos de la dieta sino de hacer un consumo responsable. ¿Cuánto podemos tomar? ¿Qué es consumo ocasional? Según apuntó a EL ESPAÑOL Elena de la Fuente, nutricionista del Hospital Quirónsalud San José (Madrid), no se trata de prohibir alimentos pero sí de reducir el consumo de algunos. La clave de todo es que más o menos "el 80% de nuestra alimentación sean alimentos de alto valor nutricional y el 20% de alimentos más superfluos o de peor calidad".

Igualmente el nutricionista Carlos Ríos, envuelto en polémicas estas últimas semanas, sostiene algo similar. Lo importante -dice- es que en nuestra dieta regular abunde -como él llama- la comida real (aquellos alimentos frescos o mínimamente procesados) que tienen nulas o muy bajas cantidades de azúcar y grasas malas para nuestra salud. Así, y según explica Ríos, un 10% de nuestra alimentación puede venir de este tipo alimentos.

"Dentro de una dieta sana, se pueden consumir ultraprocesados eventualmente. Por ejemplo, una vez a la semana o mejor si es cada 15 días. Mejor por supuesto, cada mes. Lo menos posible", apunta Maestro. Sin embargo -explica- va a depender de nuestra dieta en general (es decir si llevamos una dieta sana de forma regular podemos tomar más de estos productos) y de si además -unido a una dieta sana- realizamos actividad física y de nuestro estado de salud. "No es lo mismo una persona sin diabetes, ni hipertensión ni colesterol que una persona que tenga estos factores de riesgo u otros problemas de salud", concluye la experta. De modo que para aquellas personas con problemas, no es para nada recomendable el consumo de estos productos: mejor eliminarlos o bien reducir su consumo al máximo posible.

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