Una columna de 'quesitos' tipo Babybel y uno cortado.

Una columna de 'quesitos' tipo Babybel y uno cortado. iStock

Nutrición Industria alimentaria

Radiografía de los Babybel: así es en realidad el queso redondo más icónico del supermercado

Este queso de bola en miniatura tiene los ingredientes justos y necesarios, pero Nutriscore lo considera como poco recomendable.

6 marzo, 2021 00:23

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De todas las meriendas que recibíamos de pequeños, los quesitos eran una de nuestras favoritas. En España se hicieron populares los que venían en porciones triangulares, en pequeños envoltorios de cera y, también, fundidos y acompañados de palitos de pan para mojar. Lo que ignorábamos por aquel entonces es que muchos de estos quesos no podían ser considerados como tal, en función de sus ingredientes.

El secreto de la textura de muchos de ellos se encuentra en la mantequilla, las grasas vegetales e, incluso, los almidones, que no son ingredientes oficiales de un queso. El mejor queso que podemos consumir es aquel que tiene sólo cuatro ingredientes: leche, fermentos lácticos, cuajo y sal. Da igual que queramos un queso rallado para la pasta, una cuña de semicurado o un quesito para merendar: debemos de buscar esta composición en todos.

Una de las porciones de queso que más recordamos de la infancia es el Mini Babybel, el que venía envuelto en una capa de cera roja. Se trata de un queso de la variedad Edam, más conocido como queso de bola por la forma que se le da al producto. Mientras que este queso holandés se vende en un formato grande que da para varias raciones, el Mini Babybel se comercializa en porciones individuales.

Aspectos positivos

Estas porciones de queso son unas de las mejores que podemos encontrar en el súper por dos razones: la primera es que este producto es 100% queso —algo que, por desgracia, no pueden decir muchos otros— y la segunda, su lista de ingredientes es corta y razonable: leche de vaca pasteurizada, agua, sal, fermentos lácticos y coagulante de leche microbiano. Es decir, los ingredientes de los quesos más puristas.

Además, los Mini Babybel también destacan dentro de los productos similares a ellos por contener una gran proporción de proteínas y de grasas. Es decir, son muy densos en cuanto a la cantidad de nutrientes que tienen. En concreto, esta modalidad de queso Edam tiene un 24% de grasas —la mayoría de ellas saturadas, como es habitual en los lácteos— y un 23% de proteínas. Sin duda, uno de los quesitos más ricos en este último macronutriente.

Estos quesitos también sobresalen por su aporte de calcio: por cada 100 gramos de queso, tienen unos 700 miligramos. Se trata del 18% de la ingesta diaria recomendada (IDR) de este nutriente tan relacionado con los lácteos. De todas maneras, los productos derivados de la leche no son los únicos que son ricos en él. Las almendras, por ejemplo, son una buena fuente que, además, aportan grasas saludables y fibra.

No apto para el día a día

Ahora bien, aunque Mini Babybel es uno de los productos de porciones de queso con mejor listado de ingredientes, no significa que sea recomendable para el día a día. En el sistema Nutriscore, que clasifica los alimentos en función de lo saludables que son, estos quesos forman parte del penúltimo grupo, la letra D. Es decir, que no debemos abusar de ellos porque no benefician a nuestra salud.

Pero, ¿por qué? En primer lugar, porque se trata de un alimento bastante energético: por cada 100 gramos supone 308 kilocalorías. Eso sí, cada unidad de Babybel pesa 20 gramos y deberíamos consumir cinco para llegar a tal número de calorías. De todas formas, el aporte de nutrientes no es demasiado interesante: aparte de su porcentaje de proteínas, contiene muchas grasas saturadas y nada de fibra.

Otro aspecto que no favorece a Mini Babybel es su porcentaje de sal. Aunque no es de los que más contiene del supermercado, sí que supera la cantidad que se considera como recomendable: este quesito tiene 1,8 gramos de sal por cada 100, cuando lo recomendable es que no supere los 1,25 gramos en la misma cantidad. No pasa nada por consumirlo de manera esporádica, pero no debería ser una merienda habitual.