Los precios de los alimentos típicamente navideños han subido un 7,5 % en la última semana, justo antes de Navidad, un crecimiento superior al del año pasado, según alerta la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Los productos frescos de pescadería concentran la subida de precios, por lo que la tradicional guía que publica anualmente esta entidad para aconsejar sobre la compra de marisco se enfoca en esta ocasión en los requisitos para comprobar su frescura.

Desde que en noviembre la organización puso en marcha su observatorio de precios, los productos de alimentación se han encarecido un 9,3 %, principalmente en el caso de productos frescos de pescadería: en concreto, del besugo (un 69 % en el último mes), los percebes (51 %) y la merluza (23 %). Se pueden encontrar descensos, sin embargo, en las angulas (7 %) y langostinos (4 %).

A su juicio, este año se ha producido un retraso de las subidas de precios por la ausencia de comidas de empresa y celebraciones con amigos ante la crisis del coronavirus, pero finalmente se han registrado de forma importante justo en la víspera de Navidad.

Pese al aumento, por primera vez desde 2015 los de la mayoría de los productos de la cesta de la compra son inferiores a los del año pasado.

Los seis consejos de la OCU para comprar pescado y marisco para la Navidad de 2020 son los siguientes:

1) Comprueba que sigan vivos. "Los mariscos y moluscos bivalvos como ostras, berberechos, mejillones o almejas deben venderse vivos. Lo sabrás si al darles un pequeño golpe o tocar las partes blandas, se cierran. ¡Si no están vivos no los compres! No estarán en buenas condiciones. En el caso de moluscos bivalvos, como se venden en una malla podrás ver en su etiqueta la fecha de depuración y su caducidad. Si no la ves, pídela. Los crustáceos como nécoras, bueyes de mar, centollos, bogavantes o langostas deben venderse vivos si no son cocidos, estarán más frescos y serán de mayor calidad. Compruébalo con un golpecito en el caparazón, deben moverse sus patas o antenas".

2) Si pone "elaborado", lleva aditivos. "Si lees esto en la etiqueta has que saber que el producto -calamares, gambas peladas o filetes de pescado por ejemplo- llevan una serie de aditivos y sal, que facilitan la retención de agua que también se les añade. Eso tiene repercusión en el precio que no es el mismo que si el producto fuera directamente fresco o sin elaborar". 

3) Mayor calidad -y precio- según el método de pesca. "El arte de pesca es una información que debes saber antes de comprar. Por ejemplo, una merluza no tiene el mismo precio si es de pincho (más cara y de mayor calidad), o de arrastre (más barata y menor calidad). Podemos comprar una u otra, pero es importante reconocerlas sobre todo a la hora de pagar".

4) Presta atención a los sulfitos. "Son conservantes que se utilizan para evitar o disminuir la melanosis, esa coloración negruzca de la cabeza de gambas, langostinos, cigalas… (la mayoría de los crustáceos los llevan). No es peligrosa, ni da mal sabor, es sólo un problema estético. Pero como los sulfitos pueden producir alergias en algunas personas, es obligatorio indicar su presencia. Si no lo ves en el etiquetado pregunta al pescadero, tiene obligación de informarte".

5) Cuándo se puede congelar. "Debes saber si el producto que compras ha sido descongelado previamente. Se trata de una información importante porque entonces no podrás volver a congelarlo, el producto se estropearía mucho, sobre todo su textura. Si no lo vas a comer de inmediato, compra directamente el producto congelado para que nos aguante más días. Y recuerda que para evitar riesgos de anisakis en algunos pescados, debes congelarlo 5 días".

6) Glaseado con hielo. "Si compramos producto congelado algunos pueden ir protegidos por una capa de glaseo. Cuando se trata de productos envasados, la etiqueta debe indicar el peso escurrido en el envase (el peso sin ese glaseo). Si el producto es a granel busca qué porcentaje corresponde al glaseo para calcular el precio del producto escurrido".

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