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    Cómo leer las etiquetas

    Los ingredientes y la información nutricional son los dos principales datos a tener en cuenta a la hora de elegir un producto en el supermercado, aunque muchas veces entender la información de la parte de atrás del envase no es tarea fácil.  

    Para complicar un poco más el asunto, hay algunos alimentos que incorporan reclamos, como "bajo en azúcar" o "light", que hacen que algunos productos parezcan más sano de lo que realmente son.

    A continuación, algunas pautas para interpretar correctamente estas etiquetas y poder elegir los alimentos más sanos. 

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    No más de cinco ingredientes

    Para esquivar todos los reclamos de marketing que señalan que un producto es "artesano" o "natural", entre otros, y distinguir, por fin, los alimentos que son realmente saludables hay algunos trucos.

    Según explica la divulgadora y nutricionista Marián García en su último libro, El jamón de York no existe, lo mejor es recurrir al listado de ingredientes de la parte de atrás del envase. La clave está en el número de ingredientes. Así, si cogemos de un estante de la tienda un producto que parece sano pero que tiene más de cinco ingredientes, lo más probable es que sea un ultraprocesado.

    El movimiento del dietista-nutricionista Carlos Ríos, llamado realfooding, que promueve la comida real y evita los ultraprocesados, se basa en parte en esta regla de no superar los cinco ingredientes. 

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    El 'truco' del 0% en azúcar

    Para empezar, los alimentos "0% azúcar" son aquellos que contienen menos de 0,5 gramos de azúcar por cada 100 gramos, es decir, que no están libres de azúcares al 100%. Además, que tengan poco azúcar no quiere decir que estén libres de otros ingredientes potencialmente no saludables como las grasas saturadas, la sal o los fosfatos, según explicaba en este artículo el doctor Juan José López, miembro del área de nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

    Otro problema de estos productos es que, a menudo, el consumidor puede ser "engañado" por sus propiedades y caer en falsos mitos como que no engordan y que, por tanto, se puede comer la cantidad que se quiera. 

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    "Sin gluten", no significa más sano

    A menos que se tenga la enfermedad celíaca o intolerancia al gluten, no es necesario eliminar el gluten de la dieta. No obstante, hay personas que eligen una dieta baja en gluten de forma voluntaria. Pero hay que tener ojo, ya que muchos alimentos sin gluten están muy procesados.

    El gluten ayuda al pan a mantener su forma pero, en el caso del pan sin gluten, los fabricantes agregan ingredientes como jarabe de maíz y azúcar para obtener la textura correcta. "Muchos tienen mucha grasa extra en comparación con los productos con gluten", explica Libby Mills, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética de EE.UU., a The Healthy

    Así, lo más sano es optar por alimentos que no lleven gluten de forma natural.

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    El 'engaño' de los productos light

    No es raro que productos muy calóricos, como las patatas fritas o las galletas, tengan su homólogo en el supermercado pero en versión "light". Una etiqueta que puede llevar al consumidor a pensar que se encuentra ante una versión más sana, ¿pero es así realmente? La realidad es que estos alimentos pueden seguir siendo malos para la salud. Según la norma, para que un producto pueda ser etiquetado como "light" debe reducir un 30% uno o más nutrientes con respecto al original. Es decir, puede llevar esta etiqueta si ha reducido un 30% la grasa o la energía, por ejemplo, pero seguir siendo poco saludable. 

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    Pensar que todo azúcar es malo

    Las frutas, verduras y leche tienen azúcares naturales, que no son considerados libres y, por tanto, son recomendados. Por otro lado están los azúcares añadidos, también llamados azúcares libres, que son los que se deben evitar o reducir al máximo. Los segundos son los que añaden los fabricantes o los consumidores, así como los azúcares presentes de forma natural en la miel y los zumos.

    Un truco para ver si un producto tiene mucho azúcar es fijarse si figura entre los primeros ingredientes. En ese caso, el alimento tendrá un gran aporte calórico. Si está en la última mitad, la cantidad no será tan alta.