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    Un reclamo comercial

    La industria alimentaria no sólo añade azúcares, sales y grasas para que nos gusten más sus productos. Uno de sus ardides más comunes es intentar llegarnos al corazón con su marketing. Con este objetivo, hacen creer al público que algunos productos encerrados en bolsas de plásticos e, incluso, distribuidos en polvo, se han cocinado a la vieja usanza. Tal y como lo hacía la abuela. Por ello, muchos etiquetados incorporan la palabra artesanal o casero de manera incorrecta.

    Lo cierto es que, actualmente, existen pocas leyes que pongan coto a estos engaños. Una de ellas es la reciente norma del pan que aprobó el Gobierno a finales de abril de 2019 y que entró en vigor hace un mes. A través de ella se ha intentado poner fin a otros términos que eran utilizados de manera engañosa como integral. A partir de ahora, el pan integral será aquel que contenga un 100% de harinas de grano completo.

    La palabra artesanal, que generalmente se entiende como "hecho a mano", se describe en esta ley como un producto en cuya elaboración ha primado el factor humano frente al mecánico. Sin embargo, esta norma sólo afecta al pan y, por tanto, la publicidad engañosa sigue campando a sus anchas en los supermercados. La OCU recomienda desconfiar de los productos que incluyan estos calificativos y recuerda que los productos artesanales cuentan con sellos distintivos por ser típicos de una región. A continuación, algunos de estos productos artesanales, pero no mucho.

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    Los Manolitos

    Estos pequeños bollos prometían haber sido amasados por las manos de Manolo, su inventor, y de sus discípulos. Sin embargo, esta semana eldiario.es ha desvelado que el adjetivo "artesanal", del cual hacían gala estos bocados, no se correspondía exactamente a la realidad. Lo cierto es que salen de una máquina de la compañía catalana Europastry y, desde ahí, son entregados ultracongelados por varios puntos de la geografía española.

    Pero no pensemos que los Manolitos son como cualquier caracola de franquicia. Manolo Bakes, que así se llama la empresa que los vende, guarda con celo los secretos de su masa y advierte de que el bollo está patentado y sólo puede encontrarse en las pastelerías del grupo.

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    Los picos de pan

    Resulta sorprendente la cantidad de bolsas de picos de pan que llevan estampadas la palabra artesanal. Sobre todo porque muchos de estos palitos suelen ser cilindros perfectos de igual tamaño y con unos pequeños salientes equidistantes. Lo más probable es que se hayan producido en una industria a través de procesos mecánicos.

    Pero para quienes piensen que los panaderos llevan escuadra y cartabón, sólo hace falta que observen el etiquetado de estos picos de pan. El jarabe de azúcar invertido, los gasificantes y los estabilizantes no son la clase de ingredientes naturales que caracterizan a un producto artesanal. De hecho, pueden encontrarse con más facilidad en un laboratorio que en una cocina.

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    Las natillas caseras

    Natillas caseras son dos palabras que hacen feliz a quien la escucha al instante. Hace pensar en la receta tradicional a base de huevo, leche y canela espolvoreada. Sin embargo, la misma palabra no significa lo mismo cuando se observa en un paquete de un producto de supermercado. En el interior de algunos de estos se pueden encontrar sobres que contienen almidón de maíz, sal, colorantes, aroma y una porción de canela, que habrá caído por azar. 

    Se tratan de preparados de natillas. Pero, en el mercado podemos encontrar paquetes que omiten la palabra preparado o que la escriben en pequeño y mantienen el término caseras. ¿Se refieren a que son caseras porque el preparado se hace en casa? ¿Podemos decir entonces que los muebles de cierta tienda sueca son caseros porque se montan en casa?

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    Las croquetas

    Aunque las mejores croquetas son las que se hacen en casa, son muchos los consumidores que no tienen las habilidades o el tiempo necesarios para cocinarlas. Por esta razón, optan por las de bolsa congeladas o las de algunos establecimientos que las venden sin freír. Decir que son artesanales cuando no lo son puede herir muchos sentimientos.

    Las croquetas de casa, las verdaderamente artesanas, contienen pan rallado, huevo y una bechamel elaborada con leche, preferiblemente entera. Las supuestamente artesanas contienen ingredientes como leche desnatada en polvo y almidones. Otras cadenas de precocinados que se proclaman "artesanos de la croqueta" utilizan productos como goma guar, gelatinas y otros aditivos más propios de la industria.

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    El pan de molde

    Los panes de molde también son un producto que se ha subido al carro de la falsa artesanía. Internet está plagado de recetas de este alimento que se pueden realizar en casa y de manera artesana. Leche entera, mantequilla, azúcar, agua, levadura… son algunos de los principales ingredientes. 

    Esta variedad de supermercado prescinde de leche y mantequilla e incluye vinagre de vino, emulgentes, conservadores y agente de tratamiento de la harina. Además, la dirección de producción también remite a un polígono industrial, lo que hace suponer que tampoco se elabora a mano.

J. R. R.