La Unidad Militar de Emergencias en Ribas de Sil, en la extinción del incendio forestal.

La Unidad Militar de Emergencias en Ribas de Sil, en la extinción del incendio forestal. EFE

Medio ambiente Incendios forestales

Por qué arde siempre Galicia: los tres factores que están detrás de los incendios cada año

Numerosos efectivos se han desplazado a la provincia de Lugo para tratar de asfixiar un incendio que ya ha reducido a cenizas unas 1.500 hectáreas.

8 septiembre, 2021 03:26

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Las llamas vuelven a devorar el monte gallego. Más de 300 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se han trasladado a la zona para tratar de asfixiar un incendio que avanza sin control desde este lunes en la Ribeira Sacra, en la provincia de Lugo. El fuego lleva arrasadas 1.500 hectáreas (equivalente a unos 1.800 campos de fútbol) y mantiene en vilo a la población de municipios como Ribas de Sil, Quiroga y A Pobra do Brollón. Es, hasta ahora, el peor incendio del año registrado en Galicia.

Los fuertes vientos y las elevadas temperaturas han favorecido la propagación del incendio y han dificultado las labores de extinción, a las que además de los militares se han sumado cinco aviones anfibios, un helicóptero y brigadas de refuerzo contra incendios forestales (BRIF). Esfuerzos inconmensurables que tratan de perimetrar un fuego que tiene detrás la mano del hombre: fuentes oficiales han informado de que lo más seguro es que el incendio haya sido provocado. No obstante, los efectivos tuvieron que retirarse por la lluvia repentina que se ha producido en la zona y que ha ayudado a aliviar las labores de extinción de las últimas horas. Aunque, por desgracia, este no es el primero ni tampoco será el último que ocurra en la región gallega.

Los datos del Ministerio de Agricultura, relativos al período comprendido entre 1996 y 2019, reflejan que Galicia es la comunidad autónoma con más superficie forestal quemada. Solo la provincia de Ourense acumula la friolera de 499.932 hectáreas arrasadas por el fuego. A ella, le seguiría la provincia de Pontevedra con hasta 218.241 ha. Pero el incendio más devastador que ha sufrido Galicia y el conjunto del país en los últimos 10 años fue el de 2017. En solo dos días, las llamas calcinaron más de 60.000 hectáreas en Pontevedra y elevaron los fuegos a la categoría de megaincendios: incontrolables, destructivos y con alta velocidad de propagación.

José Ramón González, técnico forestal del Colegio de Ingenieros Forestales con más de 20 años de experiencia, lo tiene claro: las causas de que Galicia se haya convertido en un polvorín radica en el paisaje gallego. Como explica González, los montes gallegos, años atrás, contaban con un paisaje mosaico en el que aproximadamente un 50% era bosque y la otra mitad eran campos de cultivo. "Durante siglos, los incendios no han sido importantes, tú mismo hacías los cortafuegos porque se vivía de la leña y los montes estaban trabajados, era el Arabia Saudí de la época". 

Hoy en día, sin embargo, el paisaje puede cambiar en cuestión de cinco años, porque "hay una cornisa cantábrica que está sometida a unas condiciones meteorológicas totalmente diferentes: es bastante verde, con bastante agua, la vegetación crece de una manera increíble y desordenada", explica, lo que unido a un abandono de los montes y una mayor accesibilidad por carretera a zonas que antes estaban más aisladas, convierte estas zonas en combustible. 

Galicia tiene "la situación perversa", incide el experto, que dada esta cantidad de biomasa, si coincide con momentos donde hay mucha sequía -que Orense, precisamente, es una zona bastante árida-, vientos fuertes y alguien provoca un fuego, es entonces cuando la región comienza a sufrir episodios de fuertes incendios. "Hay una costumbre en Galicia de limpiar los montes", lamenta, y "cuando la gente no quiere gastarse el dinero para poder acceder a sus hectáreas en el monte, porque no hay caminos -por ejemplo-, el mechero se convierte en la mejor opción, por desgracia".

Quemas ilegales e incendios provocados

La región tiene una legislación para hacer quemas prescritas que autoriza a los ganaderos en un período que suele empezar en el mes de octubre y termina en abril del año siguiente. En estas quemas, que se contabilizan en torno a las 1.500 diarias, gente profesional autoriza esa actividad y realiza un seguimiento. "Yo trabajé en prevención en el Ministerio de Agricultura y tienen a personal que asesora para evitar que se descontrolen", cuenta González. 

El problema, sin embargo, es que "se use el fuego, y lo haga gente que no tiene conocimiento ni experiencia. Cuando hay probabilidad de tormentas en la zona, para muchos se convierte en una señal para prender fuego y esto es una tragedia, es peligrosísimo", lamenta el experto, porque "todo lo que se hace de manera ilegal pone en riesgo a las personas, a las casas y al bosque". En este sentido, hay que tener en cuenta que el trabajo que han llevado a cabo los equipos de extinción en este último incendio en la provincia de Lugo ha sido fundamentalmente de protección de la población, para evitar que las llamas devorasen los núcleos pequeños rodeados de bosque.

Los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico reflejan que es la mano del hombre es la que está detrás de hasta un 95% de los incendios y solo el 5% estarían provocados por las tormentas. El Seprona investiga los incendios, pero conseguir las pruebas para encausar a los culpables es difícil. En el año 2019, en particular, solo en Galicia se contabilizaron 1.653 incendios que derivaron en 45 juicios con sentencia y 37 personas condenadas. "Es un trabajo de meses, muy difícil, pero a muchos les acaban pillando", asegura González.

Se trata de bosques, además, que tardan años en recuperarse. El experto explica que el problema fundamental es el suelo: la clave es protegerlo. "Después del incendio, que se queda el suelo muy frágil, si se lo lleva el agua, se acabó, es cuando se degrada", y es entonces cuando puede tardar hasta 500 años. Si el suelo se mantiene, en unos 40 años puede conseguirse una biomasa muy parecida a la que había anteriormente.      

Ahora bien, ¿cómo prevenir los incendios en zonas como Galicia? González pone el foco en que el abandono de los montes hace más necesaria que nunca la gestión forestal: "No es cortar por cortar, sino analizar qué hay de bosque y cómo puedes mantenerlo". 

Confiesa el experto que tanto en extinción como en prevención se consigue mucho, pero las causas de los incendios son de todo tipo. "Hay gente que lo hace para divertirse o porque se aburre. Los pirómanos son enfermos, y a muchos les tienen referenciados, pero el porcentaje es pequeño; lo que pasa es que muchas veces, el problema son los excesos de confianza de las personas", y sentencia: "Los incendios, lamentablemente, no van a desaparecer en nuestro territorio".