Una mosca tsé-tsé tras el parabrisas de un coche en el Serengueti.

Una mosca tsé-tsé tras el parabrisas de un coche en el Serengueti. Wesley Rosenblum Flickr

Medio ambiente Ecología

Matemos a las últimas moscas tsé-tsé

Nuevos métodos científicos persiguen la completa erradicación en África del insecto que causa la enfermedad del sueño.

10 noviembre, 2015 01:22

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La mosca tsé-tsé ocupa un lugar en la cultura popular por ser transmisora de la enfermedad del sueño, también conocida como tripanosomiasis en humanos y nagana en animales. Sin embargo, en el África subsahariana sigue siendo un problema de difícil solución. Llevan persiguiéndolas desde hace años -en 2014 estuvieron cerca de erradicarlas en Senegal- pero, al final, siempre aparecen poblaciones aisladas de moscas tsé-tsé que vuelven a la carga.

Pese a que la población de estos animales ha disminuido en los últimos años y la enfermedad del sueño está considerada como una patología rara, los efectos de la tsé-tsé son devastadores para la economía de los 30 países africanos en que está presente.

"El problema de la mosca tsé-tsé es, en gran medida, agrícola, ya que mata a todos los animales usados en el campo: burros, caballos, mulas, bueyes... así que la gente no puede usar el arado o beneficiarse de los beneficios de una agricultura mixta", explica a EL ESPAÑOL desde Viena Jorge Hendrichs, director de la Sección de Control de Insectos de la OIEA.  "Históricamente ha sido un generador de pobreza porque obligaba a la gente a trabajar la tierra a mano incluso en sitios verdes", dice el experto.

En efecto, el Organismo Internacional para la Energía Atómica es uno de los principales actores en la erradicación de la mosca tsé-tsé. ¿Por qué? Como explica Hendrichs, "más de la mitad de lo que hace el OIEA está dedicado a aplicaciones pacíficas, ese es el acuerdo entre los países: si se firma el tratado de no proliferación, se les da acceso a todas las tecnologías nucleares, en la medicina, industria, agricultura, hidrología..."

Desde esta institución responden, además, a las peticiones de los países asociados, y para los africanos la mosca siempre ha sido una gran preocupación.

Círculo vicioso

Así, estos insectos producen un círculo vicioso, perpetuando el hambre y la pobreza. Por ejemplo, en Niayes, al noroeste de Senegal, la producción y venta de carne se triplicó tras erradicar la dichosa mosca. El problema es que, aunque se elimine un 99% de las moscas, el 1% restante es capaz de volver a generar una población. Los insecticidas funcionan bien ante una plaga, pero no son capaces de resolver la cuestión con un punto final. Además, está el problema añadido de que muchos insecticidas que funcionaban, como el DDT, fueron prohibidos hace décadas por sus efectos nocivos
para la biodiversidad.

Actualmente, la combinación de insecticidas piretroides con la técnica del insecto estéril -similar a la empleada para atacar al mosquito de la malaria o el chikunguña- ha demostrado ser muy eficaz matando hasta la última mosca ya que, como señala Hendrichs, "los machos estériles pueden encontrar a las últimas hembras, aparearse con ellas y no tener descendencia".

Un estudio publicado esta semana en PNAS sugiere ahora una forma de localizar a esos grupos aislados de moscas tsé-tsé realizando un cruce de datos genéticos y ambientales para ver qué lugares son más aptos para acoger poblaciones aisladas de estas moscas. Una vez puestos sobre un mapa, quedan identificadas las zonas más óptimas sobre las que realizar campañas de eliminación.

Un control de moscas tsé-tsé en la Uganda de los años 60.

Un control de moscas tsé-tsé en la Uganda de los años 60. Michael Jefferies

"Específicamente, estamos estudiando dónde es probable que las moscas tsé-tsé aparezcan como poblaciones aisladas y, por tanto, dónde pueden ser erradicadas", dice a EL ESPAÑOL Jérémy Bouyer, del centro francés de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD) y autor principal del estudio. "Si tenemos éxito identificando otras poblaciones en África Occidental, como en este trabajo del PNAS, la historia puede repetirse en cualquier parte".

En la selvática África tropical, encontrar estos reservorios de tsé-tsé se hace especialmente difícil. "La erradicación con la técnica del insecto estéril es actualmente la única posibilidad contra las especies fluviales de esta mosca, como la Glossina palpalis gambiensis", dice Bouyer. La inversión, dicho sea, es costosa. Limpiar de moscas tsé-tsé una extensión de 1000 kilómetros cuadrados en Senegal costó alrededor de 6,4 millones de euros. "Pero si tenemos éxito, se generarán 2,8 millones anuales en ventas para los pequeños agricultores, por tanto el método es muy coste-
efectivo".

Cómo se fabrica una tsé-tsé

Crear moscas estériles es quizá la parte más sencilla del proceso. De hecho, mientras antes había que enviarlas desde Europa, ya se producen en la propia África. "En nuestro proyecto de Niayes, reciben sus moscas estériles desde Burkina Faso", dice Hendrichs. "Allí las crían masivamente y se envían en avión, en forma de larvas ya estériles. Luego llegan a Senegal, donde se las alimenta con sangre y emerge la mosca, que es liberada de forma sistemática sobre los campos".

Dado que estas moscas se alimentan de sangre, es también necesaria una gran cantidad para poder criarlas. Henrichs y su equipo la obtienen de la que sobra en los mataderos, la recogen y la irradian -de ahí la tecnología atómica- para eliminar todas las bacterias. "La mosca es muy delicada, si se le da sangre con bacterias, o se muere o aborta", explica el mexicano. "Es una mosca muy especial, no pone huevos sino larvas ya maduras, que salen de la hembra cada 9-10 días". La tsé-tsé tiene un ciclo
de vida muy lento, por tanto la cría masiva no es fácil, pero al mismo tiempo tiene la ventaja de que, "cuando se sueltan en el campo, una mosca no puede competir a nivel reproductivo con el insecto estéril". Su descendencia no puede cubrir el hueco de las que mueren.

Un investigador del OIEA, observa moscas en el laboratorio.

Un investigador del OIEA, observa moscas en el laboratorio. Dean Calma

La Organización Mundial de la Salud propuso hace un par de años el reto, casi un órdago, de que la enfermedad del sueño producida por estas moscas -tripanosomiasis humana africana- sea erradicada en 2020. "No se centran tanto en el vector como en la enfermedad", dice Hendrichs, "y sólo que aquellos vectores que transmiten tripanosoma; aún así, mientras siga habiendo vectores será difícil controlar
eso".

Mientras tanto, esta nueva técnica para identificar poblaciones aisladas, conocida como mapeo de la fricción del paisaje, podría ser aplicada a otras especies o incluso abrir la puerta a una nueva forma de conservación. "Incluso podría utilizarse en busca de virus, o incluso mamíferos, para obtener información, no para erradicarlos, sino para poder protegerlos", concluye Bouyer.