Aunque actualmente la adicción a la comida aún no se ha reconocido oficialmente como un trastorno de la conducta alimentaria como tal, son muchos los expertos que abogan por poder usar dicha denominación. De hecho, ya existen algunos signos de dicha adicción que los profesionales sanitarios intentan tener en cuenta.

Ahora, un nuevo estudio publicado en Appetite ha ido más allá, señalando un tipo de comida en especial como culpable de dicha adicción, o más concretamente de un síndrome de abstinencia secundario: la comida basura. Según este trabajo, cesar totalmente el consumo de comida chatarra o comida basura puede provocar signos y síntomas reales de abstinencia durante la primera semana, de forma similar a los que sufren los usuarios de drogas cuando dejan de consumirlas.

Entre los alimentos señalados en el estudio no faltan los típicos ultraprocesados esenciales en cualquier dieta occidental basada en comida rápida, como la bollería, los fritos preparados, las pizzas o las hamburguesas, entre otros.

Aunque en anteriores estudios ya se sospechaba que algunas sustancias, como el azúcar, podrían aumentar el riesgo de adicción a la comida, este sería el primer estudio que analiza realmente dicha adicción y el posible síndrome de abstinencia secundario al cese de la misma, según Erica Schulte, autora principal del estudio y candidata al doctorado de psicología en la Universidad de Michigan.

Hasta el momento se sabe que determinadas sustancias, como el tabaco, el alcohol y el resto de drogas ilegales tienen un potencial adictivo al actuar directamente en el circuito de recompensa cerebral. Por tanto, cuando se intenta reducir el consumo de las mismas, se producen efectos secundarios negativos como ansiedad, dolor de cabeza, irritabilidad o depresión; todos estos síntomas son una forma del organismo para dificultar el cese de tales adicciones.

Ahora, Schulte y sus colegas han creado una encuesta capaz de medir tanto los síntomas de abstinencia física como psicológica, en el caso de cesar el consumo de comida ultraprocesada. Para ello, analizaron las respuestas de 231 individuos que redujeron la cantidad de alimentos ultraprocesados consumidos durante el año anterior. En dicha encuesta se pedía información sobre síntomas como tristeza, irritabilidad, cansancio o sensación de antojos durante los primeros dos a cinco días siguientes al cese de tomar comida rápida. Todos estos síntomas aparecían entre las respuestas de los participantes, y fueron disminuyendo con el paso del tiempo, de forma similar a lo que sucedería en un síndrome de abstinencia al cesar el consumo de drogas según los investigadores.

Aunque en este caso solo se ha corroborado que dejar la comida basura puede dar lugar a un síndrome de abstinencia, Schulte y sus colegas no han intentado investigar si es posible algún tipo de cambio en la alimentación para evitar tales síntomas, como por ejemplo dejar los alimentos ultraprocesados de forma más progresiva. Aunque, por otro lado, sí sugieren que estos hallazgos podrán ayudar a futuras investigaciones que se centren en estos cambios de comportamiento alimentario.

Así mismo, este nuevo trabajo sugiere que este síndrome de abstinencia secundario sería muy importante a la hora de realizar cambios dietéticos reales a largo plazo, contribuyendo así a que los individuos que intentan llevar a cabo una alimentación saludable sean proclives a volver a caer en la "tentación" de los ultraprocesados.

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